Fantasmas entre nosotros

Capítulo 1. Soldado Atormentado

Se escuchaban música y voces, esperando por mi.

-1... 2... y... 3...- lance el ramo tan alto como pude. Volteé y ví como mi mejor amigo estaba luchando con unas mujeres por el ramo, reí y bajé de la silla en dónde estaba parado.

-Ya ganó el ramo, ahora falta el valiente que quiera casarse con él - reí ante al comentario de mi ahora esposo.

-Ya aparecerá alguien. Yubin es un buen chico.- dije.

Estuvimos bailando hasta que, en una de las ventanas, vi una visión de un mapa de los puntos cardinales, al parecer me quedé viendo mucho tiempo pues a lo lejos escuché la voz de Yibo.

-No me digas que hay alguien aquí- dijo.

-¿Qué? No, no hay nadie. Tú tranquilo. Vamos, sigamos bailando. La noche es joven, y yo aún tengo energía.

Seguimos festejando hasta que compañeros de trabajo, tomaron a Yibo y se lo llevaron con ellos.

Seguí observando la ventana con curiosidad, hasta que en mi visión se cruzó Wang Hao Ran, el hermano menor de Yibo. Me sonrió, y se acercó a hablar conmigo.

-Espero que estes disfrutando de la fiesta- dije al ver que estaba un tanto desarreglado y traía una copa de champagne en la mano.

-Pudo haber sido mejor, pero supongo que está bien- contestó con una sonrisa pintada en su rostro. - ¿Cómo está él? - preguntó refiriéndose a Yibo.

-Esta bien. Aunque estos últimos días han sido un poco difíciles para él, con esto del nuevo empleo y además perdió a alguien la semana pasada.

Wang Yibo, mi esposo, es doctor en un pequeño hospital, y aún se está adaptando a su nuevo puesto, pues anteriormente fue paramédico hasta que terminó sus estudios y pudo por fin cumplir su sueño de ser doctor.

-Conozco a mi hermano y sé que tal vez piensa que no va poder con este empleo, pero yo sé que si. Nunca se lo dije, pero él es mi modelo a seguir, y me siento orgulloso y celoso tengo que admitir, de lo que ha logrado. - sonreí y entonces lo ví acercandose un poco más para decirme.- Cuidalo, y dile que no se rinda jamás.

-A él le gustaría escuchar que tú mismo se lo dijeras- le dije casi en un susurro. Entonces pintó otra sonrisa en su cara. - Te lo confío a ti. Díselo cuando veas que está a punto de darse por vencido. - dijo.

Me quedé viendo hasta que sentí como alguien me jalaba del brazo, era Yu Bin que me llevaba de regreso a la pista de baile. Cuando voltee de nuevo ya no estaba, aun así sonreí, pues sabía que no seria la ultima vez que lo vería.

...

Íbamos caminando por la carretera, bueno, Yibo iba caminando mientras me cargaba de modo nupcial. No es que me guste presumir la manera en la que mi esposo me trata pero por mas que le pedí que me bajara no me hacía caso.

-Bájame ya - le dije entre risas.

-No. No lo haré, al menos no hasta que crucemos el umbral de la puerta.

-Quien te viera, diría que eres muy frío. Me siento afortunado de ser la única persona que puede ver este lado tuyo - le dije al momento en que le acariciaba la mejilla.

Rio y siguió caminando. Al llegar a un patio oscuro, me bajo pidiéndome que cerrara los ojos, cosa que hice entre risas. Fue entonces, cuando escuche sus pasos alejándose y momento después una puerta cerrarse. Al instante regresó a mi lado, me tomó de la cintura diciendo.

-Por favor no lo odies.- me dijo, cosa que me confundió .- Sé que aún no está terminada, y que tal vez le faltan muchas, o demasiadas cosas, pero lo arreglare - prometió. -Puedes abrir los ojos.

Abrí los ojos, y entonces me quedé mudo. Frente a mí estaba una casa, con herramientas tiradas por todo el patio, y pedazos de madera por doquier. Voltee a ver a mi esposo, que esperaba ansioso mi reacción.

-Yibo, esto es...

-Como dije, aún le falta mucho. Pero por ahora, Bienvenido a nuestro hogar Sr. Wang.

Sonreí, y entonces no pude contenerme más y me lance a sus brazos, dandole un beso en el proceso el cual me correspondió con entusiasmo.

-Es perfecta. - dije terminando el beso - tal vez le faltan algunos arreglos y definitivamente le hace falta mi toque personal, pero es perfecta para empezar.

...

-Dime por favor que estoy alucinando- dijo Yu Bin al verme entrar al negocio con unas cajas.

Me le quedé viendo fijamente mientras decía -Pues espero que no. - respondí.- Por qué en lugar de quedarte ahí parado como si hubieras visto un fantasma, no me ayudas a seguir bajando las cosas de la camioneta.- dije mientras entraba en el área de cocina.

-Lo que tú digas jefe- dijo. - No entiendo que estás haciendo aquí, cuando podrías estar en la cama todo el día con ese sexi esposo que tienes. - dijo mientras me ayudaba a sacar y acomodar las nuevas provisiones que traje.

-Me gustaría, pero a Yibo no le dieron permiso en su trabajo y creo que es demasiado pronto para pedir vacaciones.

-Debería de ser un delito el trabajar después de casarte, es decir, en este momento podrías estar en alguna playa tomando una margarita, o tal vez conociendo alguna ciudad histórica, pero no, tú estás aquí atendiendo clientes y Yibo atendiendo pacientes.

Reí ante su comentario, ese era el don de mi mejor amigo. Me hacía reír hasta olvidarme de mis problemas, o en este caso, olvidarme del hecho de que gracias a nuestros trabajos, Yibo y yo no pudimos tener una luna de miel adecuada.

-Bueno, pero creo que es mejor estar aquí que en casa, en donde las columnas se están cayendo a pedazos- reí.- Además, no quiero dejarte solo. Que tal, si regresa ese cliente que estuvo viniendo todos los días a comprar solamente para coquetearte.

-Ja ja dudo mucho que vuelva a aparecer por aquí, al menos no después del show que hice con esa chica que fingió ser mi novia- reí ante su comentario y al recordar esa escena. El pobre hombre no sabía en dónde esconderse de la vergüenza que pasó.

-Bueno, es una lastima en verdad, gracias a que le gustabas a ese hombre, tuvimos buenas ventas esta semana. - dije llendo rumbo al recibidor, pues escuché cómo sonó la campana de la entrada. - Hola, buenos días. ¿Dime que te puedo ofrecer?




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