Farsa de amor

El plan

La brisa aliviaba el calor que todavía sentía pegado a la piel. El sol bajaba cada vez más a medida que el día llegaba a su fin, tiñendo la rambla de colores anaranjados y violetas.

Estábamos sentados en ronda sobre el pasto. Mica había encontrado una frazada vieja en el baúl y Diego se había tirado de espaldas sobre ella como si estuviera en su cama.

Zayn se encontraba a mi lado, más cerca de lo que esperaba; nuestras rodillas se rozaban. Tenía el termo apoyado entre las piernas y se inclinó hacia mí.

—¿Querés cebar vos? —preguntó, girando apenas el mate hacia mí.

—¿Por qué? ¿Acaso no sabés mantener la montañita? —bromeé.

—Depende de con quién esté hablando —contestó, con una sonrisa ladeada.

Le sostuve la mirada por un segundo, intentando descifrar si lo decía en broma o si realmente me estaba tirando onda.

—No soy tan interesante... —respondí.

—Yo creo que sos más interesante de lo que dejás mostrar —me dijo, sonriendo.

Zack se atragantó con un bizcocho a medio comer.

—Perdón, ¿estamos ignorando que Zayn está coqueteando a plena luz del día?

Lara soltó una risa y me clavó un codazo, moviendo las cejas de arriba abajo. Mike estaba justo enfrente de mí.

Tenía el ceño fruncido mientras miraba entre los dos. Inclinó la cabeza como siempre hacía cuando quería cuestionarme sin palabras.

Me encogí de hombros, sin saber qué hacer. Nunca había recibido tanta atención... al menos no así.

Zayn volvió a cebar y me pasó el mate sin mirarlo siquiera, como si Mike no estuviera ahí. Como si estuviera completamente cómodo conmigo.

De fondo, el sonido de una campana me distrajo por un segundo.

—¿Sabés? —murmuró Zayn, inclinándose un poco—. Si alguna vez querés practicar dibujo técnico, podemos coordinar. Me vendría bien repasar también.

Mike se levantó de golpe.

—¿Alguien quiere un helado? Creo que todavía podemos alcanzar al heladero.

—¿Vos vas a pagar? —preguntó Zack, emocionado.

—Sí... lo que sea.

Avanzó con pasos firmes hacia el muchacho del carrito, intentando alcanzarlo hasta que logró que lo viera.

Zayn se aclaró la garganta.

—¿Qué me decís?

—¿Mmm? —murmuré, regresando la vista a él.

—Lo de practicar. Podríamos juntarnos esta semana, seguro que me podés ayudar —dijo, sonriendo.

—Me parece bien. Igual te mando un mensaje para confirmarte —le respondí, devolviéndole la sonrisa.

—¡Genial! Prestame tu celular y te lo anoto.

Extendió el brazo para que se lo diera.

Casi me salía con la mía. Igual no era mala idea, por si cambiaba de opinión con lo del novio falso. Aunque no quería jugar con los sentimientos de nadie.

Capaz estaba sobrepensando las cosas y él solo estaba siendo amistoso.

Zayn se aclaró la garganta, sacándome de mis pensamientos.

Me acomodé y saqué el celular de mi bolsillo trasero, desbloqueándolo para que él pudiera escribir su contacto.

Mike regresó justo en el momento en que Zayn me devolvía mi teléfono. Miró entre los dos y levantó una ceja.

—Coman lagartijas... —dijo Mike, tirando la bolsa de helados—. Charlotte, ¿podemos hablar un segundo? —me preguntó, mirando entre él y Zayn—. A solas.

—Uhhhh —alentó Mica, mientras movía las cejas entre los dos.

Ellos realmente solo querían ver el mundo arder, y si me quemaba en el proceso, que así fuera.

No queriendo realmente irme, le pregunté:

—¿Qué precisás que no pueda esperar?

—Levantá tu trasero flojo del suelo y acompañame a las letras un segundo —me respondió, apretando la mandibula mientras avanzaba hacia mí.

Suspirando, me levanté y dejé mis cosas con Zayn, haciéndole señas a Lara para que las cuidara.

Mike me agarró del brazo, llevándome lo suficientemente lejos de los gurises para que no nos escucharan.

—¿Vas a salir con él? —me cuestionó, con el ceño aún fruncido.

—¿A qué viene todo esto? —pregunté, mirándolo extrañada—. ¿Realmente no podías esperar a otro momento?

Dio una vuelta extraña en el lugar, mientras se pasaba las manos por el pelo, frustrado.

—Contestá mi pregunta, ¿sí?

—Si estás preguntando si voy a juntarme a ayudarlo con la materia, pues tal vez lo haga.

Me aparté un poco, necesitando espacio entre los dos.

No sirvió de mucho; enseguida Mike se acercó y me sostuvo la cara entre las manos.

—Sabés exactamente qué te estoy preguntando, Charlotte —me dijo, mirándome a los ojos.

De repente estaba completamente serio, demasiado cerca y mirándome como si la respuesta que le diera pudiera partir su mundo.

Obviamente no tenía sentido, porque si sintiera algo por mí... ¿por qué ahora? ¿Por qué no hace tres meses, cuando me dejó sola frente a todos los que conocíamos?

—Pues si te referís a si voy a salir en una cita con él... tal vez lo haga. ¿Qué carajo te importa a vos?

Me alejé de golpe, empujándolo con los antebrazos, creando distancia. Sentía un cosquilleo donde sus manos habían estado.

Odiaba cómo me hacía sentir.

—¡Apenas lo conocés! Y nunca te interesó salir de esa forma —me reprendió, completamente descolocado.

Podía sentir su frustración porque lo había alejado. No le gustaba no tener el control de la situación.

Cansada de todo, le pregunté:

—¿Para qué me preguntás esto, Mike? Se supone que somos amigos; deberías estar feliz por mí si demuestro interés en alguien más.

No despegó sus ojos de los míos, como si estuviera sufriendo.

Continué:

—Sabés que necesitamos distanciarnos. Hemos vivido pegados a la cadera y no es algo que estuviera bien. Necesito vivir mi vida. No estoy diciendo que no seamos amigos, pero tenés que parar de actuar como un hermano mayor sobreprotector.

Dió un paso más, acorralándome con el árbol detrás de nosotros. Sus ojos no se despegaron de los míos. Sus manos se apoyaron a los costados de mi cabeza.

Trague saliva.

Apenas había una pulgada de distancia; sus ojos bajaron de los míos a mis labios.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.