Bajo del auto algo molesto.
Las jodidas entradas se estaban vendiendo como pan caliente, hasta que simplemente quedaban cuatro y parecía que todo el mundo tenía su entrada.
¿Ahora. Qué. Carajos. Hago?
Y ya solo quedaba un día para entregarle el dinero al primo de Levi.
Conste que si me había puesto en la labor, otra cosa había sido que me quedarán un par de entradas.
Tampoco tenía mucha paciencia para lidiar con la gente, quería deshacerme de las entradas y ya.
Si no me tocaría comprar esas entradas por mi cuenta, y me reusaba a comprar entradas para ese cantante.
Me caía mal, y me negaba a eso, mucho estaba haciendo vendiendo entradas para ese concierto.
Quería ahogar a Levi por meterme en esto, lo peor es que sabía que él no podía pagarlas en caso de que nadie las comprará.
O podía pagarlas yo y las quemaba en mi patio...
Tampoco era tan mala opción, mientras nadie se entere del fuego estaría bien...
Lo dejaré como plan B, me gusta eso.
Subí las escaleras buscando estudiantes que conociera para decirles de las entradas, solo encontré gente a qué ya le había dicho.
Resoplo.
Esta gente no ayuda.
Coloco los ojos en blanco, y me dirijo ahora hasta los jardines de la universidad, en mi caminata reviso el chat de la universidad donde publique sobre las entradas al concierto, y nada...
Hasta que observo un mensaje.
«Hey, ¿Puedes guardar esas cuatro entradas? Iré a recogerlas más tarde con el efectivo, en la plaza de la universidad, espero no sea una molestia.»
Bingo.
No lo sabía, pero quien me estuviera hablando me había ahorrado media vida, y un estrés enorme.
Aproveche para buscar a Levi para darle la buena noticia. Aunque estoy seguro de que las hubiera quemado de haber podido, pero calificaría como quemar dinero literalmente.
Ahora solo me quedaba encontrar a mi querido mejor amigo.
Recorrí los pasillos buscando alguna señal de Levi en los alrededores, me tomo varios minutos encontrar al idiota.
—Adivina ¿Qué? Al fin encontré alguien que pueda pagar las entradas.
—¿Todas?
—Todas.
—¡Es un milagro!
—Lo sé.
—¿Y cuándo las vienen a buscar o hay que llevarlas?
Mi cerebro queda en silencio al ver que no hablamos de eso.
—No tengo ni idea.
Per-fe-cto, pienso irónico.
—Bueno, aún puedes escribirle.
—Razonable.
Hago una mueca al ver que el mensaje no le llega.
Pensamientos positivos, me animé.
—¿Qué pasa?
—No llega el mensaje.
Levi hace un gesto para quitarle importancia al asunto, pero, yo no estoy tan tranquilo.
—Ya le llegará más tarde, vamos a clase.
Y lo sigo hasta el aula.
Pasan quince minutos, luego treinta, después una hora, dos, tres y finalmente cuatro cuando veo que no le llega el mensaje.
Esperábamos en la plaza desde hace dos horas, mi pie ya se movía de manera nerviosa contra el asfalto y el banco de cemento.
Levi, Esteban, Alejo, otros 2 amigos, y yo estamos sentados esperando que se presente la persona que quería comprar las entradas, intentamos ver si alguien más lo quería, pero fue inútil.
Así que esperamos comiendo bocadillos para no morir de hambre, yo mis preciadas galletas de dieta con mi bebida energética, mis amigos comida basura.
De pronto veo pasar una chica, no me hago una idea exacta del porqué, pero la observó de reojo y llama mi atención, como una hoja viajando en el viento que de pronto se posa frente a ti y puedes detallar todos sus colores brillantes y relucientes a la vista, su vestimenta es monocromática, blanco y negro, sencillo, con una minifalda casi llegando a las rodillas de color negro, y una camisa manga larga blanca, botas negras, es ese porte elegante y tan recatado, como para no resaltar nada y pasar desapercibida, lo que hizo que me diera cuenta de que estaba pasando, su piel pálida como una pintura que perdió su color original, su cabello oscuro como una surfinia negra cae lacio en su espalda, no pude detallar su cara por las gafas de sol que llevaba, pero de primera vista lucía bonita.
Y eso que ni siquiera la consideraba mi tipo, y en mi opinión tampoco se acercaba, probablemente era el misticismo, la energía que desprendía, y su presencia que se alzaba con simpleza, lo que llamaba mi atención, era como haber encontrado una isla virgen, bella e inexplorada, con un millón de tesoros escondidos, de esas que graban sus aguas cristalinas y su calidez en tu piel, indeleble e inolvidable, de esas en las que quieres vivir toda tu vida, aunque ya no puedas, y no es perfecta, su tono de piel luce enfermizo para su color y es increíblemente baja, y pesar de eso todo en conjunto me atrae silenciosamente a ella.
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Editado: 17.12.2023