Febrero

CAPITULO 3

Braulio

Volver a casa y volver a la empresa me ha hecho bien, después de todo el caos de hace un mes, decidí volver, me fui al extranjero por Marjorie, ella quería tener a nuestra beba haya, por un tiempo estuve viniendo seguido a la empresa, pero después que Molly creció se me era más difícil dejarla por mucho tiempo. Esta vez también se me hizo difícil, pero las clases están por terminar y la traeré conmigo. Marjorie llegó a un acuerdo conmigo, volverían ellas también, pero mantendríamos la infidelidad en secreto, por Molly. Sé que para ella no es por nuestra hija es por lo que la sociedad vaya a decir de ella, la encontré en la cama con mi medio hermano, me estaban engañando desde hace mucho, ese día iba a una reunión importante, pero el cliente tuvo un accidente así que volví para pasar tiempo con mi esposa, pero ella ya estaba muy ocupada acostándose con Dylan…

—Brau, ¿podemos hablar?

—Claro Catalina —Catalina lleva siete años en la empresa, es una de las mujeres de confianza, ahora que sé que Catalina es la amante del novio de Mavie, fue una sorpresa para mí verla entre los empleados, y cuando la elegí como mi asistente, Catalina me dijo que ella era su asistente sume dos más dos.

—Debemos de hablar sobre mi asistente, no sé por qué la elegiste, pero honestamente no tiene experiencia, es muy lenta y comete muchos errores, estaba por despedirla, a sí que te prometo que hoy mismo empezaré a buscar una asistente para ti y para mí.

—Siéntate, Catalina —digo.

—Te ayudaré con los pendientes hasta que te encuentre la mejor.

La puerta es tocada.

—Adelante —digo.

Es Mavie, su aspecto es mejor que el de ayer o el de la mañana. Aunque debo reconocer que es muy bonita aun estando ebria, sus aruñazos aún arden.

—Catalina, déjame a solas con ella, por favor.

—Pero…

—Y cierra la puerta al salir, por favor.

Catalina no dice más, solo asiente.

—Siéntate, Mavie.

—Gracias, pero seré breve. No me quedaré, voy a renunciar. Te agradezco mucho, pero no quiero volver a ver a Catalina ni a Liam.

—¿Tu novio es el chofer de Catalina?

—Sí, yo le conseguí el empleo hace ya varios meses.

—Acepta mi proposición. Pienso cambiarme al séptimo piso, estaremos solos, tu trato con Catalina no será más que algunas veces, y creo que no te debe preocupar, que lo hagan ellos.

—¿Por qué quieres que me quede?

—Por qué no debes darle la oportunidad de dañarte más.

—¿Tú sigues viendo a tu hermano?

—No eras tan cercanos antes, él se acercó más estos últimos años, es hijo de mi padre, pero sí, lo seguiré viendo y a mi ex también tenemos una hija.

—¿Tienes una hija?

—Sí, se llama Molly y tiene doce años.

—¿Doce años? ¿Pues cuántos años tienes? Perdón, soy una chismosa.

—Fui padre joven y cumpliré treinta y dos el veintiuno de febrero.

—No lo puedo creer —se sienta.

—¿Qué? —le pregunto.

—Yo cumplí ayer.

Cumplió años ayer y el estúpido de su novio se acostó con otra, es un imbécil a toda regla.

—Felicidades.

—Gracias, he tenido cumpleaños mejores.

—Acepta trabajar conmigo. Catalina quiere despedirte. ¿Sabes? Me dijo que eras lenta, que cometías errores, experiencia y por ese motivo te iba a despedir.

Mavie se levanta, molesta.

—¿Qué soy lenta? Soy la que más trabaja en su oficina, ella solo se dedica a firmar documentos, y ser una cara bonita.

—Piénsalo, Mavie ¿Les vas a dar el gusto de verte, cómo te vas? Te recuerdo que tú no hiciste nada, los que deben avergonzarse cuando te ven son ellos, no tú.

—Voy a estar en mi nuevo escritorio —me dice.

—No te pongas cómoda. Mañana nos vamos al séptimo piso.

Llamo a Enrique…

—Dime Braulio

—Te enviaré el contrato de Mavie, yo mismo lo haré. Cuando esté listo, llámala para que firme. También quiero que la séptima planta sea solo para mí, no quiero a nadie más, yo y mi asistente, quiero que la puerta sea de acceso restringido. También necesito que dispongas un auto para Mavie.

—Empezaré en estos momentos con todo lo que me pide.

—Gracias, Enrique. También quiero que, por favor, me des acceso a las cámaras. También necesito que por tarde tengamos una reunión con los demás socios, necesito ponerme al día lo más rápido posible.

—Por supuesto, a las cinco ¿le parece bien?

—Sí, gracias, Enrique.

Le mando un mensaje a mi hija, sé que a esta hora está por salir de la escuela, llevo un día aquí, pero la extraño como si fuera semanas sin verla, Molly es lo que más amo en la vida, la traición de Marjorie no me dolió tanto como tener que separarme de mi pequeña, acepte darle todo el dinero que me pidió con tal de que volvieran, odiaba vivir en el extranjero, pero lo hacía por ella para darle gusto de vivir como reina. No era mi lugar a sí que, en cuanto quedó el divorcio, regresé. Acepto que me da un poco de rabia que, aparte de que me puso el cuerno con mi hermano, me pidió una excesiva cantidad para no alejarme de mi hija. Ella sabe bien que por Molly le doy todo lo que poseo para no perderla. Pero estoy convencido de que tanto ella como Dylan van a pagar con creces lo que hicieron.

—Señor Braulio —Mavie entra a la oficina.

—No me llames, señor, dime Braulio.

—Ahora eres mi jefe.

—Como jefe, te digo que me llames Braulio.

—Ok. Te he traído los dos nuevos proyectos que solo van a necesitar la firma. Creí que ahora que estarás al frente deberías verlos y firmarlos personalmente.

Se siente bien estar de vuelta. Antes de casarme amaba estar aquí, participar en todas las campañas, desde niño amaba ver los comerciales, cuando estaba en la secundaria supe que quería hacer publicidad, ayudar a otros a hacer que sus empresas y los pequeños negocios se dieran a conocer, me inventaba diferentes diálogos para las marcas que miraba en la tele.

—El set está listo, creo.

—Me gustaría verlo. ¿Me llevas a verlo?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.