Febrero

CAPITULO 6

Odio que Marjorie utilice a mi hija para quedarse en casa, sabe que no puedo decirle que no, a mi hija le esa doliendo esa separación, me vi obligado a decirle que mamá y yo ya no nos entendíamos y que por eso nos íbamos a separar, no quisiera que sepa lo que su madre realmente hizo, tal vez cuando tenga más edad. No entiendo cómo Marjorie no pensó en Molly cuando se acostó con mi medio hermano.

—Molly se ha quedado dormida, el viaje la cansó mucho.

—Ya deberías irte, te pediré un Uber, llamaré a mi abogado. Para que hable con el tuyo. No te quiero aquí, y sabes las razones.

—Vamos, Brau lindo, Molly está muy triste desde que nos dejaste.

—¿Las deje? Tú fuiste la que decidiste llevarte a mi propia cama a mi maldito hermano.

—Ya te he dicho que solo fue un error, Dylan solo fue un desliz insignificante. Sé que puedes perdonarme y volver a ser los esposos que fuimos, hazlo por Molly. No te gusta verla a sí.

—¡Mama! — Molly grita.

—Ves, me quedaré con mi hija Brau, no quiero que sufra.

—¿No quieres que sufra?

—No, es mi hija y la amo, sé que estás molesto, pero lo vamos a solucionar por Molly. Ahora irá con mi hija, seguro va a querer que estemos con ella.

Cierro los ojos y cuento hasta diez, necesito tomar el aire, me estoy asfixiando.

Mi celular suena…

—Hola, Thiago.

—Hola, sigue en pie la invitación a cenar en mi casa. Mi esposo se va a cocinar personalmente para ustedes.

Había olvidado la invitación de Thiago.

—De acuerdo, ¿qué llevo?

—Nada, o si quieres pasar por Mavie, mi casa está lejos de su casa a si no maneja sola.

—La llamaré para ponernos de acuerdo.

Mavie vive en una colonia retirada, en un pequeño departamento, que siento yo se está cayendo, no entre solo. La dejé después de recoger a mi hija y a su madre del aeropuerto.

—Le he dicho que te lo pediría, así que estará lista en media hora.

—Lo tuyo es la planeación, amigo.

—Me gusta tener todo bajo control.

—Te veo al rato.

Voy a mi habitación, voy a bañarme, abro la regadera, entro al chorro de agua, está fría, pero me relaja. A mis pensamientos viene el beso de Mavie. Para hacer honesto me gustó, nunca había besado a nadie más que a Marjorie, ella ha sido la única mujer en mi vida. Besar a Mavie removió muchas cosas en mí, el sabor de alguien diferente.

Las manos de Marjorie tocan mi cuerpo. Abro los ojos, está atrás de mí, tiene su cuerpo pegado a mí.

—¿Qué estás haciendo, Marjorie?

—Bañándome con mi marido, me susurra.

—Según mis abogados, estamos divorciados. ¿Recuerdas? ¿Cuánto dinero vas a recibir mensualmente?

Le quito las manos.

—Te dejé quedarte por mi hija, pero si pretendes hacer este tipo de cosas, mejor vete.

Salgo del baño, la dejo ahí, voy a mi closet, tomo lo primero que encontré, no tengo ganas de seguir hablando con Marjorie.

Recorro las calles oscuras, estoy cerca de la casa de Mavie.

Tocó la puerta, por suerte su departamento está en la segunda planta porque no tiene elevador.

La puerta se abre, Mavie está aún en pijama.

—¿Llegue antes?

—Discúlpame, mis padres llamaron y tuve que explicarles que… ya sabes que terminé mi relación. Pero pasa en cinco minutos, estoy lista.

Entró a su pequeño hogar, como ella lo llama. Es lindo, aunque demasiado pequeño, y huele a canela. Un gato sale ronroneando.

—Hola, amiguito —se deja acariciar.

—Es amiguita, y se llama Cereza.

—Perdona, cereza, por cambiarte el sexo.

—No es rencorosa.

Me siento a esperar a Mavie. Mi celular suena otra vez. Marjorie ha estado llamándome, pero no he contestado. No sé qué intenta hacer, pero no voy a caer en sus chantajes. Esta vez es Molly.

—¿Qué pasa, cariño?

—¿A dónde has ido, papá?

—A cenar con un amigo.

—¿Vendrás a dormir?

—Por supuesto, mi amor, pasaré a darte un beso cuando regrese.

—Estoy lista —Mavie sale de su habitación.

—¿Con quién estás, papá?

—Con Mavie cariño, la conociste hace rato.

—¿Y por qué estás con ella, no iba a cenar con un amigo?

—Molly, ve a dormir, hija, yo volveré al rato, te amo.

No me gusta colgarle a sí a mi hija, pero sé que me llamo para sacarme información para su madre. Voy a tener que hablar con ella, tiene que entender que su madre y yo no volveremos a estar juntos.

—Perdón, Braulio, no sabía que estabas al teléfono.

—Es mi hija, o su madre, queriéndome controlar.

—No te lo iba a decir, pero cuando tu ex y tu hija subieron al coche, Molly presentó a su madre como tu esposa, resaltó mucho la palabra esposa.

—Para ella está haciendo muy difícil, no sabe la verdad de lo que realmente me llevó a pedirle el divorcio a su madre.

—Te entiendo, Braulio, solo quieres protegerla. Sé que lo que me pasó no es lo mismo que a ti, pero para mí fue muy difícil decirles a mis padres.

Mavie es muy bonita, tiene un vestido floreado, muy colorido. Es lindo. Me gusta su estilo.

—¿Nos vamos? Me gustaría pasar por un pay de limón, que venden uno muy delicioso cerca.

—Vámonos entonces.

—Pórtate bien, cereza —Mavie le da un beso a su gata.

—Es muy linda tu gata.

—Si es linda, aunque es tremenda, los vecinos ya me han dicho que les roba comida. ¿Puedes creerlo? Le compro el mejor alimento, hasta come mejor que yo.

—Necesitas un lugar más grande.

—Sí, cuando sea rica.

—Con lo que te vamos a pagar por el comercial y la sesión de fotos, podrás pagar el alquiler de un mejor departamento. Thiago puede ayudarte con eso, escuché que su esposa a eso se dedica.

—¿En serio? Las rentas aquí son muy caras

—No te preocupes, Mavie, ya no ganas como antes.

—¡ay!

Me voy la vuelta al escuchar a Mavie quejarse. La atrapó antes que caía, como pude sostenerme de la pared.

—Una razón más para cambiarte de lugar.

—Sí, odio estas escaleras, ya me he caído otras veces.




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