Febrero

CAPITULO 11

No dejo de verme en el espejo. Zoé me prestó este vestido; es muy provocativa. Ella insistió en que lo hiciera, pero no me siento a gusto, aparte de que solo es una cena entre amigos. Marisa siempre viste muy bonita y recatada; siento que yo voy vestida como mujer de mundo, y no quiero ofender a una de mis mejores amigas, porque este es su estilo y me encanta verla vestir así, pero en definitiva yo no soy así.

Busco entre mi ropa algo que ponerme, encuentro un pantalón rojo; hace un buen que no me lo pongo, decido medírmelo, espero que me siga quedando. Y maravillosamente me queda bien; me pongo una blusa blanca sin mangas, me veo bien, pero tampoco creo que sea para la ocasión.

—Mavie, ¿estás lista?

Abro la puerta; él se ha puesto la misma camisa. Cuando llegamos a la casa, se cambió para andar cómodo; yo hice lo mismo, solo que yo no me quise volver a poner el mismo vestido.

—No sé qué ponerme.

—¿Qué tiene lo que tienes puesto?

—No estoy para la ocasión.

—Solo si eres tú estás muy bien así; a mí me gusta cómo te ves.

—Está bien, vámonos ya.

—Molly, ¿se fue con su mamá?

—Sí, mañana iré por ella al mediodía.

—Mavie, ¿Irás descalza?

Veo mis pies, lo olvidé por completo; voy a mi closet y saco unas sandalias blancas que Doris me regaló el año pasado. La casa de Thiago está decorada para la ocasión. Marisa sí que es una mujer que le gusta cuidar cada detalle; ojalá un día pueda ser como ella.

—Feliz cumpleaños, hermano. —Thiago es el primero en felicitar a Braulio.

Después de los otros tres invitados, uno es don Enrique. Las otras dos personas no las conozco, pero Braulio sí que las conoce, sobre todo a la chica; la saluda con un abrazo que dura más de lo que se puede esperar de un abrazo.

—Me da tanto gusto verte. Cuando Thiago me llamó para decirme que estabas aquí, me emocioné mucho. Me alegra que por fin hayas decidido volver, y sobre todo soltero —le guiñé un ojo. —¿Por qué le guiñé un ojo?

—Hola, Mavie, deberías disimular un poco —me susurra Marisa.

—No sé de qué hablas —contestó, mientras la saludo.

—Ella es Mavie, mi asistente. —Braulio me presenta.

—Y su roomie —Thiago interviene.

—Mucho gusto, soy Anika —la pelinegra me da su mano.

Se nota que no hace absolutamente nada; tiene las manos suaves y bien cuidadas.

—Hola, yo soy Bernardo Herson, mucho gusto, bella dama —me da un beso en la mano.

No puedo negar que es muy guapo y muy caballeroso. Marisa nos lleva al patio trasero; hay una mesa igual decorada con platos y cubiertos listos.

—En un momento serviremos la cena, Mavie. ¿Puedes ayudarme?

—Sí, con gusto.

—Vamos a sentarnos, Braulio, debemos ponernos al día, aunque siempre estuvimos en contacto, pero no sé nada de los últimos meses, solo que por fin dejaste a Marjorie.

Anika sienta a Braulio y después ella; está de más decir que casi se sienta en sus piernas. Yo me siento junto a Marisa; junto a mí se sienta Bernardo.

—Si me hubieran dicho que trabajabas en la empresa, hace mucho que hubiera ido a trabajar.

—Mavie Bernardo es el primer socio de Braulio, pero él nunca ha participado en nada más que en firmas y cosas así. ¿No lo conocías, verdad?

—No.

—Pero ahora iré, dalo por seguro.

—Bernardo, siendo Bernardo. Ni se te ocurra hacerle caso, Mavie, es un mujeriego.

¿Cuántas novias al año tienes?

—No soy un mujeriego, soy fiel a las mujeres que están en mi vida.

—Eso no te lo crees ni tú mismo —Braulio habla.

—Bueno, amigo, es que tú solo te has ido a la cama con una mujer en tu vida. Por eso crees que tener un par de novias en la vida es ser mujeriego.

—Van a asustar a mi mujer.

—Bueno, Marisa debe conocernos tal cual somos; que no te dé vergüenza.

En definitiva, Bernardo me cae bien; al menos dice las cosas de frente y sin pelos en la lengua.

—¿No ha llegado Catalina? Qué raro, es muy puntual —Anika pregunta por la zorra de mi ex jefa.

—No vendrá, no la he invitado.

Miro a Braulio.

—¿Por qué? ¿Pasó algo que no sepamos?

—No voy a entrar a detalles, pero no es la persona que creía; simplemente no la quiero.

Anika me mira, lo sabe, ella lo sabe, lo sé.

—Se ha acostado con mi novio, ahora exnovio.

Bernardo se mostró sorprendido.

—¿Tu novio es su chofer? —me pregunta Bernardo.

—Mi ex.

—Yo pensé que solo andaba tonteando con él, no sabía que estaba comprometido.

Ni siquiera llegamos a comprometernos de verdad; a veces me pregunto si Liam realmente pensó en pedirme matrimonio; a lo mejor solo fue idea mía.

—Pues si nunca imaginamos que a Catalina le gustara andar con hombres que tienen una relación. —Thiago le toma a su copa.

—Creo que solo están exagerando. Catalina es una mujer soltera; no le debe nada a nadie.

—¿Cómo puedes decir eso? —Braulio la mira decepcionado.

—Es la verdad, Braulio. Catalina es una mujer libre, y tú la crucificas por una tontería.

—Mejor cambiemos de tema; hoy es un día para celebrar a Braulio.

Marisa se levanta.

—Ayúdame a traer las botanas, Mavie.

—Les ayudo. —Braulio se levanta.

—No es necesario, Brau, tú eres el cumpleañero —Anika lo regresa a su silla.

En la cocina están todas las botanas y las bebidas.

—¿Por qué tanta comida? Solo somos siete personas.

—Aun faltan más amigos. Thiago invitó a más amigos de Braulio; al parecer, todos estaban felices de que Braulio regresara a la ciudad.

—Puedes llevar el plato de carnes frías.

—Yo llevaré las Sabritas; según Thiago, estas son las favoritas de Braulio.

—Y está en lo cierto, son mis favoritas. —Braulio entra en la cocina.

—Iré llevando esto. —Marisa toma dos platos y sale de la cocina.

—Le caíste muy bien a Bernardo, me acaba de pedir tu número.

—A tu amiga también le dio mucho gusto verte a ti también, ¿no?




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