Estoy esperando que Braulio y Bernardo terminen de conversar. Braulio me pidió hablar a solas con él; ya me terminé todas las uñas. Bernardo es muy guapo, pero no es el tipo de hombre que me gusta, aunque creo que me gusta que sea directo, que no se ande por las ramas; seguro es un mujeriego.
Tomo mi celular para ir al baño; quiero llamar a Lily, necesito escuchar que todo está bien con ella.
—Hola, mamá —digo.
—Hola, tía.
—¿Cómo estás, bebe?
—Feliz es hermoso. ¿Lo viste?
—Sí, Jero, me mandó una foto.
—Tiene los ojos de Jero y mi nariz es perfecto.
—¿Ya nos vas a decir cómo se llama?
—Cuando vengas a conocerlo.
—¿Por qué nos hacen esto? Me muero por saber su nombre.
—No llegues tarde; Zoé y Doris también vendrán.
La puerta del baño se abre; es Braulio.
—Debo irme, amiga; iré a verte en un rato. Te quiero mucho.
Braulio cierra la puerta con seguro.
—¿Dónde está Bernardo?
—Se ha ido.
—¿Qué le has dicho?
—¿Por qué te interesa saber?
—Solo quiero saber de qué hablaron; me invitó a comer.
—Está interesado en ti. Pero le he dejado claro que estamos en una relación.
Braulio se acerca a mí.
—Tienes una relación conmigo y te vas a desayunar con tu ex.
—Lo hice por Molly Mavie.
—Pudiste ir a comer solo con Molly —digo algo molesta. Por qué, si me molestó que se fuera con ellas, odio que Marjorie se saliera con la suya esta mañana; no dejo de pensar que si es verdad lo que Marjorie me ha dicho, que Braulio puede regresar con ella por Molly.
—Solo desayuné y me fui; Molly estaba feliz y no, no hablé con Marjorie, la ignoré en todo el desayuno, por si quieres saber.
—Mavie, ¿estás aquí? —La voz de Liam hace que Braulio abra la puerta.
—¿Qué haces aquí? —le pregunta.
—Tranquilo, jefe, solo vine a entregarle estos papeles que Catalina necesita.
—¿Por qué lo traes tú?
—Al parecer no lo sabes, Mavie sí, estuvimos hablando hace rato. Soy el nuevo asistente de Catalina.
Braulio me mira. Con lo de Bernardo no tuve el tiempo de decirle.
Sale del baño, le arrebata los papeles a Liam y después sigue hacia su oficina.
—¿Qué?
—Eres un idiota, Liam.
—Yo no hice nada —me contesta con cinismo.
—Quítate. —Lo empujo para quitarlo de mi camino.
Vuelvo a mi escritorio; Liam me sigue.
—Puedes esperar por allá. —Le señalo la silla más alejada.
—Esperaré aquí.
—Haz lo que quieras. —Entro a la oficina de Braulio, sin tocar. Está al teléfono.
—¿Quién lo autorizó?
No sé con quién habla, pero está molesto.
—De acuerdo, hablaré con Catalina directamente.
Cuelga la llamada. Sé que sabe que estoy aquí, pero no voltea a verme. Toma las hojas que le dio Liam, las empieza a firmar, se levanta de su silla, pasa a mi lado, pero no me mira.
—Toma. —Le da las hojas de mala gana.
—Ahora vete.
Vuelve a entrar.
—Déjame solo, por favor.
—¿Por qué estás molesto? —le pregunto.
—¿Por qué estoy molesto? Tú te molestas porque me voy a desayunar con mi hija y su madre, y tú hablas con tu ex sin decirme.
—No te lo dije porque no tuve tiempo; cuando llegaste, estaba Bernardo aquí.
—¿Por qué no me llamaste para decirme?
—Porque estabas desayunando con tu familia; no iba a interrumpirte.
—Estaba desayunando con mi hija y su madre.
—Pues díselo a ella, ¿no la ves que está esperando que vuelvas a sus pies, y no tardas en hacerlo por Molly? O tal vez ese es un pretexto.
—¿Cómo puedes decir eso? No voy a volver con ella, se acostó con mi hermano Mavie. ¿Sabes lo que es eso? Por algo firme los papeles del divorcio.
—No sé nada, Braulio, no te conozco; creo que deberíamos dar marcha atrás con todo esto.
Salgo de la oficina, estoy molesta con él y conmigo, cómo dejamos que esto nos afectara así.
La hora de visita llega y mis amigas y yo estamos listas para conocer a nuestro lindo sobrino y su misterioso nombre. Subimos al elevador hasta el quinto piso, le pongo silenciador al teléfono, le mandé un mensaje a Braulio. Estamos molestos, pero es mi jefe, así que le he dicho que estaría un rato con mi amiga. No me contestó, pero me dejó en leído.
Entramos a la habitación; la camilla de mi amiga está hasta el fondo. Hay dos mujeres más. Mi amiga está amamantando al bebé.
—Hola, amiga. —Zoé es la primera en abrazar a Lily.
—Me da tanta alegría verlas, quiero que conozcan a mi tesoro Aleph Jerónimo.
—¿Aleph? Se llama Aleph.
—Sí
Hace algún tiempo nos dijimos el nombre de nuestros hijos y Lily dijo que llamaría a su primer bebé Aleph; nunca imaginé que lo cumpliría.
Zoé dijo que su primer bebé se llamaría Alexander; Doris dice que ella tendrá una niña y la llamará Daniela como su madre. Y yo dije que a mi primer bebé lo llamaría Dante.
—No lo podemos creer, ¿en serio?
—Si Jero estuvo de acuerdo a sí que ese será su nombre.
Aleph se ha quedado dormido después de comer, nosotras enamoradas de él no dejamos de verlo, aunque el guardia ya vino a decirnos que la hora de visita llego a su fin. Bajamos desilusionadas queríamos quedarnos más tiempo.
—Mavie ¿Adónde vas? —me pregunta Zoé.
—Debo regresar a la oficina, Braulio tiene reuniones a las cuales tengo que asistir.
—¿Me llevas al centro?
—Si, te llevo.
—Ok. Gracias.
—¿A que parte del centro vas?
—Quiero comprara telas para hacerle ropita a Aleph ahora que nació y se sus tallas le hare varios conjuntos.
Zoé es la mejor costurera de la ciudad, hace unos vestidos hermosos, muchas personas la contratan para hacer sus vestidos, inclusos las escuelas la contratan para hacer los vestuarios de los niños.
Nos despedimos de Doris, ella trae auto a si que se ira a su casa.
—Cerca de la empresa esta una parisina, te puedo dejar ahí y después puedes ir a la empresa, las reuniones no son tardadas puedes esperarme y nos vamos juntas.