Febrero

CAPITULO 15

Braulio.

Vine a comer con Thiago, mis intenciones eran invitar a Mavie. En la mañana discutimos por una tontería sin importancia, como lo son nuestros ex. Ella tiene razón; tal vez nos estamos precipitando. No me la saco de la cabeza y eso me molesta un poco porque

parezco adolescente enamorándome de nuevo.

—¿Qué vas a hacer? Bernardo, sabes cómo es, cuando quiere algo, lo consigue.

—No haré nada más, ya le dije que estoy interesado en Mavie, es todo lo que tiene que saber. No soy dueño de ella; si ella decide darle una oportunidad, yo no tengo nada que hacer o decir.

—Vamos, Braulio, no seas idiota, sabes que a Mavie le gustas al igual que a ti te gusta ella; está soltera, tú estás soltero, ¿por qué no intentan algo, sin estar fingiendo?

—Lo único que queríamos por fingir un noviazgo era que Marjorie y Liam se enfadaran, darles una probada de su propio chocolate.

—Brau, yo lo veo de diferente manera. Tú nunca habías estado con otras mujeres; la única que conoces es a Marjorie. Sé que esto es nuevo para ti, no sabes cómo reaccionar a un nuevo sentimiento. Mavie es una chica diferente, tal vez tú no la conozcas, pero yo sí, llevo dos años viéndola. Es una mujer excepcional, ayuda a todos, sus compañeros la quieren. Cuando Greta, de contabilidad, enfermó el año pasado, ella organizó rifas; organizó hasta un encuentro deportivo para recaudar fondos, para que sus hijos y ella tuvieran cómo vivir mientras se recuperaba. Así es, Mavie, Braulio. Créeme cuando te digo que vale la pena, Marisa la ama, ¿sabes por qué? Porque ella nunca la ha visto con lástima, nunca ve sus cicatrices, la ve normal.

—No quiero cometer los mismos errores.

—Tienes miedo, Braulio, y es válido, pero ¿hasta dónde vas a dejar que tus inseguridades decidan por ti? Mírame a mí, me enamoré de Marisa desde la primera vez que la vi; sí, estaba con el idiota de su novio. Muchos se preguntan cómo es que me enamoré de ella, pero no me fijé en su exterior, sino en su interior, en su mirada dulce e inocente. Lo mejor que me pudo pasar es enamorarme de ella.

—¿Cómo sabes que es el amor de tu vida?

—No lo sé, no veo el futuro, pero vivimos el presente; es mejor que estar pensando en lo que va a pasar. Si te preocupa que Mavie te pueda hacer lo mismo que Marjorie, yo lo dudo, la verdad, vivieron lo mismo, saben lo que se siente.

Mi celular suena, es Mavie, lo sé porque le puse un tono diferente.

—¿Qué pasa, Mavie? —contesto.

—Hola, Braulio, te llamo para decirte que Bernardo se está instalando en nuestro piso, solo quería decírtelo de una vez, no quiero más malos entendidos entre nosotros.

—No me dijo nada de que se instalaría; hablaré con él, en un rato voy.

—También me pidió ayudarlo mientras encuentra una asistente, le he dicho que, si tú estabas de acuerdo, aceptaría ayudarlo.

—No, no quiero que le ayudes —digo.

—Me ha dicho que él puede decidir sin que tú intervengas. —No quiero causar problemas, Braulio, pero no quiero que pase lo de la mañana.

—Sobre eso, lo lamento, exageré y lo lamento.

—Yo también lo hice, Braulio, tienes razón, haces todo por el bienestar de tu hija y yo no tengo derecho a decirte lo que tienes que hacer.

—No, sí puedes decírmelo. ¿Cenamos esta noche? Así podemos platicar.

—Quedé de ir a ayudar a Zoé, pero puedes acompañarme si quieres.

—Está bien, voy saliendo para allá.

Me despido de Thiago, estoy cerca de la empresa, subo a mi coche, no alcanzo a cruzar porque el semáforo cambió. Aprovecho para buscar una canción. Alguien toca mi ventana. Es una señora vendiendo flores.

—Señor, ¿quiere llevarle flores a su novia o esposa? Mire lo hermosas que están.

No sé si a Mavie le gustan las flores, pero sin dudarlo le compro el ramo más grande. Llego a la empresa, la prensa está aquí. No es raro cuando muchas celebridades trabajan para nosotros haciendo publicidad, los reporteros vienen para tomar fotos o hacerles entrevistas.

Por suerte, nosotros tenemos estacionamiento exclusivo y no tengo que detenerme; sé que ya la prensa habló de mí porque estoy de nuevo en la ciudad. Se habló de una posible separación, pero no considero que deba darlo a conocer, trabajo para las grandes marcas, para las televisoras y con grandes celebridades, pero no me considero importante en el medio artístico.

Subo directamente por el elevador. Mavie no está en su escritorio, voy a buscarla al baño y tampoco está. ¿Estará con Bernardo? Camino hacia la oficina, entro sin tocar.

—Oh, hola, Braulio, ¿me trae flores? Vaya bienvenida. —Me sonríe.

—No seas idiota, Bernardo.

—¿Dónde quedó tu humor, amigo mío?

—En casa —contesto.

—Le he pedido a Mavie que me ayudara unos días, espero que no te moleste. Digo también que esta es mi empresa; puedo disponer de nuestros empleados.

—Haré que mañana mismo tengas una asistente.

—Quiero elegir una buena asistente y quiero tomarme mi tiempo.

—Buscaré quien te ayude; Mavie no tiene tiempo, tenemos mucho trabajo.

—¿Mucho trabajo? No eres dueño de Mavie.

—Ya te dije que estoy interesado en ella.

—Te acabas de divorciar, Braulio, ¿no deberías esperar?

—No te metes en mi vida, Bernardo, ya te lo dije, no puedes pretender a Mavie cuando ya sabes que está conmigo.

—Vive contigo, pero no eres su dueño.

—Somos novios por si no lo sabes.

—Lo sé y también sé que es una farsa, están fingiendo.

Bernardo sera un dolor de pelotas para Braulio jeje




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