Febrero

CAPITULO 21

Estoy enamorada del restaurante donde me llevó Braulio. Está riquísimo lo que nos trajo el señor Lupe; es un amor de persona. Él y su esposa son dueños de este local.

—Te llevaré a casa, ya es tarde.

—Sí, gracias. Mañana tengo trabajo.

—La próxima semana puedes tomarte la semana si estás con tus padres.

—Pero tengo mucho trabajo; Bernardo se está poniendo al día con todo.

—Bernardo solo va a pasar el rato a la empresa por ti, no porque realmente le interese trabajar; nunca lo ha hecho. Y no te preocupes, le diré que la próxima semana no trabajarás.

—Te lo agradezco, tengo mucho sin ver a mis padres y ahora que a papá le han dado vacaciones, van a venir ellos.

—¿En qué trabaja tu padre?

Es repartidor de diferentes productos; él se encarga de llevarlos a las tiendas y a las cadenas de supermercados.

—¿Y tu madre?

—Es educadora, pero dejó de ejercer el año pasado, la abuela se enfermó y ella la cuidó. Hace unos meses abrió un centro de ayuda para niños con problemas de aprendizaje, sus clases son a bajo costo para que todos puedan pagarlas. Una compañera se hará cargo para poder venir acá.

—¿Cómo está tu abuela?

—Está bien, solo son problemas de la edad; mamá la cuida mucho y mi tío Gilberto también; él la cuidará la próxima semana.

Llegamos a casa.

—¿Por qué no entras? Podemos entre los dos ver las opciones para no permitir que Marjorie te siga tratando así.

—No quiero darle motivos para que se lleve lejos a mi hija. Dylan tiene contactos, contactos que yo no tengo. Y por lo visto tiene cierto rencor hacia mí.

—Tengo un plan, en realidad lo miré en una película.

—¿Tienes un plan que viste en una película?

—Sí, y los protagonistas les sirvieron.

—Cuéntame.

—Supongo que quieres encontrar pruebas para quitarle la custodia, yo puedo ayudarte. Marjorie me tiene celos, no te quiere cerca de mí, pero, ¿y si soy yo la que está cerca de ti? La hará hacer cosas. No hay nada peor que una mujer molesta con otra mujer.

—No, Mavie, yo desconozco a Marjorie. No quiero que te haga daño.

—No me hará nada, si sabemos jugar.

—Solo era un maldito divorcio sin peros, yo le daría una gran cantidad de dinero y, en cambio, ella volvería con mi hija, compartiríamos la custodia y era todo. Pero ahora todo se fue a la mierda porque Marjorie está loca. ¿Cómo llegamos a esto?

—Braulio, deberías intentar decirle a Molly que sé que será difícil para ti, pero ella debe entender que la que se equivocó fue ella, no tú, no es justo que tú quedes como el malo en la historia de Marjorie. O se te hace bien que Marjorie le cuente una historia que no pasó.

—Sé que no me entiendes, Mavie, no eres madre y no ves las cosas como yo las miro, pero te prometo que cuando lo seas comprenderás mejor.

—Lo sé, Braulio, pero si me lo preguntas, soy hija y no sé, creo que no me gustaría que mi padre me ocultara algo que me concierne a mí también.

—Solo tiene doce, la quiero dejar fuera de todo esto.

—Está bien, tienes razón. Gracias por traerme.

Bajo del coche. Entro a casa, y lo primero que hago es quitarme los zapatos, no sé si sigo comprando zapatos bonitos, pero incómodos. Me bajo el cierre del vestido, ahora que vivo sola, puedo andar como Dios me trajo al mundo.

La puerta de entrada se abre, yo doy un grito por el susto, no soy consciente de mi desnudez hasta que veo a Braulio viendo mis pechos.

—¿Qué haces aquí? —tomo el vestido para cubrirme como puedo.

—Lo siento mucho, no sabía que estabas…

—¡Desnuda, Braulio, estoy desnuda! —le grito.

—Lo siento.

Voy a mi habitación, tomo el pijama que me quité esta mañana, vuelvo a la sala, Braulio está recostado en el sofá, tiene los ojos cerrados.

—¿Quieres algo de tomar?

—Lindo pijama —me dice, cuando me ve.

—Gracias —dijo apenada—. Es un pijama muy sexy; según Lily, me lo regaló para seducir a Liam en mi cumpleaños, y ya sabemos todos lo que pasó ese día.

—¿Tú crees que funcione?

—Podemos intentarlo. —Me siento junto a él.

—Mavie… yo no sé si puedo estar cerca de ti.

Braulio se inclina hacia mí, su mano izquierda toca mi cintura, su aliento lo siento tan cerca, no me muevo, no quiero hacerlo. Quiero besarlo.

—No sabes lo que me costó irme, siento mucho que te traté de esa manera, no encontré otra forma y no fue la mejor, pero Marjorie ha sacado lo peor de mí.

No le contesto porque lo beso; él me responde: "No pierdo el tiempo". Le empiezo a quitar la camisa; él no batalla para quitarme el pijama.

—Tengo que preguntarte, ¿estás segura?

—¿De tener sexo conmigo?

—Sí.

—Si no quisiera, ¿haría esto?

Me subo a sus piernas, en sus ojos veo el deseo.

—No tengo condones, Mavie. —Veo su duda en sus ojos.

—No te preocupes, tengo el DIU. Y no estoy ovulando.

Nos dejamos llevar por lo que sentimos, por lo que deseamos, en estos momentos solo estamos él y yo.

Este arroz ya se cocio no creen? sera que puedaan estar juntos?

¿Qioen creen que pueda arruinar el momento?




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