—Mamiiii.
—¡Cariño!
Envuelvo en mis brazos a mi hija quien viene corriendo hasta mí en cuanto entro a nuestro apartamento y la niñera aguarda de pie con los gatitos andando por todo el lugar. No hace mucho que mi hija ha salido de la escuela, me da la pauta que aún anda con la mochila puesta la cual la ayudo a quitarse.
—¿Estuvo todo bien, Gina?
—Maravilloso, Sophie. ¿A ti qué tal te fue?
A continuación saca dos tazas de té, se sirve una infusión ella y luego me entrega una a mí. Gina y yo somos muy buenas amigas, no solo es la niñera de mi hija, pero nuestra relación tiene fecha de caducidad.
Nos conocimos el año pasado cuando mi hija empezó la escuela. Necesitaba una niñera que me ayude porque entre mis pocos familiares de confianza y la vecina, ya no podría seguir disponiendo de los tiempos de otras personas, necesitaría alguien que pueda asumir esta responsabilidad. Basil me recomendó los programas de Work and Travel en el que vienen al país personas extranjeras para trabajar en estos espacios como niñeras, instructores de patín, de esquí, idioma y otros talentos. El progama tiene un espacio temporal limitado y el de ella dura dos años, por lo que este será el último. Además, yo solo tengo cinco años más que ella y esa cercanía hace que tengamos cosas en común. Los pagos también se ven solventados en parte por el programa y esto vuelve mucho más holgada mi posibilidad de contar con una niñera para mi hija y los gatitos.
No le cuento específicamente lo que ha sucedido en mi trabajo, pero sí del cambio de dueños y que me han “reasignado” obligaciones laborales sin la parte de la desafectación. Poder hablar con ella de estos asuntos hace que descomprima un poco la tensión, además que ver a mi hija feliz enseñándome cómo debe hacer su tarea para que yo la ayude, me haga saber que todo ha tenido sentido.
Acto seguido me llega un llamativo aviso de parte de Basil al móvil. Despido a Gina mientras observo lo que él me acaba de enviar
Ha estado stalkeando en redes a nuestro nuevo jefe y me quedo de piedra al ver la imagen que me acaba de enviar.
Es una captura de pantalla.
Sí, se trata de Gabriel. Quien sostiene en sus brazos a un bebé que no ha de tener más de seis meses y observa directo a la cámara con una sonrisa en los labios.
Gabriel no parece justamente la clase de personas que subiría esas fotos a sus redes, entonces entorno los ojos y descubro que ha sido publicada por una mujer.
Una que tiene su mismo apellido.
“Juntos serán los mejores compañeros de vida”. ¿Eso qué rayos significa?
—Mami, ¿está bien así?
—¿Eh? Ah, perdona, lo siento, cariño.
Alexia me espabila y regreso la mirada a su tarea. Reviso, pero apenas puedo coordinar dos y dos.
Me vibra el móvil.
Es un llamado de Basil.
Cielos…
La gatita mayor se sube al regazo de mi hija y me sirve como distracción para atenderle a mi amigo y me aparto un momento.
—Basil.
—¿Lo visteeee?
—Sí, ¿será el hijo?
—No lo sé, pero no hay registro de que tenga esposa.
—Fabuloso, es gay, aprovecha y pásale tu contacto.
—¡Ja! No, amiga. Mi radar es bueno y es ese hombre no es gay, un desperdicio de hombre a decir verdad, hubiera sido un buen recurso para nuestra comunidad.
Suelto una risita.
—Entonces que encuentre una mujer y sea feliz con ella, a ver si eso le quita lo amargado—le contesto.
—Tu eres la amiga, investiga.
—¿Amiga?
—La que le conoce del pasado.
—No tengo nada para investigar.
—No me digas que no te pica la curiosidad por saber quién es ese bebñé.
—Mmm.
—¿Qué sucedió con él y por qué te detesta? ¿Por qué compró la empresa?
—Basil…
—¿Y ese bebé qué tiene que ver con él? Acabo de encontrar otra foto, yo creo que sí es el hijo, pero ¿dónde está la madre?
—¿Se habrá separado?
—Ni idea, pero te pica la curiosidad.
—A ti te pica.
Suspiro.
Okay, sí, me interesa, quiero saber, además ahora me acaba de dar toda la curiosidad por mirarle las redes sociales a Gabriel.
—Quizás una vieja amiga sepa algo de él—cedo al fin.
—Hazlo porque si encuentras algo, sospecho que tarde o temprano te será de utilidad y me lo vas a agradecer. De paso, fíjate si tiene un hermano gay para que me presentes.
Suelto una carcajada y me despido de él para seguir haciendo la tarea con mi hija, pero no puedo dejar de pensar en Gabriel.
Hasta que terminamos la tarea y, antes de empezar a hacer la cena, entro en las redes de él y comienzo a tomarle capturas de pantallas a sus fotos como una buena acosadora.
Entonces descubro un dato que me impacta.
Es una foto.
Parecen ser grandes amigos porque esa foto muestra que se tienen gran confianza y una buena risotada que se están dando. ¿Es que Gabriel ríe de verdad, entonces?
¿Por qué Gabriel es amigo de mi ex, el padre de mi hija y recién me estoy enterando de ello?