Felices por Siempre

Capítulo 12

—¿De verdad que no te preguntó por Alexia?

—Nada de nada. Apenas se dio cuenta de que era yo, quería morirse. Lo detesto.

—No te llenes de odio, no te hará bien.

Basil y yo estamos ahora mismo saliendo del edificio de nuestro trabajo, camino a la estación de tren. Podríamos ir por un café, porque hay mucho para hablar, pero debo regresarme a casa cuanto antes porque mi hija me espera y la niñera debe irse.

—¿Es que no te das cuenta? Era obvio que ya se conocían de antes, se lo vi en las redes a Gabriel—admito al fin.

Cosa que provoca su mirada con suspicacia que no me hace bien en absoluto. ¿Qué me está queriendo decir de esa manera?

—No me juzgues, ¿okay?—me atajo.

—Eres genial, te amo, amiga.

—¿Porque lo stalkeé?

—Claro que sí, pensé que no te atreverías, era imposible que no te gustase también ese hombre, lo tengo claro.

—¿Porque a ti te gusta?

—¡Por cómo le miras! Y cómo te mira él a ti. Pero no nos vamos a Gabriel aún, no me puedo creer que tu ex será ahora tu jefe.

—¡Me va a echar!

—Que ni se atreva.

—Por supuesto, no le conviene que yo esté cerca porque teme que tarde o temprano le pueda reclamar algo por no hacerse cargo de Alexia.

—¿Es millonario como Gabriel?

—¡Claro que no! O no lo sé , en aquel momento trabajaba sirviendo café en una oficina al tiempo que estudiaba a distancia una carrera online.

—¿Tendrá que ver con lo que creemos que…?

Cambiamos una mirada.

Caray, entonces se conocieron de ahí.

El tren llega y el ruido inunda todo alrededor.

—Ven a cenar a casa—le pido—. Cena en casa, por favor, mi hija quiere verte, haremos algo rico y luego te pago el Uber a casa.

—No me tienes que pagar nada. El asunto es que quedé en una cita.

—Uffff, una cita es más importante que tu mejor amiga.

Suelta una carcajada y se cruza de brazos.

—Eres la amiga más manipuladora que alguien podría tener jamás, ¿lo sabes?—me suelta de manera taxativa—. Está bien, vamos. Ahora le cancelo a mi cita.

—Mira el lado positivo, puedes proponerle que se vean para el postre y se ahorran los compromisos de la cena y esas formalidades.

—Oye, no es lo que estás insinuando.

—O sí lo es…

Ambos soltamos una carcajada y subimos juntos al vagón del tren que abre su puerta delante de nosotros dos.


 

El resto del día (o lo que adviene de la noche, en realidad) transcurre de manera agradable porque Basil se queda conmigo en casa, lo cual ataja la angustia que me encuentro atravesando con mi situación laboral y yo misma comienzo a debatirme si tengo que llegar a una nueva conclusión en lo que implica mi situación de trabajo. No tengo nada armado que me permita anticipar lo que tendría que hacer o para hacerme de un título que me permita ir en busca de otro contexto laboral, debo cuidar lo que tengo, pero ir pensando al mismo tiempo en un plan B. ¿Tengo titulaciones? ¿Talentos? ¿Reconocimientos? Rayos, no lo sé. ¿Otra juguetería? El sector está en plena crisis y no tengo aún las herramientas para actualizarme. Entonces, quedarme… ¿es lo mejor? Sí, es lo mejor por el momento, debo seguir adelante.

Con Alexia y Basil nos quedamos dormidos en el sillón mirando una película luego de comer. Mi amigo me despierta para decirme que ya está el Uber esperándolo afuera, le agradezco que me haya acompañado esta noche ya que su cercanía me hace sentir muy bien, ayuda a mi situación anímica y me hace sentir que no todo está perdido.

Alexia también celebra que lo tengamos cerca, pero ahora mismo está dormida en el sillón con los gatitos encima.

Luego de arroparla y cepillarme los dientes, me voy a la cama.

Corroboro en mi móvil la alarma, sin embargo, me llama la atención un mensaje de un contacto que no tengo agendado, pero me hace pensar que puede ser un contacto equivocado por su texto:

“Necesito que mañana te quedes conmigo al salir de trabajar. Te paso ubicación donde deba verte, mantén la confidencialidad en el asunto. Te aviso con anticipación para que veas qué hacer con tu hija.”

Parpadeo, aterrada. No está equivocado, sabe de mi hija.

El corazón se me paraliza al considerar que se pueda tratar de mi ex, no obstante, al agendar el contacto descubro que se trata de Gabriel.

¿Qué? ¿Con qué motivo él querría verme a mí luego del trabajo y por qué tanto secretismo?

 



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En el texto hay: humor y romance, madre soltera, jefe y empleada

Editado: 30.10.2023

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