Una nueva semana empezaba y con eso nuevas activas por desarrollar y días cansados por delante.
Ambos levantaron sus mochilas y se rieron – hoy me toca recogerte – le dijo Desa a su hermanito – y tenemos una cita en la heladería – sonrió.
Dalia solo pudo reír por lo que escucho y empezó a limpiar tal como le ordenaron para después salir.
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Estaban esperando al docente mientras Dalia peinaba y maquillaba a Eliana, la cual tenia una cita con un chico que no era del agrado de sus amigas – a mi me conviene que estes por aquí – le dijo Eliana.
Kayla sacudió la cabeza con desgano – yo estaré trabajando para mi mamá hasta que termine la universidad.
Dalia solo sacudió la cabeza al escucharla hablar. Es que para algunos es fácil decirlo.
Su compañero se rio un poco – si no supiera como eres, pensaría que me estas coqueteando con ese gesto – le guiño un ojo a modo de juego y se fue.
Dalia le arrojo el peine que tenia en la mano en la cabeza – oye no lo vayas a perder, es mío – le dijo Eliana.
Kayla observo a Eliana buscar el dichoso peine en el suelo – deberías buscar trabajo en un spa – le dijo a Dalia. A lo que ella le dio una mirada confundida – no me mires así porque estas desperdiciando tu talento en una chica hueca que ni siquiera sabe decir gracias – señalo a su otra amiga.
Dalia sonrió por lo que escucho y coloco la capucha de nuevo en la cabeza – lo sé, pero en esos lugares quieren que tengas experiencia, y esa chica hueca es la única que tengo – le dijo. Luego saco su celular y cerro su mochila para luego darle a Kayla – cuídamelo. Iré a ver quién me busca – le mostro el celular y salió.
Llego a la puerta y busco con la mirada a alguien que sea remotamente familiar, pero no encontró a nadie. Así que estaba por irse, pero fue detenida por una voz que llamaba su nombre – tu eres Dalia, ¿verdad? – le dijo
Dalia dio la vuelta y vio a una chica con un pañuelo en la cabeza y grandes lentes de sol en el rostro. Parecía más marciana que persona – sí. ¿Te conozco? – le dijo, de forma directa como siempre.
A lo que la otra parte sonrió – sí, yo soy la chica del otro día – le dijo.
Dalia la observo por un rato, hasta que recordó la razón por la que llego tarde a su casa – Aileen?
Aileen asintió con una sonrisa – sí. Creo que tu y yo no nos hemos conocido de la mejor manera, pero quería venir a darte las gracias por la ayuda que me diste. Y si existe alguna forma en la que pueda pagar tu ayuda me haría muy feliz.
Dalia se cruzó de brazos y lo pensó por un momento – la verdad es que no te ayude para que me debas algo, pero justo ahora estoy necesitando un pequeño favor – le dijo, mostrándole con sus dedos lo pequeño que sería – si puedes ayudarme a conseguir un trabajo, te lo agradecería infinitamente.
Aileen se quedó sorprendida, porque pensó que le iba a pedir dinero, no un trabajo – pues…
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Editado: 10.01.2022