Fiorella

Capítulo 1 |Amor fraternal|

 

"Cada familia es distinta, cada una tiene unas características diferentes. Unas son grandes y otras chicas, unas divertidas y otras más serias, pero hay algo que todas tienen en común: el amor"

 

P E R F E C C I Ó N

 

Es la cualidad de lo que es perfecto, pero nada es perfecto en esta vida. La perfección es un estado perfecto donde todo es exacto. Dado que las mejores cosas no tienen defectos, la perfección es un estado perfecto donde todo lo es al cien por ciento. Por supuesto, es muy difícil de encontrar. Tenemos que tener claro que:

La perfección no existe, solo Dios es perfecto.

Aún sabiendo aquello, por razones desconocidas los Morelli le insistieron a su hija vivir una vida perfecta. Desde muy pequeña sin poner objeción a cada una de las órdenes dadas por sus padres se dedicó a estudiar múltiples cosas que le beneficiaran en un futuro, estudios que no fueron difíciles gracias a la "Superdotación con coeficiente intelectual alto" que poseía.

Un don completamente increíble que sus hermanos desconocían. La pequeña era capaz de mantener la mente activa y atenta durante mucho más tiempo que el resto de sus compañeros de clases que poseen una inteligencia más cercana a la media, era y es capaz de sostener esa actividad por más tiempo.

Entre eso destacaba el "Desarrollo del lenguaje", pronunció sus primeras palabras a los ocho meses y la primera frase al año. A los veinticuatro meses optó un vocabulario avanzado, preguntaba por nuevas palabras que no conocía y, a los tres años sonrió intencionalmente antes de las seis semanas de vida.

En pocas palabras, Fiorella Morelli era la personificación de la perfección...Excepto cuando estaba con sus hermanos y mejores amigos.

—¡No, por favor quítalo!—espetó el moreno en un lloriqueo dramático a la vez que cubría sus ojos para no mirar la enorme pantalla que yacía frente a él—¡Hemos visto esa película millones de veces que las canciones no salen de mi cabeza, ten compasión de mí!—imploró, arrodillándose frente a sus hermanos quienes rieron hasta llenar el lugar de carcajadas.

Elio se encogió de hombros dándole a entender que no había escapatoria de eso—Lo siento, Cato pero es noche de películas y es el turno de Fiorella escoger—recordó, tomando el tazón lleno de palomitas para empezar a comer junto a su hermana—Ya deja el llanto y toma asiento—ordenó con gracia.

En el fondo a Elio le dolían los ojos por ver esa película por décima octava vez, pero cuando se trataba de complacer a su hermanita no objetaba. La amaba más que a nadie en el mundo y siempre se aseguraba de cumplir sus caprichos o sus antojos inesperados, estaba seguro que quebraría a su lado pero le importaba muy poco.

A regañadientes obedeció a su hermano mayor, sentándose junto a la hermosa morena de rulos—Que injusticia más grande—cruzó sus brazos como niño pequeño castigado por su madre—Nina, no apoyas a la patria—reprochó imitando el extraño acento venezolano, provocando las risas de los presentes.

Cato Morelli era fanático de hacer reír a las personas. No podía evitarlo pero cada cuanto lo hacía sentía dentro de su ser que la tristeza no tenía cavidad en su vida ni en la de los suyos, relajaba el ambiente en cuestión de segundos y al igual que Elio... le gustaba complacer a Fiorella por lo que se limitó a ver la bendita película.

Nina Rossi negó, aún riéndose por el comentario del chico. Éstas eran sus noches favoritas donde compartía junto a los hermanos Morelli y su mejor amiga Fiorella, amaba estar con ella como cuando eran niñas y correteaban la mansión siendo perseguidas por Elio jugando a las escondidas. Admitía que los mejores momentos de su niñez los vivió en esa casa. Sin contar las miles aventuras y ocurrencias que hacía junto a su madre y hermana.

—Es mi mejor amiga, su deber es apoyarme—contestó Fiorella como si fuera la cosa más obvia del mundo y, en realidad lo era.

En la pantalla se reproducía su película favorita de Disney "Zombies", le encantaba ya que se sentía en cierto modo identificada con la protagonista: Addison quién era interpretada por Meg Donnelly. Vivía en una ciudad perfecta, tenía una familia digna de portada de revista y amigos inigualables...

Su vida era perfecta al igual que la suya y tenía a su linda versión de Milo Manheim.

Carter Frattini, un apuesto castaño de ojos azules como el mar que, amaba locamente a Fiorella desde su infancia. Sus padres eran grandes amigos por lo que se volvieron cercanos a la edad de tres años, constantemente los padres del niño viajaban debido a sus trabajos. Y a pesar de la distancia que tuvieron que enfrentar nada cambió entre ellos, excepto su relación, convirtiéndose ahora en prometidos.

—¿Te he dicho lo hermosa que eres?—susurró en tono seductor en la oreja de la morena.

Fiorella giró levemente su rostro, encontrándose con el de él. Sonrió mostrando los dientes tras besar sus labios—Sí, muchas veces—murmuró para besarlo nuevamente.

Alguien aclaró su garganta, interrumpiendo la escena.

—Así como te dejamos entrar, también podemos correrte—declararon los hermanos Morelli al unísono en un tono de molestia y celos. No les gustaba para nada la idea de que su hermanita estuviera creciendo y experimentando sentimientos nuevos por un chico.

—Ya deja de introducir tu lengua en la boca de mi hermana, Frattini, ten un poco de respeto—musitó un castaño de ojos oscuros como la noche.

Bruno Morelli, hijo del hermano menor de Luca Morelli quién falleció en un trágico accidente automovilístico junto a su esposa e hija, dejando huérfano al pobre niño. Luca completamente destrozado por la noticia decidió adoptar a su sobrino, criándolo como su hijo con las mismas exigencias que le pedía a sus primos...




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