Es por la tarde y Brenda sale de la universidad, hace un día muy frio a la salida, sin ella esperarlo se encuentra a Lucas.
Se acerca, le coje por el cuello y lo besa.
—¿Qué haces aquí? Son las cinco de la tarde.
—Te estoy esperando, recuerda que esta noche, re voy a buscar a tu apartamento.
—Si, lo sé, no me he olvidado.
—¿Te recojo a las doce y media? ¿Te viene bien? —O prefieres un poco más tarde, sobre la una.
—Yo salgo, de trabajar a las doce, pero me tengo que preparar, mejor sobre la una.
—¡Perfecto! a la una entonces, me parece buena hora.
—Y eso, que mañana tengo mi primer examen, a las tres de la tarde espero que se me dé bien, estoy estudiando mucho.
—Seguro que si, además te vas a relajar esta noche un montón, iras al examen perfecta
—ja,ja,ja,no te creas, estoy super nerviosa, quiero tener buenas notas desde el principio.
—No te preocupes, relájate, seguro que apruebas.
—Espero que así sea—le dice Brenda convencida.
—Bueno nos vemos esta noche guapísima, estate preparada.
—A la una, estaré lista, no te retrases.
—¡Nos vemos! —Le dice Lucas sonriente.
—Hasta luego— se despide ella.
Lucas se sube en su Mustang GT y se pierde entre el tráfico en la oscuridad.
Brenda continua por la avenida hacia su apartamento, no se ve nadie por las calles, pero lucen bien bonitas, por el colorido de los adornos de la navidad, en los escaparates de los comercios.
A ella, le gusta, pero recuerda que esta es la primera Navidad que va a pasar sin sus padres y eso la hace entristecerse.
Por fin llega a su apartamento,
Como cada día Otto la recibe dando saltos de alegría y subiéndose sobre ella, Brenda se alegra de llegar a casa y tener ese recibimiento.
Sale al parque a sacar a Otto, hace muchísimo frio, pero le tiene que sacar, el perro corretea de un lado para otro, al final regresa donde ella, le ata la correa y de nuevo regresa al apartamento.
Brenda tiene que prepararse para ir a trabajar, busca un abrigo más grueso y un gorro de lana, para ir más abrigada.
—Bueno Otto, me voy a trabajar ¡pórtate bien! —Dirigiéndose a Otto con una sonrisa.
El perro la mira con cara de tristeza, pues sabe que Brenda se va de nuevo y se queda solo.
Al cabo de un rato, por fin llega a la hamburguesería, con las manos heladas y la nariz colorada.
—Buenas tardes, señor Alan—le dice a su jefe, que esta tras la barra sirviendo unos cafés.
—¡Buenas tardes!, Brenda —veo que hace frio.
—¡Si, muchísimo!, estoy helada—le dice frotándose las manos.
—Te preparare un cafecito bien caliente, ahora mismo.
—Oh,¡Muchas gracias! Me vendrá muy bien.
—Ahora mismo te lo pago Alan—creo que llevo dinero suelto.
—¡De eso, nada! —no tienes que pagarlo, te invito yo.
—¡Muchas gracias! —Señor Alan.
Brenda se pone en la esquina de la barra y se toma el café con leche bien caliente, que le ha preparado su jefe.
Y se pone a trabajar, junto a su compañera Dina.
Es una hamburguesería que tiene muchos clientes y no hay día, que haya un poco de tiempo para descansar, todos los días son iguales, siempre está lleno.
Unos clientes tras otros, las mesas se van vaciando y se llenan de nuevo con otros clientes.
Llega la hora de la salida, son las doce y Eli ha preparado unas hamburguesas, hoy para todo el personal con patatas fritas, las ha metido en una bolsita y a cada uno le ha repartido la suya.
—¡Para ti, la tuya!, aquí tienes Brenda—le dice la dueña y cocinera.
—¡Muchísimas gracias! —Le responde Brenda.
Brenda sale de su trabajo, en la calle hace un frio tremendo, se sube el cuello del abrigo para protegerse más del frio, y camina lo más rápida que puede.
Al final, llega a su apartamento, coge el ascensor y llega a su planta.
Abre la puerta y Otto ladra de alegría.
Brenda va a la cocina, saca la hamburguesa y las patatas y se sienta a cenar, coge un poco de agua para beber.
Otto la mira deseando que su dueña le dé un pedacito de carne.
—¡Toma !, Pero un poco solamente, no quiero que te siente mal, ahí en tu plato tienes tu pienso de pollo y verduras.
El perro coge el trocito de carne y se la come, se relame todo el hocico y mira a Brenda moviéndole la cola.
Tras terminar lo recoge y limpia todo.
Va a su habitación, hace mucho frio, y no sabe que ponerse, para estar guapa, estar guapa para él.
Decide ponerse unos pantalones vaqueros y un jersey de lana blanco, sin nada de ropa interior, un abrigo grueso azul marino de lana forrado de borreguito, un gorro de lana y una bufanda de igual color que el abrigo por el cuello, sus botas altas negras y su bolso, el pelo recogido en una alta coleta, se maquilla y se pinta los labios de un rojo llamativo.
Baja en el ascensor, hacia el portal, quiere estar ahí para cuando llegue Lucas.
Brenda espera a Lucas impaciente.
—¡Ya estoy aquí! el tráfico está fatal—le dice.
—Acababa de bajar, no te preocupes.
—¡Vamos sube al coche! Y cierra la puerta, esta noche sí que hace frio, de verdad.
Brenda cierra la puerta del coche, arranca y se pierden por el fondo de la avenida...
Tras un rato de conducir, llegan al apartamento de Lucas.
—¡Por fin! hogar dulce hogar—dice él.
—Aquí se está muy calentito ¡da gusto! —Dice ella.
—Voy abrir una botella de champan, vete para la habitación, quítate la ropa y metete en la cama.
Brenda hace caso, se dirige a la habitación, se quita la ropa, se suelta la coleta y deja suelto, su largo cabello pelirrojo que le ondea hasta la cintura, se queda desnuda dentro de la cama, esperando a Lucas.
Lucas aparece con dos copas y la botella de champan en la mano y las coloca sobre la mesita de noche, allí las sirve y le da una copa a Brenda.