La realidad es que Brenda se encuentra totalmente sola, todos han hecho planes para las vacaciones navideñas.
Ella no puede moverse de New York, pues tiene que ir a trabajar todos los días.
Cada día acude con su perro al parque, tanto por la mañana, como por la tarde, antes de irse a su trabajo, sin embargo, sigue sin ver a Lucas, no ha vuelto a ir por el parque ni el, ni su hermana.
Brenda piensa que tal vez, Lucas se ha olvidado de ella, pero en lo más hondo de su ser, se dice a sí misma, que estará muy ocupado en el trabajo, como un día le dijo su hermana, en el parque.
Brenda acaba de llegar a su trabajo, es un día lluvioso y hace frio, a pesar de eso hay clientes en la hamburguesería.
—¡Buenas tardes amiga! Vaya día de lluvia ¿Eh?
—Si, hace muchísimo frio, Dina, no apetece salir, a ningún sitio.
—Mantita, cafecito caliente y tele, ¡Una buena peli! Y se está de maravilla, en casita ¿No crees Brenda?
—¡Es donde mejor se está! Te lo aseguro.
—¿Planes para estos días? ¿Y para estas fiestas?
—¡Ninguno, Dina! Sola en mi casa, con mi perro.
—Yo, con mis padres y mi hermana ¿Quieres que quedemos mañana a cenar una pizza?
—¡Me encantaría! Es nuestro día libre ¡Una pizza, estará muy bien!
—¡Decidido, mañana pasaremos el día juntas! ¡Genial Brenda!
Margaret y Leonardo ya tienen las maletas preparadas, para irse a Roma, ella es la primera vez que viaja fuera de New York y esta emocionadísima por el viaje, van a ser unas nueve horas en avión, en línea directa.
Allí conocerá el lugar donde vive Leonardo, le ha hablado ya muchas veces de las cosas que va a descubrir nada más llegar allí.
Leonardo vive en Trastevere unos de los barrios más agradables de la ciudad, muy bohemio y tranquilo, tiene estrechas calles empedradas, iglesias medievales, El Trastevere es una de las mejores zonas de restaurantes de Roma y resulta muy agradable pasear por sus calles, sobre todo cuando cae la noche y llega la hora de cenar.
Tanto los que buscan las tabernas más tradicionales, como los que prefieran los locales más modernos e innovadores, podrán encontrar el lugar ideal para comer en el Trastevere.
Se encuentra en la orilla oeste del Tíber, está al sur de la ciudad del Vaticano y llega hasta la altura de Porta Portese siguiendo el curso del río.
Leonardo vive en La calle principal de Trastevere es la Vía della Lungaretta, que se encuentra en el corazón de la zona.
Vive en un Loft ,en la octava planta, de doscientos metros cuadrados, de tres dormitorios y dos baños, uno en suite, en la segunda planta, salón con chimenea, cocina abierta, una biblioteca, una sala de estar y un baño completo en la planta de abajo, con grandes ventanales al exterior.
Margaret llama por teléfono a Brenda.
—¡Hola Brenda, en un rato cogemos el avión para Roma! No quería irme sin decirte nada.
—¡Pásalo bien y disfruta! ¡Que envidia me das! Amiga.
—¡Espero que tú también estes, bien! ¡Te quiero, mucho Brenda!
—¡Yo también, a ti Margaret! ¡Hasta pronto!
—¡Hasta pronto! ¡Nos vemos a la vuelta, adiós!
Ese mismo día cogen el avión a las diez de la mañana, llegaran a Roma a las siete de la tarde.
Margaret tiene diez días maravillosos para pasarlos junto a Leonardo, para conocer ese lugar tan increíble que le ha descrito él.
Brenda se retumba sobre la almohada de su cama, piensa en lo bien que le va la vida a su amiga, lo bien que ha conectado con Leonardo, el tiempo que pasan juntos, disfrutando de todo, de ellos mismos, lo felices que ve que son.
Ella recuerda los mágicos momentos que pasa con Lucas, se le estremece el cuerpo cuando esta junto a él, le hace sentir sensaciones que no se pueden describir, un cosquilleo embarga su cuerpo cada vez, que Lucas recorre su cuerpo, con sus suaves y a veces agitadas caricias, pero eso hace tiempo que no pasa, y Brenda se siente abandonada.
Ha llegado la hora en la que ha quedado con su compañera Dina, en una pizzería, no muy lejos de donde vive.
—¡Hola, pasemos dentro! ¡Mira en esa mesa de ahí!, Le señala Dina.
—Muy bien, ¡Me parece perfecta! Sentémonos aquí.
Se acerco la camarera a la mesa.
—¿Que vais a pedir? —Les pregunta mirando a ambas.
—Pues...una pizza Diabola,y una frutti di Mare, una ración de patatas y dos coca colas ¡Por favor! —Le dice Dina.
—¡Perfecto!, En unos minutos estarán las pizzas y las patatas, ahora mismo os traigo las dos coca colas.
—¡Muchas gracias! —contestan ambas al mismo tiempo.
La velada ha estado muy bien, las dos amigas han pasado una estupenda tarde degustando las pizzas, entretenidas, hablando de sus cosas, de lo bonito que esta New York en esa época, donde todo está decorado con motivos navideños y donde los escaparates lucen muy bonitos.
Dina le ha comentado, que ella pasara las navidades con sus padres, su hermana y sus abuelos por parte materna que vendrán en esos días navideño a pasar las fiestas en su casa, Brenda le ha contado que ella, pasara la navidad sola junto a su perro Otto, que estas son las primeras navidades sin sus padres.
—¡Puedes venir a mi casa! Serás, mi invitada especial.
—¡No, no puedo! y además... no quiero molestar, son días para estar con la familia reunidos, Dina.
—Con familiares y también con amigos Brenda, y tú eres una buena amiga y compañera de trabajo ¡Insisto! Y no acepto un ¡No! como respuesta ¡Está decidido!
—¡Esta bien! No insistas más...iré, llevaré alguna tarta o pastelitos.
—¡Así, me gusta! Has tomado la decisión correcta.
Se despiden en la pueta de la Pizzería, hasta el día siguiente que se encontraran de nuevo en el trabajo, esos días festivos tienen muchas mesas reservadas.
Brenda llega al apartamento y contenta, saluda a Otto su amigo fiel.
—Bueno Otto, al final no estaré tan sola en estas fiestas, iré a casa de mi compañera ¿Qué te parece?