Nuevamente esta Scott de regreso a New york, él es el único hijo de Alan y Eli, los dueños de la hamburguesería, que se marchó a Sacramento CA, a trabajar como Ingeniero civil cuando había muchísimo trabajo en la construcción de carreteras y puentes, allí tenía una relación de más de cuatro años, pero Scott quería formar ya una familia, tener hijos, a lo cual su pareja se negaba dándole como respuesta , que eso era mucha responsabilidad y que el trabajo para ella era más importante, ella trabajaba como modelo para una firma importante de vestidos de novia, y no quería perder su bonita figura por un embarazo.
A partir de ese día su relación se fue enfriando y poco a poco se iban distanciando, a esto se le unió la mala suerte, porque Scott se quedó sin trabajo, era ella quien llevaba el dinero a casa, eso le hacía sentirse muy mal, eso fue la gota que lleno el vaso y ambos decidieron amistosamente, tomar direcciones separadas.
Después de cinco años Scott regresa nuevamente a New York a trabajar de camarero juntos con sus padres en la hamburguesería.
Scott tiene treinta años, es alto, moreno, con el pelo negro rizado, que le cubre hasta la mitad de su espalda, ojos color avellana, una nariz bien perfilada y unos labios grandes.
Con cuerpo corpulento, sabe manejar ese cuerpo con seguridad y confianza, es de carácter simpático, es seguro espontaneo y muy inteligente.
Necesita dejar atrás su pasado y comenzar de nuevo en la ciudad de New York, ha decidido volver a trabajar en la hamburguesería de sus padres y vivir con ellos, en cuanto ahorre algo de dinero, se alquilará un apartamento para el solo.
Es independiente y decidido, tiene las cosas muy claras en cuanto a su futuro, sabe que empezar de cero, es duro, pero siempre ha sabido salir adelante.
La sorpresa para Alan y Eli, ha sido muy grata, hace tiempo que no ven a Scott, aunque siempre han estado en contacto telefónico y una vez fueron a visitarlo a Sacramento.
Scott ha llegado en unas fechas donde las familias se juntan y comparten buenos momentos EL día de Año Nuevo.
Eli se tira a los brazos de su hijo y le abraza fuertemente, dándole dos besos en la mejilla, al igual que el cae en los brazos de su madre comiéndosela a besos.
Después de abrazar a su hijo, Alan está encantado de tenerle nuevamente en casa, así que todo animado y tras su regreso le dice:
—¿Te apetece darte un chapuzón el día de Año Nuevo? ¿O prefieres ver a los valientes que lo hacen? ¡Qué me dices!
—¡Claro, papá! ¿Por quién me tomas? ¡Sabes que me apasiona!
—¡Entonces vayamos! a Polar Bears Club, en Coney Island.
—¡Adelante! , haber quien aguanta más—le dice sonriéndole.
—La temperatura del agua se cierne sobre 40 grados—le dice su padre.
—¡Si, y hace un frio que pela! , pero... ¡Soy un luchador!
Ambos salen en dirección a Coney Island, como si de dos rivales se tratara, a ver quién es el mejor, Eli se queda en casa a su regreso irán de crucero, durante dos horas por las aguas del Atlántico.
Como todos los neoyorkinos es muy común salir a tomar un brunch el día de Año Nuevo, así que esta familia lo ha reservado en un crucero turístico panorámico totalmente acristalado con comedor.
El matrimonio escucha las melodías de un pianista de jazz a bordo y aprovecha para bailar.
Scott desde la mesa Admira las vistas de Nueva York, como el edificio Empire State, el puente de Brooklyn, la estatua de la Libertad y el One World Trade Center.
El día está siendo perfecto, Scott ve como sus padres están disfrutando, y él está muy contento de haber regresado, ya no tenía significado para el seguir en Sacramento, ya nadie ni nada lo ataba aquella ciudad.
Han sido dos horas maravillosas de crucero, ahora toca hacer un poco de ejercicio, han alquilado unas bicis para recorrer Nueva York en bicicleta, cruzar el puente de Brooklyn y terminar cenando en algún lugar.
Un día de Año Nuevo inolvidable.
Después Scott, les invitará a cenar en un buen restaurante y será el broche final de un día increíble, junto a sus padres.
The View, es el restaurante que ha elegido Scott, el mayor atractivo de The View reside en sus vistas 360º mientras se disfruta de una buena comida o simplemente una copa. En este lugar confluyen neoyorkinos que suben para celebrar una ocasión especial o para tomar algo antes de acudir a Broadway, o para cenar.
Para Scott. es un restaurante perfecto y una celebración especial, por una parte, el reencuentro nuevamente con sus padres y al mismo tiempo, un comienzo, una nueva vida.
El restaurante The View de Nueva York se encuentra en Manhattan, en pleno corazón de la Gran Manzana y junto a Times Square o Broadway. Su acceso es curioso, ya que no cuenta con un acceso directo desde la calle, hay que entrar a él a través del hotel.
Es sofisticado y elegante, la decoración es clásica.
The View es el único restaurante giratorio de Nueva York y permite tener vistas a gran parte de la ciudad durante la cena.
El restaurante da una vuelta completa cada 60 minutos, a Scott le ha parecido una buena idea traer a sus padres aquí, un lugar diferente, los precios son caros, por la visibilidad de sus vistas y por qué sus menús están muy cuidados, además, tienen una mesa junto a la ventana, la comida es típica americana, pero para él. sus padres valen todo el oro del mundo.
—¡Pero hijo, esto es precioso! Debe ser caro... —le dice su madre.
—¡Para mí, el tesoro más grande sois vosotros! Esto no es nada, para lo que os merecéis, y le guiña un ojo a su madre.
—¿En esta mesa? —Pregunta Alan.
—¡Si, papa! ¡Las vistas, son impresionantes!
Ambos se sientan en la mesa y degustan los platos más exquisitos,
han pedido de primero Tortellini con Salmón, de segundo Scott va a cenar Solomillo de Lomo, sus padres se han pedido Mero rojo al vapor, y de postre Pudín de caramelo.