Lucas viaja cada día desde su hermosa mansión a New York, donde vigila sigilosamente a Brenda, su esposa no se queda embarazada y entre ellos hay muchas discusiones, por otra parte, a él, no le importa, ya que no se casó por amor, sino por dinero, al ser de familia bien posicionada como él y tener un gran patrimonio.
Brenda está disfrutando de ser mamá en el restaurante le han dado cuatro meses de descanso, los estudios ya no son su prioridad, lo mejor y más grande que tiene en su vida ahora es su pequeña Brigitte, y disfruta cada día de ella.
Suele pasarse por el restaurante y allí se siente muy arropada por sus jefes, que la han cogido mucho cariño.
Pasa tardes enteras hablando con su compañera Dina, una joven muy madura, a pesar de su juventud, tiene muy claro lo que piensa hacer con su vida, y le encanta hablar con Brenda, la considera, como si fuera una hermana.
A pesar de su felicidad de haber sido madre, sin haberlo esperado, y de sentirse tan feliz, piensa en Lucas, en aquellas palabras que le dijo en el aparcamiento del supermercado, y sabe que es capaz de lo peor.
Se culpa, por haber cometido el gran error de haberse enamorado de semejante persona, de no darse cuenta y haber caído en sus brazos. Se arrepiente de haberlo conocido, y lo daría todo por poder cambiar el pasado, aquellos momentos vividos con Lucas, aquellas noches de pasión desenfrenada, aquellas noches de besos apasionados, de dulces caricias, todo aquello que hizo que su cuerpo temblara, aquellas sensaciones que tanto le gustaban, aquellos juegos que hacía que su cuerpo ardiera y se estremeciera, todo lo que un dia tanto deseaba, ahora lo odia, no quiere esos recuerdos en su mente y lucha contra ellos.
Lo único, de lo que no se arrepiente es de haber tenido a su hija, es lo mejor que le ha pasado en mucho tiempo, tras quedarse sola y tener que salir adelante, luchar por sí misma y ahora lo hace más que nunca.
Para ella, la maternidad es como una montaña rusa, está llena de subidas y bajadas inesperadas… Puede estar repleta de felicidad y de repente llena de preocupaciones. Por qué Lucas es ahora nuevamente un gran problema para ella.
Su mejor maquillaje es la sonrisa que pone su bebe en sus labios. Es la más plena, la más auténtica y la más sincera.
Aprende a ser mamá día a día, paso a paso, momento a momento. No importa el tiempo. el aprendizaje es continuo.
Ha tenido la oportunidad de volver a ser niña de nuevo… Los recuerdos de cuando era niña y pasó su infancia en la casa de la isla, ha visto el álbum de fotos de cuando ella, era un bebe.
Su habitación repleta de ositos de peluche, el recuerdo de los vestiditos, y se ha dado cuenta que sus padres la cuidaron, mimaron mucho y la dieron mucho amor.
Ha aprendido que puede ser productiva a pesar de dormir solo 5 horas al día (o incluso menos). Pero eso a ella no le importa, todo sacrificio por su bebe, le parece poco.
Ha aprendido que es humana, que a veces no puede con todo y que debe establecer prioridades. Y que no… no pasa nada si algo no le sale como hubiese querido.
Que puede equivocarse y que, por ello, no deja de ser una buena madre.
Que no es fácil ser mamá...
Ha aprendido, sobre todo, que su hija llegó, no para cambiar su vida, sino para hacerla más completa y más feliz.
Ha aprendido que ser mamá, no lo cambiaría por nada del mundo.