Camino alrededor de la plaza de la ciudad intentando aprovechar los 15 minutos de descanso que tengo, el trabajo en la cafetería últimamente está siendo aún más pesado y si a eso le sumo la presión que tengo en casa de mi madre, me da como resultado un cansancio extremo. Doy un sorbo al café que me Abril me ha regalado y tomo asiento en una de las bancas que hay disponibles alrededor de la plaza.
Suspiro y miro la hora en el reloj que porto en la muñeca. Diez minutos más de descanso, me encorvo hacia adelante y apoyo los codos en las piernas, dos horas más y podré irme a casa y “descansar”. Miro al frente, una pareja con un bebe en brazos pasa frente a mí, una sonrisa melancólica se instala en mi rostro. Sacudo la cabeza buscando retirar esos pensamientos de mi mente, bufo y doy un sorbo al café.
Parpadeo confundida al sentir como un flash me encandila, giro mi cabeza en busca de la causa de mi confusión y me encuentro con un chico parado a mi lado izquierdo, con una cámara cubriendo su rostro. Frunzo el ceño y ladeo la cabeza hacia el lado izquierdo, él retira la cámara de su rostro y me mira con una sonrisa, yo se la devuelvo y entonces pregunto:
¿Qué haces? – se acerca y mira el espacio disponible a mi lado después me mira a mí y yo asiento.
Te tomé una foto – dice con tranquilidad.
Sí, de eso ya me he dado cuenta, pero me refiero a ¿por qué? ¿por qué me has tomado la foto?
Ah eso… bueno porque me ha parecido el momento preciso, con la luz del sol y tú en esa posición, no podía desaprovechar esa oportunidad – toma la cama, presiona unos botones y enseguida me muestra la pantalla.
Mi boca forma un O al darme cuenta de la hermosa fotografía que ha captado. Efectivamente la luz del sol hacia que el momento se viera hermoso, mi rostro esta hacia el frente, con el vaso de café entre mis manos y mi ojo tiene un brillo especial.
Wou… esa foto es hermosa – exclamo con una sonrisa – tienes talento para esto – señalo la cámara y el asiente con una sonrisa.
Trabajo en esto, soy fotógrafo.
Excelente trabajo.
¿Y tú? ¿En que trabajas?
Le muestro el vaso de café que sostengo en mi mano derecha, luego hago un movimiento con mi cabeza señalando la cafetería que está en la esquina contraria a la plaza.
Ahora entiendo – lo miro con el ceño fruncido – desde hace un rato te vi dando vueltas alrededor de la plaza y me dio curiosidad – se encoje de hombros y yo asiento.
El gira su cabeza y me ve, me ve a los ojos por primero vez desde que comenzamos a conversar. Sostiene la mirada por varios segundos y eso me comienza a inquietar, sonríe y yo bajo la cabeza evitando su mirada. Mis mejillas se han puesto coloradas y bebo rápidamente del café.
Tienes lindos ojos – yo vuelvo a mirarlo y esta vez sonrío.
Gracias – paso mis dedos por mi cabello, en un gesto de nerviosismo – muy poca gente me lo dice, la mayoría cree que soy un fenómeno, una rareza, algo que da… miedo y de tantas veces que lo he escuchado, ahora lo creo y es verdad… pero gracias por decirlo.
¿Te crees eso? – asiento y evito mirarlo – lastima, deberías darte cuenta de que son únicos – me sonrojo y niego.
Tranquila Fernanda, tranquila.
No te puedes derrumbar ahora y mucho menos frente a un extraño.
¿Puedo? – pregunta señalando su cámara y yo asiento. No sé qué es lo que pretende.
Es obvio que te va a tomar una foto Fernanda.
Me abofeteo mentalmente, claro que es obvio.
Coloca la cámara frente a su rostro, acerca el foco de la cámara y enseguida escucho un clic, no hubo flashes.
Retira la cámara de su rostro y ve la pantalla, una sonrisa aparece en su rostro
Tiene una sonrisa hermosa.
¡Ya Fernanda concéntrate!
Levanta la vista y me ve.
Ay, sus ojos, parecen miel…
¡Que te concentres!
¿Puedo ver? – pregunto intentando ver la fotografía, él la retira.
No.
¿Por?
Porque aún no es el momento – frunzo el ceño y el niego con la cabeza.
¿Y cuándo lo será?
Cuando tú creas….
Fernanda, me llamo Fernanda – extiendo mi mano y él la toma.
Matías – sonrío, tiene un bonito nombre.
En ese momento mi reloj emite un pequeño tintineo que anuncia que mi descanso ha terminado.
Tengo que irme, mi descanso a terminado y tengo que seguir trabajando – me rápidamente y camino hasta el contenedor de basura que hay cerca de la banca, deposito el vaso, ya vacío, de café, doy media vuelta y me encuentro con Matías parado a un metro de mí.