Moral or the Story
Ashe
𝐍𝐢𝐜𝐨
¿Agresión? ¿Manipulación? ¿Violencia? No eran buenos patrones, por Dios que no.
Livvie estaba mal. No, mal no, estaba fatal. Estaba hundida hasta adentro y todo por un chico enfermo a niveles inimaginables. La estaba matando por dentro lentamente, y por fuera estaba dejando heridas que nunca podría borrar. Aunque tal vez las interiores eran las verdaderas imborrables.
Sabía que había algo mal, tenía ese presentimiento, pero fue como si todas las teorías que tenía hubieran desaparecido en el momento que empezó a contarme su historia. O una pequeña parte de ella, porque sabía que había un montón de cosas que hacían falta para completar el rompecabezas.
No podía preguntárselo, ella me pidió que la dejara expresarse a su tiempo, y claramente eso sería lo que haría.
Había muchas cosas que aún no entendía, cómo ¿por qué no tenía amigos siendo ella un ser tan maravilloso? O ¿dónde estaba su familia y por qué no eran un apoyo para ella? ¿Y lo de la emergencia médica? ¿Qué pasó ese día?
Sabía que se le escapó el detalle que, por verse con una amistad, terminó en un quirófano siento suturada por mí, pero ¿por qué? ¿Qué hizo para que él le hiciera daño? Si fue eso lo que pasó, por supuesto, porque ahora quedaba como en una ruleta dando vueltas y vueltas sin tener una respuesta segura.
Por un lado, Baker dijo que el accidente había sido porque ella se autolesionaba y consumía ciertas sustancias. Y luego estaba la versión de ella donde afirmaba que él la lastimaba.
¿Cuál creía yo? La de ella, por supuesto. Nunca dudaría.
Aparte que ese tipo no daba buena espina. Solo hacía falta verle la cara para descubrir que no era una buena persona. Y no generalizaba sobre personas con cierta apariencia, pero era todo de él que denotaba que era con la peor persona que podías cruzarte en tu camino.
Las cicatrices, las marcas... todas eran por él. Él decía quererla y ¿así era el amor que le tenía? ¿Dañándola? ¿Qué clase de amor era ese?
Mi historia con Emma no era ni lo mínimo por lo que pasaba Olivia, y eso que aún no sabía toda la historia. No era que minimizara mis problemas o preocupaciones, todos eran válidos, pero mientras nosotros estábamos bien y a veces nos quejábamos por situaciones de un valor más bajo, otros sufrían y luchaban de manera literal por su vida.
Con Emma sufrí, muchísimo, el dolor de perder una hermana no se lo deseaba a nadie. Era como perder una parte de ti, una parte que viste crecer, que le enseñaste cosas, con quien creaste momentos..., y perderla de un día para otro, sin motivos suficientes, era un dolor inimaginable.
Con Anna sufrí, no era algo que pudiera negar porque fue de las principales razones por las que me fui de Italia. Pero pese a que hubiera estado envuelto en esas situaciones, logré descubrir que había una manera de superar cualquier obstáculo.
Me costó muchísimo ser feliz, sanar, pero después de todo seguía aquí, con una versión aún mejor que el Nico de veintiún años que vio cómo enterraban a su hermana menor de diecisiete. O el Nico de veintidós que tomó un avión con una bebé de pocos meses con destino a Nueva York.
Siempre había una manera de salir a flote y nadar hasta la superficie, y no siempre debíamos hacerlo solos. Yo tuve a Jacob, a Johana, a sus amigos, que me recibieron increíblemente en el grupo. Estuvo la nana de Aurora, que, de algún modo, se había convertido en una figura materna para mí en la ausencia de mi madre. Sus consejos y palabras de aliento fueron un apoyo increíble. Pero Livvie no tenía a nadie.
No estaba mal recibir ayuda de vez en cuando. Éramos humanos, teníamos sentimientos, teníamos debilidades... No podíamos compararnos con algo sin vida, porque sería una comparación absurda. Éramos débiles, y ser débil estaba bien. Tener vulnerabilidad estaba bien. Expresar sentimientos estaba bien. Dejarnos ayudar estaba bien.
No teníamos el término «humano» por ser lo que éramos: carne y hueso. Sino que ese término era mucho más grande. Implicaba sentimientos, conexiones, emociones, destrezas, debilidades, fortalezas, acciones, pensamientos... Implicaba muchas cosas, y entre ellas no estaba el creer que no necesitábamos a nadie más, porque, así como se necesitaban dos personas para crear a otra, necesitábamos a alguien al lado para lograr sobrevivir durante toda nuestra vida. Un apoyo equilibrado.
Los niños necesitaban de sus padres cuando crecían, de adolescentes buscábamos el apoyo de nuestros amigos, de adultos los buscábamos a ambos. El contacto entre personas era necesario. Ese sentimiento de apoyo, esa sensación de calor, de protección y fraternidad eran necesarias.
Y todo eso eran cosas que a Livvie le faltaban. Y yo pensaba brindárselas.
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Editado: 05.11.2024