Flores de primavera en la arena

Las piezas faltantes del rompecabezas. O al menos la gran mayoría de ellas

Stop Crying Your Heart Out

Oasis

𝐍𝐢𝐜𝐨

Un cementerio. Me había traído a un cementerio.

Olivia caminaba a mi lado y me tomaba la mano con fuerza. Habíamos pasado a su casa para que pudiera ducharse antes de traerme al lugar que quería mostrarme, pero me imaginé cualquier cosa menos un cementerio. ¿Era en serio lo de que cargaba con la vida de dos personas en sus manos? ¿Iba eso en sentido metafórico o realista?

Se detuvo frente a dos lápidas plantadas en el césped. Eran iguales, exactamente iguales. Me soltó la mano y metió ambas en los bolsillos de su pantalón, como si quisiera protegerse de algo o de ella misma.

—Nico, te presento a mis padres: Daniel y Georgina Moore.

La miré con las cejas fruncidas un segundo y luego leí el nombre de las lápidas. Tenían esos mismos nombres que acababa de decirme, al igual que la misma fecha de fallecimiento. ¿Qué había pasado?

—Murieron hace casi seis años atrás —empezó a explicarme como si hubiera escuchado la pregunta en mi cabeza— en una fría noche de un veinticinco de mayo. Aunque para ellos no había un frío qué presenciar; las llamas los envolvieron completamente hasta arrebatarles la vida.

Livvie se agachó y quitó unas hojas secas que estaban cerca de la lápida de su madre, evitando el contacto visual conmigo a toda costa.

—Hubo un incendio en mi casa esa noche. Adentro estaban ellos y Stella, mi hermana mayor por dos años. Yo estaba afuera con Logan, recorriendo la ciudad y... drogándonos por ahí. Había agarrado ese hábito de él, el efecto me ayudaba a estar pasiva y olvidar todo lo que me dolía, todo lo que en mi casa me hacían sentir y lo mucho que la presencia de él afectaba en mi vida, pero él había sabido controlarlo. De hecho, ahora no lo hace, había salido con facilidad; yo no. Yo me había ahogado hasta el fondo.

Se levantó de nuevo y miraba al lugar donde estaban sus padres con una sonrisa triste.

—Cuando sentí que era muy tarde le pedí volver. Cuando llegamos a mi residencia, el negro del cielo se había teñido con colores naranjas cerca de casa, y era por la inmensidad de las llamas que envolvían el lugar donde vivía. El lugar que hacía llamar hogar, pero que nunca fue eso para mí... —Tomó un suspiro y tragó saliva, como queriendo desaparecer el nudo en su garganta—. Los bomberos lograron sacar a Stella y mamá con vida, con papá había sido muy tarde. Mamá recibió ayuda en la ambulancia para mantenerla con vida hasta el hospital, pero las probabilidades de vida eran muy pocas..., y así fue.

Se limpió una lágrima rápida y siguió hablando.

—Había conocido a Logan la mañana siguiente a la fiesta que te conté, cuando tenía dieciséis. —Sabía que él tenía que ver con algo aquí—. Llamé su atención después de la escena que hice en esa fiesta, tal vez me vio rota y fácil de manipular, pero supo cómo llegar a mí. Esa noche dije cosas horribles de Stella, cosas que por poco y podían quitarle la beca por la cual estaba luchando para ser entrenadora profesional de equipos de porristas, gimnastas.... Pero al final lo hizo, porque por las quemaduras que quedaron en su cuerpo no quiso seguir con su plan de vida. Había quedado asqueada de ella misma y de mí, porque yo fui quien había cometido ese dolor. —Su mirada se oscureció con pesar—. Ella también había dicho cosas horribles de mí, y después de eso, no volvimos a ser tan unidas. Éramos orgullosas, o yo era orgullosa, muy orgullosa y caprichosa. Era muy diferente a la Olivia que tienes a tu lado ahora mismo.

»Cuando empecé a juntarme con Logan, mamá y papá estuvieron en desacuerdo con nuestra relación, y tenían toda la razón del mundo al estarlo. —Se miró una cicatriz que tenía en la palma de su mano derecha y la tocó con cuidado, como si aún le doliera—. Él dijo que esto nos mantendría unidos de por vida. —Intenté entenderla, pero no sabía de qué hablaba—. Hizo como una especie de ritual en una fogata en el bosque y cortó la mano de ambos para que la sangre se mezclara. Dijo que así siempre íbamos a estar juntos, porque estaba enamorado de mí.

—Eso no es cierto, lo sabes, ¿verdad, Olivia? ¿Sabes que no te volverá a molestar? Mucho menos que alguna vez estuvo enamorado de ti. Eso no era amor...

—Lo sé, pero es complicado explicárselo al cerebro. —Soltó una pequeña risa amarga—. Después de juntarnos más, empecé a consumir sustancias, entre ellas le agarré el gusto a los cigarrillos. —Su tono de voz cambió, como si odiara hablar sobre eso—. La noche del incendio, Logan llegó a mi casa para salir —recalcó—. Estaba en semana de exámenes, todo mi cuarto estaba lleno de papeles, aunque no estaba estudiando nada; las líneas blancas repartidas por mi escritorio no me dejaban pensar.

Fruncí las cejas al imaginarla así: rota, drogada y lastimada. No era una escena que me gustara crear en mi mente. Me dolía pensar en todo el dolor que tuvo que pasar durante toda su vida ahora que empezaba a formar el rompecabezas en mi cabeza.

—Cuando íbamos a salir por mi ventana hacia el jardín para que mis padres no se enteraran que me había escapado, apagué el cigarrillo en el cenicero, pero quedó mal apagado.

Levantó la cabeza y me miró con los ojos húmedos. Yo sentía que el corazón se me partía en dos al verla así.

—Las cenizas quemaron los papeles y crearon las llamas del incendio. —Un sollozo escapó de sus labios—. Fue mi culpa, Nico.

No me resistí y la atraje hacia mí. Olivia empezó a llorar como nunca la había visto hacerlo; expresaba verdadero dolor. Sus sollozos chocaban en mi cuerpo y ella se aferraba a él con fuerza. Sus manos en mi espalda me tocaban con desesperación, como si eso le ayudara a calmar el sentimiento de agonía que llevaba por dentro.

—Esas eran las muertes de las que me sentía culpable. —Lloraba, pero seguía hablando—. El perdón de mi hermana era porque le había arrebatado a unos padres que la amaban y porque le había quitado su sueño de ser entrenadora. El hombre del que hablaba era mi padre, porque con él nunca me llevé bien, era como si tuviera un odio indescriptible hacia mí. Siempre hubo una gran diferencia entre mi hermana y yo, pero aun así yo siempre los perdonaba en silencio, siempre lo perdonaba en silencio, porque lo quería. Y el castigo por el cual Logan estaba conmigo era por haber sido desobediente y una muy mala hija, por no haberlos escuchado cuando me dieron advertencias sobre la realidad del mundo, sobre la realidad que era estar con un hombre como él, que lo único que planeaba era apagarte a tal nivel que te desconocías a ti misma.




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