Girls Just Wanna Have Fun
Chromatics
𝐎𝐥𝐢𝐯𝐢𝐚
Adoraba mi trabajo, y muchos podrían preguntarse cómo podía amar un trabajo si trabajar era lo peor del mundo, pero cuando vivías en una rutina que no te gustaba y drenaba absolutamente toda tu energía, cambiar ese modo de vivir y experimentar nuevos mundos podía ser muy divertido.
Y yo lo disfrutaba.
—La apertura es el fin de semana —Lili apareció por mi mostrador y dejó un montón de papeles sobre la madera— y yo siento que no hay tiempo suficiente para terminar el montón de cosas pendientes que tenemos que hacer.
Lili era la organizadora de eventos de la galería y ahora una nueva amiga, además de ser como una "jefa" cuando el verdadero superior no estaba por aquí. Era cómodo conversar con ella, y en la semana que había estado trabajando como recepcionista, habíamos tomado mucha confianza con la otra. Era muy amistosa y agradable.
—Dime en qué necesitas que te ayude y lo haré con gusto —le pedí.
—Eres un ángel, ¿ya te lo dije?
—Como siete veces en lo que va de la semana, y apenas estamos lunes.
Eso la hizo reír.
Teníamos la entrada de una nueva colección de varios artistas que estaban empezando a surgir, esa era la gran apertura de la cual Lili estaba tan estresada. Había algunos en fotografía y otros en pintura, pero yo estaba emocionada por poder conocer a los creadores de tales hermosas imágenes.
—Puedes organizar todo el mapa de la galería y ver en cual sala estará cada colección.
Casi sonreí ante el favor que me pidió. Era la parte más divertida del trabajo y podía ordenar cada pieza a mi gusto y en la sala donde lucieran más.
—Un placer. —Tomé el mapa de la galería y lo puse sobre el escritorio para darle un vistazo. Lili tomó las demás cosas y desapareció por el pasillo mientras se seguía quejando del montón de cosas que tenía que hacer.
La galería no era enorme, pero tampoco pequeña. Podía entrar una gran cantidad de personas dentro del lugar, que era lo que esperábamos para el día de la apertura de la nueva colección.
Salí de mi cubículo y caminé por las salas mientras le daba una mirada a los espacios. Las colecciones venían por colores, tamaños, temáticas... Algunos artistas solo dibujaban o fotografiaban lo que se les viniera a la mente, entonces algunas de sus obras no tenían coincidencias. Pero era interesante apreciar la variedad de creaciones, que era justo lo que había estado haciendo los últimos días.
A veces, cuando terminaba mi turno y la galería estaba por cerrar, me metía al almacén para ver las imágenes que se mostrarían en la apertura, deseando que en un futuro sean las mías las que alguna persona organizará para mostrarlas en una sala.
Miré la pared del frente. Era grande y larga, en ella podían caber tres cuadros del mismo tamaño. Mientras apuntaba mentalmente las obras que irían sobre ella, alguien me tapó los ojos con las manos, pero no dijo una sola palabra.
—¿Se supone que es un juego y que debo de adivinar quién es?
La persona no respondió, claramente, pero por su perfume podía reconocerla a la perfección.
—Aurora, ¿sabías que tu perfume se puede oler a kilómetros? —La escuché hacer un chasquido con la lengua y luego apartar las manos de mis ojos para que alguien la bajara al suelo de nuevo. Ese alguien era Johana—. ¿Qué están haciendo aquí?
—Mamá se cansó de nosotros y nos va a dejar donde la niñera –reclamó Mason.
—Eso no es cierto, solo me daré libre de ustedes una noche.
—¿Salida con Jacob? —Después de muchísimo esfuerzo por parte suya, había dejado de usar las formalidades con Jacob y ella.
—Sí, pero nosotras también saldremos.
—¿Ah, sí?
—Sí –Aurora confirmó—. Papá también va.
No sé por qué escuchar eso salir de su boca me puso nerviosa. Casi no había visto a Nico esta semana pasada, y hoy apenas era lunes para que me añadieran a las cenas que tenían ellos los viernes con los Baker, pero era extraño sentir eso por verlo.
—¿Y a dónde iremos? —pregunté mientras movía nerviosa el papel de los planos de la galería en mis manos.
—¡De fiesta! —respondió Johana con muchísima emoción. Yo no pude refutar. Faltaban veinte minutos para que terminara mi turno, pero persuadió a Lili para que me dejara salir más temprano porque teníamos algo importantísimo qué hacer.
Importantísimo = salir de fiesta.
Dejamos a ambos niños donde Luciana, que era la nana de Aurora y Mason, y después de unos diez minutos estábamos dando vueltas en la casa de Johana.
—¿Y cómo fue que se dio el plan? —le pregunté mientras ella sacaba prendas de su armario.
—Jacob y yo nos casamos la semana que viene...
—Mi cámara ya está lista –le informé y ella sonrió. Por algún motivo le había encantado mi trabajo y yo estaba nerviosa por ser la encargada de tomar las fotografías del día más especial de su vida.
—...y decidimos hacer algo como una despedida de solteros juntos, aunque la actividad suene ridícula porque ninguno de los dos está soltero, pero es como una tradición.
—Por eso tanta emoción por la salida, porque es tu despedida de soltera.
—Sí, pero también porque será una salida a una fiesta tanto tuya como de Nico después de mucho tiempo.
Eso me sorprendió. ¿Nico no iba a fiestas?
—¿A Nico no le gustan las fiestas?
Johana sacó de su armario un vestido corto y negro con pequeños brillos en él y me lo pasó.
—No lo sé, puedes preguntárselo en la discoteca.
Sonreí y negué con la cabeza. Levanté el vestido para mirarlo, era muy corto, pero era precioso. Tenía mangas largas y la espalda al descubierto. A los lados de la cadera era un poco flojo y le daba más movimiento a la tela, tela que llegaba hasta la mitad de los muslos.
—Se te verá estupendo.
—Ese es para ti, yo llevaré falda.
¿Cómo? ¿Yo vestiría tal prenda? ¿Qué Johana no había notado que solía usar más pantalones y tenis? No me dejó siquiera hablar, me mandó a la ducha y después de un rato, estaba terminando mi maquillaje para salir. Siempre solía llevar las pestañas con máscara y bálsamo en los labios, pero ahora le estaba agarrando de nuevo el gusto a eso de llevar más maquillaje.
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Editado: 20.11.2024