Do I Wanna Know
Arctic Monkeys
𝐍𝐢𝐜𝐨
Jacob se movía ansioso en el altar, esperando a que anunciaran la entrada de su prometida. No había visto a Livvie, pero sabía que andaba por ahí dando vueltas con su cámara. La tardanza de Johana de seguro era por el montón de fotos que le estaba tomando, porque le había dado indicaciones de que las fotografías debían de salir perfectas. Sobre todo, en las que aparecían ellos dos junto con Mason, porque pensaba llenar su casa con las imágenes de uno de los días más importantes de su vida.
Había hablado un poco más con ella, sobre lo que pensaba y sentía. Su humor había cambiado mucho, estaba más tranquila, pero los recuerdos siempre le venían de vez en cuando. Sobre todo, ayer, que había sido el día donde sus padres desaparecieron de su vida y donde su hermana no había dejado rastro al partir de Nueva York. Pero había estado ocupada con el cierre del curso y salida a las vacaciones.
La había acompañado a sus almuerzos en la facultad y habíamos tenido noches de películas en casa con Aurora y Mason, que a veces se colaba porque sus papás estaban muy eufóricos con la boda y no quería participar del estrés de ese evento. Ahora, portaba mala cara sentado en la primera silla, con un traje que lo hacía verse como un caballero y con las sortijas de sus padres en sus manos.
Aurora estaba sentada en la misma silla, pero en el otro extremo del altar. Tenía un vestido rosado a juego con el de las damas de honor. Ella entraría de la mano de Mason cuando el oficiante de boda lo indicara y estaba feliz porque decía que tenía la responsabilidad de la parte más importante de la ceremonia.
—¿Podrías quedarte quiero? —le pedí a mi mejor amigo. Ya había empezado a angustiarme y esto de estar de pie a su lado y verlo inquieto no era nada lindo.
—¿Y si no baja? ¿Y si se arrepintió mientras se vestía? ¿Y si no estaba segura de casarse conmigo? ¿Y si…?
—¿Y si estuviera caminando en este momento al altar?
Jacob se giró hacia la entrada del altar y la música empezó a sonar. El cielo de la tarde tenía tonalidades rosas y naranjas, haciendo que los vestidos de las chicas que entraban antes de Johana se combinaran con él. Olivia pareció apreciarlo también, porque apareció a un lado del altar y fotografiaba el camino con el cielo de fondo.
Se veía preciosa, más que la novia me tomaba la libertad de decir. Aunque Johana no podía saberlo, me ahogaría en el lago artificial que estaba al lado y en el cual nadaban cisnes blancos en él.
Tenía un vestido largo y verde claro a juego con sus ojos, de tirantes finos y un escote en V que le resaltaba la clavícula y la hacía verse elegante y preciosa. Tenía una abertura en su pierna derecha y usaba zapatos altos, no los tenis que siempre la acompañaban. Algunos anillos adornaban sus dedos mientras presionaba los botones para fotografiar a Johana, que se aferraba con fuerza al brazo de su padre mientras caminaba por el altar hacia nosotros. Su cabello largo caía tras su espalda con ondas en las puntas y su maquillaje le resaltaba la mirada, con esos ojos extremadamente bellos.
Parecía una princesa y eso solo me hacía distraerme del evento principal.
La ceremonia empezó y Evelyn y yo, que éramos los acompañantes principales, nos mantuvimos junto a ellos en todo momento.
—¿Los anillos? —El oficiante de boda empezó a buscarlos por el altar—. ¿Alguien tiene los anillos?
Mason y Aurora comenzaron a caminar por el caminillo lleno de pétalos en el suelo. Una sonrisa apareció en mis labios. Me preguntaba si algún día la vería caminar así hacia mí con mis anillos. Olivia bajó un momento la cámara para verlos caminar y se le escapó una sonrisa.
—Gracias. —Jacob le revolvió el cabello a su hijo y le pellizcó la mejilla a Aurora con los nudillos.
Ambos dijeron las palabras que debían de decir mientras resbalaban el anillo por el dedo del otro y al final se fundieron en un beso de película. Johana lo había obligado a ver muchísimas películas románticas para que el primer beso como esposos fuera especial. Sin duda ella sería quien le daría vida al matrimonio.
—Preciosos, ¿cierto? —me dijo Evelyn cuando ambos empezaron a caminar fuera del altar y las familias les aplaudían.
La cena era al aire libre, cerca del lago y en medio de los árboles. De tanto vivir en la ciudad habían conseguido un lugar súper escondido con mucha vegetación.
—No diría lo mismo de Jacob, pero…
—¡Nico! —Me empujó por el hombro y entrelazó su brazo con el mío. Intenté apartarme, pero las demás damas y los caballeros de honor se nos juntaron en un segundo, dejándonos aprisionados.
—La mejor sonrisa que tengan, por favor. —Livvie apareció frente a nosotros—. No quiero convertirme en el juguete de la novia cuando vuelva de su luna de miel y vea que sus acompañantes salieron mal en las fotografías.
Me sonrió, pero su mirada se desvió a nuestros brazos juntos y luego a la cámara.
—¡Mi mejor ángulo, Olivia! —le pidió Emily.
—Tú no tienes ángulos buenos —la molestó Ben.
Todos rieron y el flash de la cámara se disparó. Tomó algunas más rápidas sin la luz y, cuando bajó la cámara para verlas, Emily se le fue encima a Ben.
—¡Tú eres el que se va a quedar sin ángulos buenos, Benedith!
—¿Es amor disfrazado de odio lo que ven mis ojos, Emi?
Se tiró con ella al césped y Jayden sacó una botella de champán de alguna parte y la pegó contra el suelo para que la espuma saliera disparada.
—¡Hay que celebrar otra futura boda! —dijo mientras nos rociaba a todos.
—¡¿Qué haces, idiota?! —Evelyn lo reprendió y yo salí corriendo de ahí antes de que me cubriera de champán. Tomé a Livvie de brazo y la llevé conmigo.
—Cuidado, Nico, la cámara.
—La correa está en tu cuello, no se va a caer. —Eso y su gato era lo que más amaba en este mundo. No tenía dudas.
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Editado: 20.11.2024