Flores en invierno

El comienzo

Hace siete años.

 

«Brrr, brrr»

Leen corrió hasta su escritorio donde había dejado su celular. Estaba ansiosa por saber la respuesta a su propuesta.

Florecitas Macabras

@Liz: ¡Me encanta! Me anoto.

@Ana: Si Anto va, yo también.

@Sarah: ¡Pero si tú estás en México!

@Ana: ¿Y eso qué? Un pasaje de avión, dos timbres en el pasaporte y ¡voila!

@Mari: ¿Pero dónde nos quedaríamos? Digo, Leen no tiene habitaciones para todas. Asumiendo que iremos dónde Leen, por supuesto.

@Leen: Puedo encargarme del alojamiento, mientras el resto se encargue del transporte acá, las bebidas y la comida.

@Mar: ¡Listo! Navidad dónde Lenn.

 

Leen sonrió, su deseo se había cumplido. Suspirando, recordó como comenzó todo.

Habían coincidido en una página de un club de lectores, donde los organizadores les habían unido en un grupo para la lectura de La Odisea.

Rápidamente habían congeniado y aún cuando siguieron rotando en los equipos del club, habían mantenido el contacto.

Se unieron de una forma tan profunda que la distancia no hacía mella en sus corazones, solo el deseo de verse por fin cara a cara las hacía moverse desde sus países para encontrarse después de un año de mensajes, videollamadas y confesiones en mitad de la noche.

Con una sonrisa sastifecha, Leen se puso manos a la obra: había una posada que reservar.




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