Algo vuelve en mí.
No entiendo qué sucedió
¿Volví a vivir estos días? ¿Qué me ha hecho esa cosa? Es como si mis recuerdos se hubieran reproducido en mi cabeza sin siquiera poder evitarlo, pero no se sintió como un sueño, lo estaba viviendo otra vez.
Por la confusión, y mi vista nublada recobrando nitidez, me mareo bastante.
Pierdo el filtro blanquecino que había inundado mis ojos y logro enfocar dos iris frente a mí, que pasan de blanco a negro en segundos. Indago en su expresión para saber si él también acaba de ver todo eso, o solo hizo cualquier otra cosa que tuvo el recuerdo como efecto secundario.
Su cara no me dice nada. Se siente plano cuando me echa un vistazo rápido antes de voltearse y decirles a los otros, que están sentados en el suelo con expresión aburrida, y decir:
—Está diciendo la verdad.
Siento calor en el rostro por la vergüenza. Vió todo de mis últimos dos días. Todo.
Con mi familia, ¡lo que querían hacerme! ¡Acaba de ver en primer plano cómo trataron de matarme!
Esto es lo peor que me ha ocurrido en todo el día, aún con la hervida de sangre y el intento de asesinato.
»Su familia lo quiere muerto. No podemos llevarlo a su reino otra vez. —les informa como si nada y yo lo miro con expresión severa por revelar mis más oscuros secretos.
Todos se centran en mí con una especie de lástima la cual me molesta, creando un silencioso incómodo que rompe el pelinegro, Logan.
—¿Por qué lo querían matar? —le pregunta al señor con curiosidad, quién lo ignora deliberadamente.
—Esa información no la necesitas —responde el que me acaba de leer la mente o lo que sea que hizo—. Sueltenlo y hablemos con Rainer.
—¿Soltarlo? —repite la rubia, incrédula—. Va a huir al bosque si lo hacemos.
—Erick. —El mayor se dirige hacia el moreno que no parece prestarle mucha atención a la situación—. Ve a cerrar la Aldea para que el príncipe no pueda salir.
—En mi reino, esto se llama secuestro —digo digno desde mi sitio.
—Este no es tu reino —contraataca Erick mientras sale de la habitación—. Y de todas formas, volverías llorando a las siete si te dejamos salir.
Dicho eso, sale sin muchos animos y por la puerta se ve un salón, al final se ve la salida de esta ¿casa?.
Tras él, va el mayor junto a la rubia. Dejándome solo con el tal Logan y la castaña, viéndonos las caras aburridas.
Parecen calcular el tiempo que le toma a Erick cerrar la Aldea y cuando esté se acaba me hacen un gesto para que los siga fuera del cuarto.
—¿Con quién me llevarán? —pregunto mientras ojeo por dónde pasamos.
—Con Rainer —responde Logan casi sin pensarlo—. Es el líder. Trata de caerle bien para que te den una cabaña propia o tendrás que quedarte con alguien.
—¿Cabaña?
—Sí, cabaña —me aclara la castaña como si fuese estúpido—. ¿Dónde piensas vivir sino?
Ignoro el tono condescendiente y me adelanto para salir.
Me esperaba un sitio feucho, quizás que vivieran en las cavernas, pero no.
De hecho es un sitio muy lindo. Es una casa sencilla, pero eso le da un toque especial. Aunque no le prestó mucha atención porque me estoy centrando en lo que está afuera.
Apresuro más mis pasos para ver el panorama completo fuera del aposento. Apenas salgo, unos niños se tropiezan conmigo para ignorarme y seguir jugando entre ellos mientras corren en el pasto, aplastando flores en el proceso.
Estamos en una zona donde solo hay cabañas de madera y piedra, con diferentes formas y tamaños. Las más antiguas son las que solo están hechas de madera, y las de piedra se ven menos anticuadas.
A lo lejos, noto un terreno plano por los estragos de magia, que han dejado el suelo teñido de varios colores interesantes. Veo escuelas, tiendas pequeñas, hasta una fuente que no logro entender del todo cómo funciona.
Veo a Erick volviendo a paso tranquilo de lo que parece ser la salida de la Aldea, que está obstruida por una roca gigante que solo podría ser movida por un grupo grande de personas. Este nos ignora para dirigirse a una cabaña a lo lejos que, curiosamente, es la más bonita que he visto hasta ahora.
No puedo detallar mucho todo el lugar porque me están guiando hacia una cabaña mucho más grande que todas las demás. Está en la otra punta de dónde nos encontramos y destaca bastante por no tener ningún otro hogar cerca.
Al llegar, la chica se adelanta y abre la puerta como si nada, mientras se adentra para decirme a dónde ir.
Pasamos a una habitación sencilla sin mucho más que plantas y un escritorio. Sentado frente a él está un hombre, intuyo yo que es Rainer, leyendo papeles mientras habla con el que me leyó la mente.
Ambos se ven de la misma edad, como unos cincuenta. Rainer tiene el cabello oscuro con muchas canas y la piel quemada por el sol. No puedo evitar dirigir mi atención a las cicatrices de quemaduras que tiene esparcidas por los brazos.
Sea lo que le haya pasado, debió doler bastante.
—El famoso príncipe —me saluda el hombre sentado en cuanto se percata de mi presencia—. Un gusto, soy Rainer.
No le devuelvo el saludo y solo alzo el mentón aún sin acostumbrarme a estos actos poco formales. El otro hombre me da una señal para acercarme y eso hago.
Cuando estoy frente al escritorio, Rainer se levanta de su silla y me extiende la mano en un saludo.
Yo la acepto luego de un rato mirándola sin muchas intenciones de ceder, pero recordé lo que me dijo Logan y fué motivación suficiente.
Justo cuando me pregunto qué habilidad tiene, sus ojos (negros por si no ha quedado claro) se vuelven blancos por unos segundos. Cuando vuelven en sí, su expresión se mantiene neutra.
No hubo invadida de privacidad ni recuerdos oscuros que prefiero olvidar. Solo se vuelve a sentar en su sitio, despreocupado, para decir:
»Joseph ya me contó todo —informa señalando al hombre a su lado—. Por desgracia, eso no hace que termine de confiar en tí, pero tampoco puedo dejarte ir al bosque ¿Tienes alguna idea de qué podemos hacer?
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Editado: 06.08.2025