Un alma herida

En el rincón de un sueño marchito,
donde la esperanza se ha desvanecido,
mi corazón, por tu amor maldito,
se encuentra roto y tan perdido.

Las promesas que al viento lanzaste,
resuenan como ecos de un triste ayer,
palabras vacías que nunca escuchaste,
y que ahora solo me hacen doler.

En el jardín de los recuerdos muertos,
las flores lloran su soledad,
y entre suspiros y gritos inciertos,
mi alma sufre en la oscuridad.

Tus besos, fantasmas de dulce veneno,
acarician mis labios en sueños sin paz,
y tu ausencia, un castigo sereno,
es la herida que no sanará jamás.

El amor que una vez fue tan puro,
se ha vuelto ceniza en este lugar,
y en mi pecho, un vacío oscuro,
es todo lo que has dejado al marchar.

Las lágrimas caen como lluvia fría,
en el desierto de mi dolor,
y cada día es una agonía,
sin el calor de tu amor.

Tu nombre es un eco en mi mente,
un susurro que no puedo callar,
y aunque intente seguir adelante,
mi alma siempre te va a extrañar.