Forum Filias 2. La guerra de las almas malditas del Universo

Quattuor

La espera final del ascenso del Forum

El ascenso de los sucesores que hoy todo el universo conocía como el Forum se volvía con el transcurrir de los segundos más inminente y hasta cierto punto, imparable.

Mallva aquel día en que la nueva era comenzaría brilló con más fuerza que nunca iluminando cada rincón conocido y desconocido de Elfman anunciando a aquellas provincias que el cambio y el inicio de la nueva era llamada el Forum pronto llegaría.

Algunos tomaron con euforia y alegría el que su sol llamado Mallva inundara de luz cada rincón de tierra, y las pocas que se negaron a admirar los bellos colores que hacía brillar su estrella la tomaron como el presagio de un futuro cercano lleno de carencia y tiempos difíciles para Elfman.

No importó como las provincias tomaron el destellar de su estrella, todas y cada una de ellas supo que las historias que alguna vez fueron contadas anunciado la llegada de una era en donde la verdad y la historia cambiaria se avecinaba.

Leyendas que en su momento fueron reales y que con el pasar del tiempo se convirtieron en cuentos y canticos fantásticos comenzaban a retornar con la promesa de la profecía jamás contada y con ella el ascenso de la verdad absoluta.

Ascenso, llegada, leyendas, canticos, sorpresas, profecías y el destino mismo era lo que comenzó a preocupar una vez más a MystῘcus al ver que su historia como guardián y protector del universo llegaría a su final.

El mestizo que devolvió la paz a un pueblo que vivió tranquilo por mucho tiempo gobernado por el mismo creador y los que hoy solo son conocidos por medio de canticos. MystῘcus fue el primero en ser considerado como grande y protector del universo luego del gran error que el creador había cometido al no prestar atención a la creación de Kiebuck, el Elfmanian que una vez fue luz hoy es considerado un ser de maldad. Ese mismo mestizo que al pasar el tiempo ascendió y fue recompensado con poderes extraordinarios con única tarea de proteger al universo y Elfman del mal de Kiebuck.

Fue en medio de preparativos finales, órdenes y recibimiento de los cónsules que MystῘcus recordó los inicios de su historia como gobernante de Elfman, portavoz del universo y sobre todo protector del mismo; recuerdos que lo llevaron a aquellos momentos en que muchas veces pereció y aun sabiendo que nadie lo sabía a su mente llegaron las memorias en las hubo ocasiones en que pensó que no podría volver para guiar a un pueblo que lo consideraba el salvador del universo y liderar al universo en compañía de la corte y los cónsules de cada mundo a excepción de los humanos, el mundo que por palabras dichas dentro de Elfman eran conocidos provenientes de Gerd y no de la Tierra.

MystῘcus dudó en contadas ocasiones si valía la pena seguir en esa única tarea de salvaguardar el bienestar de Gerd incluso una vez leyó los pergaminos que contaban la profecía que solo él conocía. Se estaba cansando de ver como un mundo tan joven parecía buscar cada oportunidad para autodestruirse y complicar su tarea de mantener alejado a Kiebuck de ellos.

Ciertamente lo pensó por mucho tiempo, e incluso llegó a tomar la decisión de dejar abandonado a Gerd y así mantuvo su postura hasta que supo la importancia de ese mundo y como de un momento a otro se volvió clave importante para el futuro.

Futuro que, aunque tardó en llegar lo alcanzó haciéndolo olvidar la idea de que solo habría un sucesor.

─¿Señor?

MystῘcus salió de sus recuerdos y con la mirada buscó a quien le hablaba.

─Si…

─Ya todo está listo ─informó ─, dentro de poco la ceremonia deberá comenzar.

─Bien, gracias Guardián ─MystῘcus se levantó con sumo cuidado y caminó hasta la puerta ─. ¿Los cónsules han llegado ya?

─Todavía no ─contestó, pero tan pronto dijo eso un Guardian se acercó a él y en voz baja le haló ─. Señor, los cónsules acaban de llegar.

MystῘcus asintió y le pidió que esperara afuera de su habitación. El Guardian asintió y cerró la puerta para darle privacidad. El momento por fin había llegado, el ascenso del Forum se acercaba y aunque MystῘcus quería convencerse a sí mismo de que todo marcharía bien, algo en el fondo lo mantenía intranquilo.

No tardó mucho en prepararse mentalmente por lo que soltando un largo suspiro se obligó a pensar positivamente y caminó hasta la puerta para salir de ahí e ir a recibir.

─Guardian, vayamos a recibir a los cónsules.

El Guardian se enderezó y asintió en silencio y su rostro se tornó serio e imposible de leer, se giró y esperó a que MystῘcus comenzara a caminar.

─Pronto vendrán por nosotros ─se escuchó hablar por primera vez a Logofilia ─, la espera parece eterna y angustiante. Tengo miedo, siento terror de lo que nos espera en esa ceremonia, ¿Nos dolerá recibir ese poder del que tanto nos hablan?

Todas las Filias se mantenían a la espera de ser llamados por uno de los Guardianes o alguno de los ministros de la Corte, en silencio y sumidos en sus pensamientos, en la sala de estar de lo hoy sería por última vez su sitio. Retrofilia en algún momento del día tras su recaída se levantó de la cama en donde permanecía postrado para salir y alegrar el ánimo que permanecía impasible y tenso luego de enfrentarse a su posible pérdida; en ningún momento Selenofilia se apartó de su lado manteniéndose siempre cerca de él y pendiente de sus necesidades.




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