Matthew tenía la mano en la perilla de la puerta del sótano. No sabía cómo había llegado allí, ¿Acaso era sonámbulo?. La curiosidad lo seducía, quería abrir la puerta y entrar. Durante su estancia la única prohibición era bajar las escaleras del sótano y entrar en el. El quería abrirla y ver qué escondían allí.
Miró abajo y una ligera luz tenue titilaba debajo de la puerta, como si alguna vela estuviera encendida. Estuvo parado allí contemplando la puerta durante lo que pareció una eternidad. Apretó la mano en la manija decidido a abrir, la giró lentamente, notó por un segundo que la luz desapareció y una ráfaga de viento helado golpeó su espalda, eso lo hizo estremecer, hacía mucho frío y el iba solo con su ropa de dormir. Abrió la puerta de manera sutil, y justo en eso alguien lo tomó de sorpresa.
-¡Tu! ¡Engendro!- gritó una voz senil- ¡Pero que carajos haces, imbécil!
Lo tomó fuerte por los hombros y lo golpeó en la pared. Matthew lo miró y no lograba reconocer al sujeto ya que el pasillo estaba a oscuras.
-Lo siento, lo siento- dijo aturdido- No era mi intención, solo pues... Este...
-¿No era tu intención?- preguntó brusca y burlonamente- No me jodas niño, te vi como la abrías explícitamente. Te llevaré con el director Thorne.
Un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Matthew, aún no conocía al director Thorne pero había escuchado hablar de el, era un hombre duro y cruel.
El hombre lo soltó de pronto y lo miró interrogante.
-Eres el nuevo ¿Verdad?- Dijo dudoso- Crowne, cierto. El hijo de Xavier Crowne, murió hace unos meses. Lo siento.
Matthew se sintió desubicado.
-Este... Si- contesto desconcertado- Soy Matthew Crowne. ¿Y usted es...?
El señor hizo una leve reverencia.
-Soy Alfred E. Burton- Dijo con suma cortesía- Velador del Internado Heinserberg y un viejo amigo de tu padre.
Matthew jamás había escuchado de boca de su padre sobre Alfred Burton, le pareció extraño. Todo en ese hombre le parecía extraño, vestía camisa negra con una chamarra de cuero algo desgastada, pantalón oscuro y zapatos, según Matthew era algo elegante para un simple velador.
-Entonces ¿No le dirá al director de esto?- dijo esperanzado.
El hombre lo pensó un poco pero al fin habló.
-No, no le diré nada- dijo - Pero ya vete a tu cuarto. Pero que sea la última vez que hagas esto.
Matthew dio las gracias y se fue a su habitación en la segunda planta del internado. A medio corredor miró hacia atrás para ver al señor Alfred pero ya no se encontraba. Llegó jadeando, antes de dormir rezó para no tener pesadillas de nuevo.
El resto de la noche pasó con tranquilidad, no tuvo más pesadillas.
La mañana siguiente todo fue igual que todos los días. Bajaba a clases con Mark, que por alguna razón ahora se encontraba más positivo que nunca.
Estaban cerca de pasar por dónde se encuentran las escaleras al corredor del sótano, un escalofrío recorrió la espalda de Matthew provocando que se quedará inmobil de frente al sótano.
-¿Matt?- dijo su amigo- ¿Que sucede amigo?.
Matthew no sabía porque pero sentía que olvidaba algo importante pero ¿Que era?.
-Si... Creo- contesto inseguro- no, espera debo contarte algo muy extraño que me pasó anoche.
-¿Anoche?- dijo extrañado- No me digas que saliste a merodear por allí.
Matthew iba a responder pero sintió la mirada de alguien acosandolos en las sombras. Miró a todos lados y alcanzó a ver un fugaz mechon rojizo deslizándose por una esquina.
-Te lo cuento más tarde- dijo con precaución- Aquí nos pueden oír y estaríamos en problemas.
Las clases fueron normales, al igual que el almuerzo. Después de las clases de la tarde, les dieron permiso a todos de salir un poco a los patios, ya que ese día no había llovido. Matthew apenas y había salido cuatro o cinco veces desde que llegó allí, era muy inusual que no estuviera lloviendo a cántaros. En el patio había varias mesas y bancas, árboles viejos y al fondo una torre vieja, dónde antes era el faro del lago, ahora estaba abandonado. Matthew y Mark se sentaron en un árbol viejo muy cerca del faro, allí podían hablar tranquilamente.
-Ahora si, cuéntame- dijo con entusiasmo- ¿Que pasó anoche?.
-Pues...- Matthew estaba nervioso- de nuevo tuve esas pesadillas extrañas, pero está era nueva... Diferente. En ella estaba el tipo que ví ayer en las escaleras del sótano.
-¿El que solo tú viste?- interrumpió.
-Este si- Dijo con un toque de miedo- bueno pues en el sueño lo seguí y llegué a la crípta de siempre y allí intentaron algo y me desperté y- Bajó la voz- estaba parado frente al sótano con la mano en la perilla, y la abrí.
-¿Y que pasó después?- preguntaba Mark muy nervioso.
-Parecía que había alguien del otro lado- decía Matthew en un susurro- una vela iluminaba el otro lado pero no pude abrirla del todo, el velador me detuvo y regañó.
Mark se quedó en silencio, un largo silencio.
-¿Que pasa?- preguntó Matthew.
-Aquí no hay velador desde que el señor Burton...
-Falleciera hace cinco años- terminó de decir una voz femenina algo conocida.
Mark y Matthew voltearon rápidamente y miraron a la chica salir del árbol de enseguida.
-Alfred Burton falleció en un accidente hace cinco años- dijo Allison saliendo de su escondite.
-Ella tiene razón Matt- corroboró Mark- según sé el murió ahogado en el lago.
-Sea lo que sea que hayas visto no era Alfred Burton- decía con desconfianza- ¿De verdad lo viste?.
Matthew estaba asustado, ¿Que demonios pasa en ese lugar?. Matthew sintió un escalofrío y miró por instinto hacia una ventana de la oficina del director y por un segundo juró ver una figura en ella viéndolo, de pronto un trueno retumbó en todo el internado provocando que todos saltaran. Matthew miró de nuevo hacia la ventana pero estaba vacía.
La noche cayó y con ella la lluvia. Matthew miraba por la ventana como la lluvia caía. Pensaba en lo sucedido, ¿Quien o que era el señor Burton?.