Fractum

Cap. 7: Sacrificio.

El hombre enjaulado reía de manera funesta. Matthew miraba atónito las imágenes de sus amigos, debía salvarlos a los dos.

—Matthew— decía el hombre enjaulado de manera melosa— ¿A quien eliges?. Hahahaha bueno te daré algo de tiempo, ¿Que dices?. Búscalos y "salvalos" hahaha.

En medio de las escaleras se abrió un pasadizo, en el una hilera de antorchas iluminaban el camino.

—Eres un hijo de puta— Bramaba Matthew— juro que te voy a despedazar maldito.

—Oh hahaha— Se burlaba — Frank, encárgate de nuestro invitado, hazle saber quiénes mandan aquí.

El hombre enjaulado dió media vuelta. Matthew corrió detrás pero el sujeto encapuchado se le paró en frente, lo tocó lanzandolo hacia el pasillo de las escaleras. Lo último que recordaba Matthew era el sujeto alejándose rápidamente.

Matthew despertó. Miró a su alrededor, se encontraba en una celda. Se puso en pie a como pudo y buscó la salida. Los barrotes de la celda estaban tan oxidados y viejos que estaban quebrados, logró salir por una abertura en los barrotes. Salió al pasillo, allí lograba ver decenas de celdas, las luces del pasillo parpadeaban de forma siniestra. <<¿Dónde estoy?>> Caminó entre las celdas, dentro estaba oscuro. Después de un rato logro ver una luz muy lejana, parecía una puerta... Una salida. Corrió hacia ella. A media carrera algo tomó el pie de Matthew provocando que se cayera. Una mano esquelética lo sujetaba del tobillo. Cientos de personas caminaban hacia el, todas parecían estar muertas. Matthew logró safarse y corrió. Decenas de manos salian de los barrotes de las celdas. Notó que la puerta comenzaba a cerrarse, se acababa el tiempo. Corrió lo más rápido posible y se lanzó a la puerta logrando pasar por muy poco.

—Estuvo cerca— decía jadeando— Pero que mierdas es este lugar.

Matthew miraba sin dar crédito. ¿Que carajos era esa gran sala?. Se encontraba en una sala gigantesca dónde colgaban miles se jaulas circulares y cilíndricas con cabezas dentro. Todas las cabezas se encontraban carcomidas, podridas o malformadas. Frente a todos se encontraba una gran estatua de piedra de una criatura blasfema, que sobrepasaba cualquier cosa extraña, caótica e inefable. Un gran mounstro con dos grandes alas parecidas a las de los murciélagos, brazos largos con tres dedos encorvados y puntiagudos, cuerpo grotesco con miles de cabezas en el torso y en ves de piernas era una maza de tentáculos deformes.

—Bienvenido a la sala del gran R'ellitie— Dijo la voz melosa del hombre enjaulado— Cientos de hombres han tratado de traerlo de vuelta con nosotros pero han fallado, haha. El gran R'ellitie, un dios primigenio cuyo poder es inimaginable. Llegó de las estrellas hace eones y se fue a ellas hace milenios, desde entonces nuestro "grupo" quiere traerlo de nuevo pero hemos fracasado. Todos ellos han tratado y han fallado.

—¿Entonces que te hace pensar que tú si podrás?— Preguntó de manera burlona.

—Ellos no tenían esto— Dijo de manera tenebrosa—  El Liber Animarum, libro de las almas. Para traerlo de vuelta necesito todos los libros Prohibidos que Necro Tenebris dejó escondidos. Tu, Matthew, tienes el Liber Mortis, Libro de la Muerte y la perra de tu amiga tiene  Necro Tenebræ, el libro para el ritual de ascenso.

—Eres un...

—Matthew, ¿Tu padre nunca te contó? El buscaba los siete libros malditos. Y encontró dos y se los dió a los dos hombres que más confianza les tenía. Después tu padre murió hahaha. Pero por desgracia los libros están bajo encantamientos poderosos, por ese motivo debo abrir el Liber Animarum y solo necesito un alma para eso, hahahaha. Dime Matthew ¿Que alma uso? ¿La de tu amigo, Mark? O ¿La de tu amiga Allison? Date prisa o los dos morirán.

El hombre enjaulado volvió a desaparecer.

Matthew trataba de procesar todo lo que dijo ese sujeto.

—¿Mi padre estaba metido en esto?— se preguntaba.

La imagen de sus amigos capturados le regresó a la mente. <<Debo rescatarlo>>. Al dar unos pocos pasos; unas antorchas iluminaron un poco la sala. Dentro había cientos o miles de personas de pie. Ninguno se movía.
Se encontraban completamente vestidos de blanco, de las cuencas les corría sangre formando unos pequeños hilos rojos por la cara y provocando un tenue ruido de “glup, glup". 
Caminó entre ellos, despacio sin hacer el mínimo ruido. Zigzagueo entre ellos intentando no tocarlos. Pasar entre ellos daba una extraña sensación, era como caminar entre antiguas tumbas y monasterios en ruinas. 
Matthew intentaba mirar a todos lados, intentando mirar todos los cuerpos para no chocar con alguno. Miraba hacia la izquierda cuando un ruido seco, un tronido extraño casi como huesos quebrándose le llamo la atención. Todos detrás de el se habían movido de lugar. 
Ahora veían directamente a dónde estaba el.
Matthew siguió adelante. Daba la impresión de que adelante de el todos se juntaban más, dejándole menos espacio para caminar.
Adelante miró la salida. Casi al llegar se terminaron los cuerpos. Pasó la última fila de ellos. Un sonido perturbador hizo que Matthew sintiera un horror sin precedentes. Un aullido colérico, un aullido lleno de odio. Con toda la valentía que reunió miró atrás... Todos estaban viéndolo, tenían los ojos abiertos.

—Mierda...

Matthew corrió lo más rápido posible. Detrás se oían aullidos, graznidos y ruidos nada naturales, miles de personas corrían detrás de el. De los costados comenzaron a salir más criaturas de ojos sangrientos y piel pálida. Matthew los esquivaba a como podía. Estaba a unos pocos metros para llegar a la salida. Una criatura le alcanzó a rasgar la pantorrilla provocando que este cayera al suelo. Un dolor punzante le recorría toda la pierna. La criatura estaba casi sobre el, aullaba de manera funesta. Matthew se puso en pie e intento correr con la pierna punzandole de dolor. Llegó a la salida pero solo era una puerta hacía un abismo oscuro.




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