Fractum

Cap. 9: Adventus R'ellitie.

—¿Eh?— decía Matthew confundido — ¿Quién es Mark?.

Intentaba recordar a quien le pertenecía el nombre Mark, pero le era imposible. Detuvo el cassette en la séptima canción llamada “The Frayed ends of Sanity”. Salió de su dormitorio pasadas las nueve de la noche. Caminó hasta las escaleras que daban al tercer piso, mismo donde estaban los dormitorios de los maestros y la oficina del director. Al subir el último escalón un fuerte dolor le perforó la cabeza haciendo que cayera de rodillas.

Se levantó lentamente, las punzadas aún estaban presentes, aún así siguió. Entre más cerca estaba de la oficina del director más intenso era el dolor. Caminaba entre los dormitorios solitarios ya que solo habían dos maestros en todo el edificio. La luna creciente iluminaba las montañas de una manera tenebrosa. La visión se le nubló, comenzando a ver algunas escalofriantes visiones. Algunos niños corrían entre los pasillos, todo lo veía en blanco y negro, los niños gritaban pero Matthew no lograba escucharlos, al final del pasillo estaba un hombre vestido de smoking. El hombre hablaba con los niños aunque no sabía que decía. Pronto sin darse cuenta los niños miraban a Matthew y el hombre le sonreía de una manera que a Matthew se le erizaba el vello.

El hombre tenía un rostro de lo más extraño y grotesco posible. Tenía una sonrisa que se abría de oreja a oreja la cual tenía dos hileras de dientes en forma de pinchos afilados, de su cráneo le caía el cuero, el cual lo tenía grapado de manera irregular a la altura de los ojos. Lo más extraño eran sus dos rostros laterales carcomidos llenos de gusanos, de los ojos laterales escurría sangre. El rostro derecho tenía la boca cocida y el izquierdo tenía los ojos cocidos. En la parte superior tenía colocada una corona de púas oxidadas.

El hombre lo veía y le sonreía, también lo saludaba con su mano llena de púas. Matthew sentía un terrible escalofrío.

—No es real, no es real— Se decía a si mismo.

El hombre dejó de mover la mano, todo se detuvo y un silencio envolvió el pasillo. El hombre corrió hacia Matthew que al intentar correr cayó sentado, cerró los ojos y espero al hombre. Matthew sintió una mano en su hombro, abrió los ojos y todo había vuelto a la normalidad.

—Tenias razón— La voz provenía de un hombre alto— No era real.

Matthew se puso de pie y miró al hombre que le hablaba, era alto de rostro curtido por los años y lleno de experiencia, cabello corto y bien peinado y vestía tan elegante que desencajaba con todo el internado.

—Sígueme, estaremos más seguros en mi oficina.

Matthew lo siguió sin preguntar nada más. Caminaron un poco hasta llegar a la oficina.

—¿Quieres algo de agua?— dijo con cortesía.

Matthew asintió con la cabeza.

—El sujeto que viste hace un momento es el Gravedigger, un “demonio” si quieres llamarlo de alguna manera. El es demasiado peligroso. Podría decirse que es aún más peligroso que ese hijo de puta de Eintracht.

Matthew lo miraba desorientado y tratando de digerir lo que acababa de pasar y oír.

—¿Para que quería verme?— Preguntó Matthew.

—Te enseñaré a usar tu liber mortis— Dijo el director al tiempo que prendía un cigarro — Tu padre quería que te “pusiera al tanto” de lo que pasa. La organización a la que pertenecía buscaba los libros para ponerle fin al terror definitivo.

Matthew no entendía nada. ¿La organización de su padre?.

—Espera espera — decía aturdido — ¿Qué es toda esa mierda? Mi padre era un simple contador y quieres que crea eso.

—Despues de ver lo que ves ¿Aún dudas de todo?— Decía tranquilo con su cigarro en la boca— Tu deber es acabar con Eintracht y evitar el resurgimiento de R’ellitie.

—Ni siquiera se que es la realidad o las alucinaciones y quieres que haga mil mierdas como si fuera un puto héroe.

—Para eso estoy yo aquí.

—Convenceme.

Thorne se puso en pie y en su mano apareció un libro que su pasta parecía hecha de diferentes tipos de pieles humanas en su frente decía “Liber Somnia”

—El libro de las pesadillas — Dijo casi en un susurro— Ven Matthew y mira tu realidad.

Chasqueo los dedos y la habitación donde se encontraban desapareció y aparecieron en lo que parecía el espacio exterior. Allí flotaban dos cuerpos.

—¿Dónde estamos? ¿Quiénes son ellos?— preguntaba Matthew al ver los dos cuerpos flotando en el vacío.

—Miralos más de cerca.

Matthew se acercó a los cuerpos y se llevó una sorpresa al ver que era el y Allison.

—¿Qué es este lugar?.

—Es un limbo entre pesadillas y la realidad —Dijo el director— Eintracht domina una pequeña parte de este reino de pesadillas. En dónde está su dominio el puede hacer lo que quiera. Crear e invocar cualquier criatura. Mira alrededor.

Matthew levantó la vista, estaba rodeado de cientos de enormes puertas. Un poco más alejado see lograba ver lo que parecía unas nubes tormentosas.

—¿Qué es eso?.

—El límite sombrío— decía el director — Allí es donde está la verdadera pesadilla.

—Entonces allí se encuentra Eintracht.

—No, no está en ese lugar, allí se encuentra el lugar de descanso de R’ellitie, el ser que ha creado este mundo de pesadillas. El es el terror definitivo y tú acabarás con el.

—Ah si ¿Y como haré eso?— Decía sarcástico — No pude hacer nada en contra de ese Conde loco y esperas que derrote a una criatura que llamas el terror Definitivo.

El director lo veía seriamente, lo analizaba. Suspiró hondo y prendió un cigarrillo.

—Te enseñaré lo que tú padre investigaba y aprenderás de mi a entrar y salir a voluntad de las pesadillas. Controlarás las pesadillas a voluntad y derrotaras a quien se ponga en frente.

—¿Y que pasaría si fallo?.

—Solamente tendré que esperar a que aparezca la persona indicada— Decía tranquilo — Que dice Señor Crowne ¿Aceptarás la odisea?.

Matthew lo pensó solo un poco pero ¿En realidad había opción? El cree que no.




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