—¿Fuiste tu quien hizo esto, Allison?— Decía Matthew asombrado.
—Si Matt — Dijo Allison — He descubierto el poder del Necro Tenebrae.
—¿Lo descubriste?— Decía Matthew curioso— Y ¿Cuál es?.
—Crear, moldear y cambiar a mi gusto cualquier cosa dentro de la pesadilla — Decía Allison — A diferencia del Liber Somnia del director Thorne, el Necro Tenebrae también funciona con las abominaciones nacidas aquí mismo.
Después de la breve explicación retomaron la marcha hacia el ser que flotaba en medio de la pradera. Según la información que les había dado la niña, ese ser se trataba de Ymir Hansen; portador del Maledictus Cosmos. Durante el trayecto la niña desapareció y no volvió a hablar con ellos.
—¿Quién crees que era esa misteriosa niña?— Preguntó Allison.
—No lo sé— Dijo Matthew — Cada que estaba con nosotros o hablaba se sentía una presencia extraña.
—Si, era como si ella no debería estar aquí o no pertenece aquí.
Al fin llegaron a dónde estaban los árboles grises, allí corría un poco de viento y se sentía una presión escalofriante. En esa parte el sol ya no iluminaba pero aún estaba sobre ellos como si estuviera apagado. Se pararon contemplando al gran ser que levitaba frente a ellos, estaba a veinte metros del suelo, vestía todo de blanco y en sus brazos sostenía su libro.
—Ymir Hansen — Dijo un susurro— Portadora del Maledictus Cosmos.
—¿Portadora?— Dijo Allison.
—Necesitaran el poder de tres libros para romper su sello — Explicaba la niña— Sin el sello, ella despertará de su largo letargo. Vamos yo haré el ritual del despertar.
—¿Quién eres tú?— Dijo Matthew — Llevas con nosotros desde que llegamos a este lugar. ¿Qué eres?.
—Solo soy un guia— Dijo con algo de tristeza — Mi deber es… es…
La niña se quedó callada de pronto. Una incomodidad invadió el ambiente, mientras los Jotnar seguían caminando al lado de ellos. La niña comenzó a llorar.
—Mira lo que provocas — Dijo Allison molesta— Deja que nos ayude y discúlpate.
—Perdón— Dijo a regañadientes.
—Si poseen tres libros, por favor pásenmelos para iniciar.
Matthew sacó el Orgha Infinium y el Liber Mortis, Allison entregó su Necro Tenebrae. La pequeña los tomó e inicio un terrible ritual de sangre.
Había pasado casi la semana desde que Matthew y Allison habían atravesado la puerta del inicio, Thorne que no podía hacerlo había estado vagando por la pesadilla en busca de algo o alguien importante. Había viajado por numerosas islas y pesadillas, hasta llegar a una en particular, una en lo más recóndito y muy escondida.
—Por fin te encontré — Decía Thorne — Maldito hijo de puta, me tomó bastante dar contigo.
Entró en la isla, está era pequeña y llena de vegetación espesa, casi como una selva pero todo era diferente, allí todo era blanco y rojo. Caminó entre la maleza hasta llegar a una pequeña casa de campaña maltrecha y olvidada, allí un hombre se encontraba leyendo una tabla de piedra llena de jeroglíficos extraños.
—Hola— Dijo Thorne — Al fin te encuentro, Thomas Linderman.
Thomas se sobresaltó al oír a Thorne, no se había percatado de su llegada. Estaba vestido con un traje algo raído y descolorido, su cabello descuidado y largo, también portaba una barba algo espesa y de su cuello colgaba un talismán de forma curiosa.
—¿Thorne?— Dijo sin aliento — Vaya que eres tú, viejo amigo.
—Dime, “amigo”— Soltó Thorne algo brusco— ¿Por qué desapareciste? Te habíamos dado por muerto. Si no hubiese sido por el, nunca nos hubiéramos dado cuenta de que seguías aún aquí.
Thomas dejó de leer la extraña tabla, algo le había llamado la atención.
—¿El?— Dijo con suma curiosidad — ¿Quién fue el que te dijo de mi?.
—Un amigo en común— Respondió con cuidado— Debes regresar Thomas. Estamos en peligro, todo se irá a la mierda si no arreglamos el error que cometimos.
Thomas palideció al oír eso, visiones de antiguos terrores surgieron en su cabeza.
—¡No!— Gritó con histeria— ¡Nosotros no fuimos culpables de… de eso.
—Sabes que nosotros tres fuimos los culpable de que “Ellos” despertarán.
—No no no— Decía aterrado— Solo fue un accidente, además tengo entendido que Xavier murió hace unos meses.
—¿Muerto?— Dijo un hombre — Algo así, pero no del todo muerto.
Thorne y Thomas se sobresaltaron al oírlo. Miraron de dónde provenía la voz, un hombre alto de cabellos azabaches e igualmente vestido de traje con gabardina. Tenía una horrenda quemada en toda la parte izquierda del rostro, desde el mentón hasta la frente.
—Hola, viejos amigos.
—¿¡Xavier!?— dijeron al unisono.
El hombre se sentó sobre una roca, tenia un gesto de cansancio.
—¿Sorprendidos?— Dijo Xavier — Soy real, no soy un fantasma.
—¿Cómo es que…