Fragmentos de lo desconocido

El reflejo en la niebla

Parte I

La cabaña se alzaba solitaria en medio de la cordillera, rodeada por una densa niebla que apenas permitía ver unos metros más allá. Sophie apretó el abrigo contra su cuerpo mientras bajaba de la camioneta. No estaba segura de qué la había llevado hasta allí, pero algo en la invitación de Alex la había intrigado. "Tengo algo que mostrarte. Algo que cambiará todo."

El mensaje le había parecido misterioso, pero la necesidad de respuestas fue más fuerte que su instinto de precaución. Alex y ella habían sido inseparables años atrás, hasta que un día él desapareció sin dejar rastro. Ahora, de la nada, la había citado en esta cabaña en medio de las montañas.

Empujó la puerta, que se abrió con un crujido. El interior estaba cálido, iluminado solo por la tenue luz de una chimenea. En la pared principal, colgado como un trofeo, había un enorme espejo antiguo con un marco dorado ornamentado. Sophie se estremeció al verlo.

—Sabía que vendrías.

La voz la sobresaltó. Se giró y vio a Alex de pie junto a la ventana, observándola con la misma intensidad de siempre.

—¿Dónde estuviste todo este tiempo? —preguntó ella, sin ocultar la mezcla de enojo y alivio en su tono.

Alex sonrió de lado, pero había algo extraño en su expresión.

—Es complicado, Sophie. Pero antes de explicarte, quiero que veas esto.

Se acercó al espejo y pasó la mano por el marco. Sophie sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

—¿Qué tiene de especial?

—Mírate —susurró él.

Ella obedeció, acercándose hasta quedar a centímetros del vidrio. Su reflejo la devolvía la mirada… pero algo estaba mal. No era solo su imagen. Detrás de ella, en el reflejo, había una silueta oscura, una figura alta con un vestido rojo, de pie en la esquina de la habitación.

Sophie se giró de inmediato, pero no había nadie allí.

El corazón le martilleó en el pecho.

—¿Qué demonios es esto, Alex?

Él tragó saliva, como si estuviera debatiéndose entre decirle la verdad o no. Finalmente, exhaló.

—No desaparecí porque quisiera… El espejo me atrapó.

Sophie frunció el ceño.

—Eso no tiene sentido.

—Lo sé. Pero escúchame —dijo él, con la voz más grave—. Este espejo no es normal. Refleja lo que está del otro lado… No en este mundo, sino en otro.

Sophie negó con la cabeza.

—Esto es una locura.

—Lo es —admitió Alex—, pero es real. Y ahora que estás aquí, es probable que ya no puedas irte.

Sophie sintió un nudo en el estómago. Dio un paso atrás, alejándose del espejo, pero la figura en el reflejo se mantuvo inmóvil. Un viento helado recorrió la habitación, aunque las ventanas estaban cerradas.

—¿Quién es ella? —preguntó Sophie con un hilo de voz.

Alex bajó la mirada.

—No lo sé. Pero sé que quiere salir.

Las llamas de la chimenea parpadearon violentamente. El reflejo de la mujer se movió.

Sophie retrocedió, chocando contra la mesa.

—¡Alex, qué está pasando!

El espejo comenzó a vibrar. Alex la agarró del brazo y la obligó a mirarlo.

—Tenemos que romperlo. Es la única manera.

—¿Y por qué no lo hiciste antes?

—Porque no podía hacerlo solo. Se necesita la voluntad de dos personas para destruir el portal.

Sophie dudó. Todo esto parecía un delirio… pero la sensación de peligro era real.

La mujer del reflejo alzó la mano. Su rostro, antes difuso, comenzó a definirse. Sophie sintió el pánico paralizarla cuando vio su propio rostro mirándola desde el otro lado.

Era ella.

Pero algo estaba mal. Su expresión era vacía, sus ojos eran pozos oscuros sin vida.

—¡Ahora, Sophie! —gritó Alex.

Con todas sus fuerzas, Sophie tomó una silla y la lanzó contra el espejo. El vidrio explotó en mil pedazos, lanzando una ráfaga de aire helado por toda la cabaña. Un grito desgarrador llenó la habitación, y luego… silencio.

El fuego de la chimenea se apagó de golpe.

Sophie cayó de rodillas, jadeando. Alex estaba a su lado, también temblando.

—¿Se… se acabó? —susurró ella.

Alex asintió, aunque su mirada aún reflejaba miedo.

—Creo que sí.

La cabaña quedó sumida en la penumbra. Sophie miró los restos del espejo en el suelo y vio su propio reflejo fragmentado en los cristales rotos. Su corazón dio un vuelco.

Uno de los fragmentos mostraba algo diferente.

Mostraba a la mujer del vestido rojo… sonriendo.

El reflejo en la niebla - Parte II

El silencio en la cabaña era opresivo. Sophie sintió que el aire se había vuelto más denso, más pesado. Su mirada seguía clavada en el fragmento del espejo que aún reflejaba a la mujer del vestido rojo.




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