CAPITULO II Frank Morristt. 1985.

–¡Frank, despierta!, que vas a llegar tarde a clases –dijo su padre, entre abriendo la puerta de su habitación.

Frank Morristt. Es un joven de 16 años de edad, con una estatura no muy mayor a 1,70 metros. De textura bastante delgada, ojos cafés, piel morena, cabello ondulado un poco largo, usando unos lentes que encajan perfectamente con su rostro.

–¡Ay! que dolor de cabeza –dijo Frank, exclamando su dolor y con una mano en su cabeza agrego–: ojalá este proyecto que tanto me hace trasnochar, logre superar mis expectativas y el mundo pueda conocer mis habilidades y mis más sabios pensamientos. Bueno espero que hoy mi maestro de filosofía logre darme un 10, me serviría mucho con mi sueño de lograr ingresar a la universidad.

Frank se cambia su ropa de dormir; se toma una ducha y se alista para llegar pronto a la prepa.  

–Hola madre, buen día –dijo Frank, observando el interior de la nevera.

–Hola, desayuna que vas a llegar tarde –dijo su madre, no muy a atenta de que Frank lograra desayunar.

–Sí madre.

…          

–Hola Frank, ¿listo para el examen de admisión? –le dijo Santiago, su amigo de toda la infancia, y el único que allegaba a entender sus locuras.

Santiago, un joven de 18 años de edad, con una altura aproximada de 1.68 metros, cuerpo de textura gruesa pero conforme con su aspecto, piel bastante clara y mona, ojos color café, cabello castaño, con un corte de alto y definido. Con un estilo de ropa muy casual y deportiva. (casi siempre usaba la misma ropa, ya que decía que era su favorita).

–Algo nervioso, pero muy seguro de mi mentalidad. –se encontraron en la entrada de la preparatoria.

–risas–. Eso lo puedo notar. ¿Y tu familia que opina al respecto de tu decisión?

–Mi madre es la única que no está conforme con mi decisión de estudiar xxx. Y mi padre… tu sabes que solo le importa que yo me vaya pronto de la casa, sin importar lo que haga con el resto de mi vida.

–Eso es difícil. Mira, allí va la que te gusta –le dijo, señalando con su rostro asía donde se encontraba la chica.

–Sí –Jhonny suspiro de amor­­–. Vamos, que llegaremos tarde a clases.

Frank y Santiago se dirigieron a sus respectivas clases. Frank se consideraba muy peculiar ante el resto de los demás alumnos. Sus pensamientos se basaban en muchas teorías de la sociedad. Su carácter era muy variado. Muy seguido reputaba o corroboraba respuestas que él consideraba validos desde su punto de vista, tanto así, que hasta sus familiares dudaban que sufriera de algún trastorno mental. ¿absurdo verdad?

…

–Bueno chicos, espero lo mejor de ustedes en este examen, recuerden que esta calificación, les será de gran ayuda para la carrera que deseen ejercer en la rama de filosofía y psiquiatría –dijo el maestro de la institución­–. y Frank, solo limítate a responder lo que hay en el examen, no quiero otro llamado de atención por parte der director –resalto.

–Pero señor Crofk, no puedo estar de acuerdo a una respuesta incorrecta, aun tema que no esté en su validez total.

–¡Es maestro Crofk! –recalcó–. Solo coloca la respuesta que el estudio humano nos ha dado, ¡no sea repudio a una verdad que ya está hecha, si no vas a cumplir con lo establecido, te puedes dirigir a la oficina del director, o si ha de gustar, a donde un psicólogo! –dijo el maestro, ya sin poder con su paciencia ante Frank.

–¡No sea obtuso, y comprenda que usted es un esclavo de esta institución! –dijo Frank, levantándose de su silla.

–¡Fuera de mi salón de clases, y quedas reprobado!

–¿Qué? ¡Esto es injusto, por pensar diferente me juzgas, eso es racismo! Algún día, vas a ver lo importante que va hacer para esta humanidad mi forma de ver las cosas, y la realidad de ellas – Frank se retiró del salón de clases, golpeando fuertemente la puerta al salir.

Frank ya está cansado de que las personas a su alrededor consideren que él no está bien de su cabeza, su madre, una licenciada en ciencias sociales, considere que su hijo, necesita un tratamiento especial para ser normal. Frank sabe que un ser humano puede crear su propio lenguaje, cultura o doctrina de un cambio mundial. El hombre esta educado para adaptarse a lo que la sociedad le imponga, Frank lo considera “el hábito subconsciente”.

Ya nada era como parecía ser, el día se volvía cada vez más complicado de lo normal. Frank volvió a su casa y sin gran sorpresa, desde el instituto le habían informado a su madre el mal comportamiento que él había tenido con el maestro.

–Frank, entiende que no todo el tiempo debes tener la razón, ¿Por qué no puedes ser normal como todos los demás? Deja de estar en contra de la sociedad –dijo su madre, con una voz opaca y ahuyente.

–Pero madre…

–No Frank; ya basta mira que estoy cansada, ya no sé qué hacer contigo.

Frank amaba a su madre, más que cualquier otra cosa, no le importaba que ella lo considerara una mente descabellada, o un maniático que necesitaba de un tratamiento mental, ella le dio la vida y era lo suficiente para amarla con toda el alma.