CAPÍTULO 1
SOOK
Corro todo lo que puedo, enserio que trato de mover mis piernas lo más rápido posible pero cuando veo la hora en mi reloj sigue siendo horrorosa mente tarde.
—¡Sook, vamos a llegar tarde! —chilla la pequeña niña con tuto azul frente a mí.
La miro y es cuando me pregunto ¿cómo una niña tan pequeña puede tener tanta energía?, bueno tal vez se deba al gran vaso de leche con chocolate que se tomó antes de salir se nuestra casa.
La clase de Ballet empieza en menos de cinco minutos y aún estamos lejos del edificio donde se encuentra la academia.
—Debimos tomar el autobús. — mi pequeña hermana me fulmina con la mirada y yo lo único que puedo hacer es seguir corriendo tras de ella.
—Debimos inscribirte en las clases de Teakwon-Do que dan a una cuadra de la casa. — me quejo y me detengo por un momento para tomar aire.
Siento que mis pulmones están a punto de explotar y mis piernas duelen, en cambio mi hermana sigue corriendo y yo no tengo otra opción que seguir corriendo detrás de ella para no perderla de vista.
Violet sigue corriendo y se voltea para ver si la sigo, pero cuando hace eso se descuida y choca contra un alto señor de traje, y así cae al suelo.
—ve por donde caminas, mocosa. —se queja el señor antes de sacudir su traje.
Lo miro molesta y tengo que apretar los puños para contenerme de hacer algo que no quiero, así que solo me acerco para ayudar a mi hermana a levantarse.
—lo siento señor. —digo por ella y agacho la cabeza en señal de disculpa.
Aunque mi disculpa no suena del todo honesta es lo mejor que puedo hacer.
El señor me mira como si fuera una cosa insignificante y después a mi hermana.
—este es el problema con los mocosos de hoy en día. —sonríe de forma irónica —creen que pueden hacer lo que les plazca, ¿crees que con una disculpa se solucionará todo, ah? ¿Qué hubiese pasado si esa mocosa hubiese manchado mi traje? ¿Sabes cuánto cuesta mi traje? ¿lo sabes?
Aprieto mis puños con enojo y trato de respirar hondo.
Trato de ser educada y una buena chica, pero este sujeto es una de esas personas que no se merecen la cortesía otras personas. Mamá siempre dice que seamos amables y educados, que eso no solo nos hace ver bien, sino que nos abre muchas puertas, pero con personas como esta ¿vale la pena?
—¿Estás molesta? Yo soy el que debería estar molesto. —se queja el señor dando un paso hacia a mi —tu pequeña mocosa. —me gruñe antes de empujarme.
Caigo sobre la parte baja de mi espalda, mis manos se raspan contra el pavimento y mi teléfono cae al suelo. Mi hermana se acerca rápidamente para ayudarme a ponerme de pie, mientras que yo veo a ese sujeto con todo mi enojo y cuando voy a decirle algo escucho otra voz.
—no creo que debería tratar así a las chicas. —dice un chico detrás del señor.
—¿y tú quién eres? ¿Otro mocoso impertinente? —se mofa el señor con arrogancia antes de voltearse para ver al chico.
—señor, se ve que es un hombre distintivo así que antes de que siga haciendo el ridículo ¿por qué no se disculpa con las chicas y se retira? —musita el chico con tranquilidad y el señor sonríe de lado.
—¿disculparme? —el señor suelta una carcajada burlona— ¿por debería disculparme? Soy la víctima aquí.
—un señor que empuja a una pequeña chica sin ningún motivo no me parece la víctima. — señala el chico aún con tranquilidad— me parece un patético intento de superioridad.
El señor respira con irregularidad antes de dar un paso hacia el chico el cual ni se inmuta por la peligrosa cercanía del señor.
—tu, estúpido chiquillo ¿cómo te atreves? —lo señala el señor con enojo— se ve que hay que enseñarte una lección.
Entonces el señor dirige su puño a la cara del chico, pero este lo esquiva con facilidad haciéndose a un lado, el señor pierde el equilibrio por un instante, pero cuando vuelve a ponerse derecho intenta golpear al chico una vez más, pero este vuelve a esquivar su golpe como si se tratara de la cosa más fácil del mundo. El señor a punto de explotar en rabia intenta golpear al chico una y otra vez, pero este sigue esquivando sus golpes, el joven se mueve tan rápido que de repente escucho un sonido y veo como su teléfono cae al suelo.
El señor hecho un manojo se irá se balanza sobre le chico, pero este se hace a un lado rápidamente haciendo que el señor caiga al suelo.
—¿Joven esta todo bien? —se acerca un señor de traje negro.
—si descuida, todo está en orden. —el chico mueve su mano para restarle importancia.
De pronto se da la vuelta y se acerca a donde estoy, se pone de cuclillas y me mira a través de sus lentes oscuros.
—¿estás bien? —me pregunta con voz suave mientras me sonríe levemente.
Asiento un par veces como si se tratara de un muñeco con cabeza de globo y cuando parpadeo me doy cuenta de que me está ofreciendo su mano para ponerme de pie.
—muchas gracias. —murmuro bajo.
—de nada, ten cuidado de no toparte con señores así ¿está bien? —me sonríe más ampliamente y yo vuelvo a asentir como una tonta.
—joven se nos hace tarde. —Le dice el sujeto de traje negro al chico y este asiente -—esto debe ser suyo, señorita. —el me pasa mi teléfono y yo asiento en agradecimiento.
—muchas gracias. —dice mi pequeña hermana que ahora recuerdo que esta junto a mí.
—no hay de que, tengan cuidado las dos. —nos dice el chico de gafas oscuras antes de darse la vuelta y alejarse.
Me quedo ahí viéndolo hasta que esté se sube a un lujo auto negro y se aleja.
—Sook, ¡Sook! —me llama mi hermana, pero yo sigo ahí para viendo dónde antes estuvo ese chico de gafas oscuras— ¡Sook vamos a llegar tarde a mi clase de ballet!
—¡tú clase de ballet! —chillo saliendo de mi trance para después tomar su mano y salir corriendo.
…
—lo sentimos.
Mi hermana y yo hacemos una reverencia antes la profesora de ballet, la cual nos mira con seriedad mientras se cruza de brazos y golpea sus uñas blancas contra su brazo.