CAPÍTULO 5
SOOK
La impresión que trata de abarcarme no cabe en mi pequeño cuerpo ya que algo muy parecido a la irritación ya se estaba haciendo presente. Digo, ese chico estaba en todos lados, ¿Por qué tengo que seguir encontrándomelo tan frecuentemente? cuando creo que estoy totalmente tranquila veo su arrogante cara pensé que este instituto era lo suficientemente grande como para no ver su cara por un largo tiempo, y sin embargo aquí está aquí, con el uniforme del equipo de básquetbol y además portando la camiseta del capitán del equipo.
Frunzo el ceño estando totalmente irritada y me pongo de pie sobre las gradas sin pensar mucho en lo que hago.
—¡¿Por qué estás en todas partes?! —chillo señalándolo con mi dedo índice.
Y después de decir de eso me doy cuenta de que mi acción tal vez fue muy precipitada ya que no solo él volta a verme arqueando una ceja, sino que el todo el equipo de básquetbol voltea a mirarme, algunos de manera confusa y demás mi padre me mira con una cara extraña como diciendo ¿Qué mosca te picó ahora?
—¿también estas aquí? —pregunta con algo de fastidio mientras yo no dejo de mirarlo con el ceño fruncido.
Tal vez porque si dejo de hacerlo y veo a los demás sentiré mucha, más vergüenza de la que siento ahora, así que es mejor conservar esta actuación.
—¿ustedes se conocen? —pregunta mi papá viéndonos a ambos con algo de confusión.
—¡no!
—¡no!
Decimos ambos al mismo tiempo y yo desvío la mirada cruzándome de brazos. Mi papá que aún nos mira sin entender para nada lo que está pasando le indica a Helios lo que tiene que hacer. Me siento con mis brazos cruzados sobre mi pecho y miro de reojo a Helios el cual me hace una mueca burlona mostrando sus pronunciados colmillos antes de unirse al equipo.
Tonto.
Cuando pasa media hora de entrenamiento me muevo de mi lugar para ir a una de las máquinas expendedoras que están cerca de la cafetería, mi estómago gruñe y se perfectamente que no podré esperar hasta que papá termine con la práctica, así que voy a buscar un bocadillo.
En la máquina hay diversas chucherías y al final escojo una bolsa de papitas picantes, inserto el dinero y luego el número, veo ansiosa como la bolsita de papás se mueve y está a punto de caer, pero justo en ese instante se detiene atorándose entre el alambre negro.
—ash, vamos. —me quejo y palmeo la máquina, pero esta no hace nada.
Suspiro pesadamente y miro a mi alrededor buscando a alguien que pueda ayudarme, pero estoy completamente solo entonces vuelvo a ver la tonta máquina. Apoyo mi cadera en ella pensando seriamente en cómo tener mi bolsa con papitas picantes Mi brazo es lo suficientemente delgado ¿será que si podría alcanzar la bolsa si yo…? mejor no, he visto en la televisión como persona se quedan atorados por hacer esas cosas ¡pero quiero mis papitas! Poyo mi frente en la máquina y miro la bolsa haciendo un perchero como si la maquina se fuera a compadecer de mí y fueras a soltar la bolsa para que yo sea feliz.
—¿necesitas ayuda? —dice una voz a mis espaldas.
—si por favor. —respondo dando un paso hacia atrás para voltearme a ver al alma caritativa que quiere ayudarme— esta máquina no quiere…
Me quedo sin palabras y prácticamente estática al ver a la persona frente a mí. Aysel me mira con una simpática sonrisa y es la primera vez que lo puedo ver de cerca sin sus lentes de sol los cueles van colgando de la camisa de su uniforme.
—hola otra vez. —se inclina un poco para que su cabeza esté a la misma altura que la mía—¿no sabía que estudiabas aquí?
Su sonrisa probablemente sea una de las sonrisas más tiernas que haya visto en mi vida y ¿eso es un lunar en su mejilla? Que lindo.
El eleva un poco sus cejas al ver que no respondo y yo como una estúpida parpadeo varias veces para dejar de verlo.
—yo…- aclaro mi garganta— me transferí aquí hace poco. —murmuro.
—mmm ya veo. —dice incorporándose para después acercarse a la máquina— si necesitas algo no dudes en acudir a mí. —le da un pequeño golpe a la máquina con su codo y la bolsa de patitas cae milagrosamente antes que él las tome— ¿vale? —me tiende las papitas.
Yo asiento y tomo las papitas con algo de nervios. Su sonrisa se expande mostrando su perfecta dentadura y yo bajo la mirada antes de que me quede viéndolo como una tonta de nuevo.
—bien entonces nos vemos. —se despide antes de darse la vuelta y caminar por el pasillo.
Una estúpida sonrisa se forma en mi rostro inevitablemente y lo miro hasta que dobla el pasillo y desaparece de mi vista. Miro las papitas en mis manos y mi sonrisa se expande.
No sé si es por hecho de que ya tengo mis papitas o porque pude ver a Aysel, pero estoy increíblemente feliz.
Vuelvo dando pequeños saltitos a la práctica de básquetbol mientras como mis papitas, pero me detengo al escuchar mi teléfono, es un mensaje de Haneul.
Asiento y voy a contestar cuando escucho unos pasos apresurados a acercándose.
—¡Cuidado!
Me volteo y veo un balón de baloncesto dirigirse rápidamente hacia mí, voy a cerrar los ojos, pero entonces alguien se aparece de repente frente a mi y con sus manos logra bloquear el balón para después caerse al suelo en un golpe sonoro. Miro de quien se trata y veo a Helios haciendo una mueca mientras soba su espalda.
—¿estás bien? —pregunto rápidamente arrodillándome a su lado y buscando si tiene una herida— eso fue arriesgado, muchas gra…
—¿qué no ves por dónde vas? —pregunta volteando a verme— mira que además de problemática también eres una despistada. —sus palabras parecen una burla mientras me mira con algo de reproche.
Estaba a punto de agradecerle, pero su actitud hace que quiera decirle todo lo contrario y lo miro con mi ceño fruncido he inflando mis mejillas con molestia.