PRIMERA CLASE

A pesar del tráfico llegamos casi puntualmente, el camión se detuvo enfrente de la escuela, yo mire apurado por la ventana y no encontré por ningún lado de la calle el auto gris del papá de Andrea.

-¿Bajaras o no?- el conductor me hablaba en tono molesto, quería ya irse a descansar y yo se lo impedía.

Regrese en mí, tome mi mochila y baje del autobús sin siquiera mirar ni disculparme con el chofer, apenas mis pies tocaron el asfalto, se escuchó el arrancar del motor y el autobús acelero.

-Calma, ella probablemente ya esté en el salón-

-¿Se lo diré ahora o cuando estemos solos?-

Mi cabeza empezaba a pensar posibilidades y escenarios, esto hacia que mi cuerpo empezara a sentirse extrañamente torpe, mi estómago empezaba a revolverse, tenía una sensación de vomitar. Las escaleras hacia el segundo nivel del edificio, piso en donde se encontraba mi salón, se me hicieron demasiados cortas, y pensé que las había subido muy rápido. Las ganas de vomitar se hicieron más fuertes. Tenía ganas de orinar.

Llegue al salón 311, estaba cerrado, no se escuchaba ninguna voz, probablemente no había nadie o quien estuviera allí estaba solo, podía ser ella, era una oportunidad perfecta. Me recargue sobre la pared, calme mis nervios, cerré mis ojos y cuando estuve listo, abrí la puerta.

Mis ojos buscaron por todo el salón, fui butaca por butaca con mi mirada pero no había nadie, la única persona que se encontraba ya ahí era la profesora.

-Buenos días, Diego-.

-Buenos días, profesora-.

-Pase, pase…- me observo un momento, examinándome- ¿le sucede algo?

-¿Soy el primero en llegar?-

Me volvió a examinar, ahora sentía su mirada, en sus ojos se veía que quería contestar algo obvio, pero lo pensó, lo sé, porque tardo en contestarme.

-Así es, eres el primero en llegar, no deben de tardar tus compañeros-.

-Gracias, profesora, dejare mi mochila e iré al baño-

Pase rápidamente, sin mirar a la profesora. Puse mi mochila negra en mi asiento habitual, en la esquina izquierda, al final del salón, al lado de la ventana. Salí tan rápido como entre.

-No tarde, la clase inicia en 5 minutos-.

Camine apresurado, mis ganas de orinar y de vomitar se habían vuelto un poco más fuertes. Mientras caminaba para llegar al sanitario, vi ya muchos compañeros apurados por llegar al salón. Solo faltaban 3 minutos.

-¿Por qué no ha llegado? ¿Algo le habrá pasado?

Era raro que ella llegara tarde, pero podía entenderlo, había tráfico. También era raro que hoy estuviera tan nervioso, tan ansioso. El baño de los hombres normalmente no era tan concurrido, siempre uno que llegaba a él, estaba vacío o había otro hombre, pero siempre había sanitarios disponibles. Nunca había venido a la hora de entrada, siempre llegaba a la escuela e iba inmediatamente al salón, saludaba a Andrea y tomaba mi lugar. Hoy, me doy cuenta que hasta en los sanitarios de caballeros uno puede hacer fila. Ya habían pasado 3 minutos después de la hora de inicio de clases.

Mire mi reloj, ya habían pasado seis minutos después de la hora cuando por fin mi turno llego, el chico anterior, uno delgado con pelos parados salió, al parecer algo que ceno o desayuno le había caído mal, dejo el escusado tapado y todo batido. Solo tenía que orinar. Abrí mi bragueta, lo saque y orine. Sentí mucho alivio, a pesar de que había esperado mucho, no habían cesado mis nervios, así que apenas salió el líquido, sentí una tremenda satisfacción. Termine. No intente bajarle, lo deje tal y como lo encontré, salí, me lave las manos y tome camino hacia el salón. Ya pasaban diez minutos.

-¿Se puede entrar?-

Toque y pregunte temiendo que la profesora me regañara por la tardanza.

-Sí, pase-.

Entre, me sorprendió que la profesora no me recriminara esos diez minutos de más, pero al parecer hoy venia de un singular y extraño buen humor. Seguramente algo bueno a ella si le había pasado. Mire de nuevo hacia el salón, todos se encontraban ahí, excepto esa sonrisa. Note que muchos me miraban mientras llegaba a mi lugar, otros miraban a la profesora y algunos más, si miraban la pizarra.