Friendzone Escape

7. "Alone"

—Quería sorprenderte— dijo con la mayor seguridad que pudo obligar a su voz a mostrar—¡Sorpresa!

—¿Sorprenderme?

—Por supuesto, preciosa. A ver, dime, ¿cuándo fue la última vez que nos vimos, eh?

—¿De la manera en que sabemos?— preguntó elevando las cejas—, hace una semana.

—¿En serio?— le colocó los brazos alrededor de la cintura y Winter rió—, el tiempo que paso sin ti se siente como una eternidad.

Inclinó insinuante la cabeza hacia ella.

—Alto ahí, Romeo— respondió Winter palmeandole el pecho, antes de que él le robara un rápido beso—, hoy no.

Blaze intentó ocultar la satisfacción en su rostro, porque incluso cuando no le molestaba en lo absoluto la idea de acostarse con ella, sabía que corría un gran peligro dejando a su prima sola con el auto. Y aunque le generaba un alto nivel de curiosidad, no pensaba preguntar la razón tras la negativa de Winter.

—¿Quieres comer algo?— volvió a hablar ella luego de unos segundo.

—¿Dices además de a ti?—Winter rodó los ojos fastidiada, aunque no pudo evitar soltar una carcajada tras el comentario—. Pero en serio, no te ofendas, sé por experiencia que no eres muy dotada en las artes culinarias. Así que, no, muchas gracias— se mofó él. Entre los múltiples talentos de Winter no se encontraba la cocina, definitivamente. Aceptar su comida no iba a ser un error que cometiera dos veces <<bueno tres>>.

—Qué idiota— rodó ella los ojos—, te estoy invitando a salir, Blaze.

El rubio separó sus labios preparado para mostrar su negativa: —Sí, me encantaría.

<<Bueno, eso no salió como lo esperado>>

Se excusó con Winter para entrar al baño unos segundo. Su prima atendió el teléfono al segundo tono.

—Me estoy haciendo vieja aquí, Blaz.

—Llamé a Shawn, está a una manzana, te va a llevar a tu casa.

—¿Qué? ¿Pero por...?

Colgó.

🌸🌸🌸

—¿Cómo fue?— preguntó Winter girando levemente la cabeza hacia él, sintió necesario especificar—, cuando aprendiste a conducir.

Habían ordenado comida y la llevaban en el asiento trasero, preparada para ser ingerida en cualquier momento.

—Un poco estresante, mi padre no es de los hombre más pacientes— soltó una risa suave, quizá por un recuerdo lejano—, solía mantener su mano encima del freno de mano porque decía que conducía muy rápido y que me estaba volviendo loco. Un día me gritó que jamás me permitiría manejar un auto Bellfire, ni siquiera los automáticos— Winter le dedicó una sonrisa—¿por qué lo preguntas?

—Yo quisiera aprender a conducir...

—Presiento que sigue un pero.

—Sí... Bueno, no. Es algo estúpido.

—No creo que nada que salga de esa bonita boca tuya pueda ser estúpido— le dijo coqueto.

Y es que esa era básicamente la relación entre ellos, se ignoraban la mayor parte del tiempo en el instituto, aguantaban a sus amigos despotricando acerca del otro, cuando estaban solos coqueteaban constantemente y luego había días en lo que se encontraban y terminaban en situaciones altamente apasionadas.

Solo eran un par de adolescentes hormonales, al final.

No era normal en su rutina hablar de miedos o datos deprimentes y Winter no quería ser la culpable de empezar a hacerlo. Aún así, respiró profundamente y le respondió.

—Mi mamá, o sea, mi madre biológica— se frotó el cuello con nerviosismo—, ya te he dicho lo que le sucedió. Un auto sin frenos la atropello en la acera— Blaze ya conocía esa información, pero aún así continuó escuchando—. Y pues le tengo un poco de repulsión a la idea de manejar o mantener un auto. Aún así, me temo que nadie en casa tiene tiempo para enseñarme.

No sabía que decir, no sabía si, de hecho, quería decir algo. Sabía que las palabras de consuelo pocas veces servían, pero la mirada de la chica estaba perdida en el horizonte y sentía una presión en el pecho que lo incitaba a hablar.

—Yo tampoco tengo buenas experiencias con autos, sabes— se aclaró la garganta—. Yo tendría que haber estado pendiente de mi hermana, siempre lo pienso. Le he dicho a las personas que no recuerdo ese día, que es borroso, pero es mentira. Es el recuerdo más nítido que tengo, es el primero de mis recuerdos— sus manos apretaban cada vez con más fuerza el volante, se estaciona cerca de la carretera antes de que las imágenes le nublasen la mente.

Winter se giró y acunó un lado de la cabeza de Blaze con su mano.

—Ya habíamos hablado de esto, ¿recuerdas?

—Creeme, ese día es inolvidable.

Winter sonrió al ver que el tono de voz de él volvía a la normalidad:—Y te repito lo mismo que te dije ese día. No es culpa tuya. Y las personas que te lo echan en cara en el instituto son lamentables y me generan asco.

En el college, Blaze no era muy querido, y era entendible en algunos aspectos. Por ejemplo, le encantaba molestar a los demás por el simple hecho de eso, de molestar. Aparte de que era repulsivamente rico y nunca tenía consecuencias realmente graves a sus "travesuras", incluso con aquello había una razón más grande por la que la gente se mantenía alejada de él, razón que Winter encontraba, sinceramente, repulsiva y sin fundamentación. Ella sólo sabía pedazo de aquella historia, para su gracia el rubio empezó a hablar.

Cuando Blaze tenía seis años, él y su hermana menor estaban jugando en el jardín delantero de su casa, la niñera era la encargada de cuidarlos, pero mientras bajaba las escaleras de la entrada resbaló y cuando su cabeza chocó contra el piso perdió la conciencia, Blaze se acercó a ver que había sucedido y mientras lo hacía, una de las pelota con las que su hermana jugaba rodó hasta la calle y Alissa fue tras ella.

>>—Me volteé justo en el momento que alguien gritaba y vi el golpe, el auto.. — la voz cada vez se le cortaba más—, ella... Ella era tan pequeña, nunca tuvo una oportunidad.

Winter pasó su pulgar por una de las gruesas gotas de agua que bajaba por mejilla del rubio, y luego tomó una de las manos que se encontraba inmóvil sobre la palanca de cambios.




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