Martes, 27/08/68 - 01:34 h
Al dejar de pensar en mí, oí una orden de parte del Greender.
—¡Los usuarios N.° AL-11 y N.° AN-10 vengan de inmediato!
—¡Sí, señor! —ambos respondimos en voz alta mientras nos acercamos rápidamente hacia el Greender.
N.° AL-11 era una niña de la edad 11 años. Tenía ojos de color miel, un cabello ondulado de color rubio (con un lazo rojo adornándolo) y era un poco más alta que yo.
Si no me falla la memoria, sé que ella pertenece a mi salón en el instituto H.S.U.A., ya que la he visto dormir durante algunas clases de filosofía. En cuanto a lo que sé de ella, puedo decir que es una de los estudiantes con más altas notas dentro del instituto, aunque tiende a enojarse mucho con los demás, especialmente con el profesor. También es un poco tímida o eso es lo que aparentaba en clases, por lo demás, nunca he hablado con ella a pesar de que se sentaba a un asiento atrás del mío. Algo interesante de ello, es que es amerasiática, ya que su padre es de este país y su madre de Japón.
—Espero que estén preparados para continuar con la prueba —preguntó el Greender.
—¡Claro que sí! —exclamó N.° AL-11 de manera seria.
—He esperado esto desde ayer —respondí sonriendo mientras veía al Greender.
—Ya les hemos dado las instrucciones de lo que tienen que hacer dentro del campo de energía, iremos hacia otra instalación para que puedan realizar el salto, ¡síganme! —exclamó el Greender.
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Ambos fuimos con él.
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En el camino hacia la instalación que decía el Greender, N.° AL-11 habló conmigo por primera vez. Eso era muy extraño; cuando la veía en el salón del instituto HSUA era muy callada, no se acercaba a nadie y se mantenía muy distanciada del resto. No obstante, parecía que hoy hablaba de manera fluida y mucho más tranquila.
Pasaron varios minutos en los que ella me preguntaba cosas referentes a mis pensamientos, el sentido de justicia o qué haría si tuviera un poder para cambiar el mundo, al escuchar esas preguntas, pensé que era una fanática de algún superhéroe de los comics.
Luego de eso, en alguno de sus comentarios, me contó que había oído algo acerca de que los greenders y el director estaban buscando a un intruso dentro de las instalaciones, esto había sucedido desde el día que ingresamos al edificio; según ella, el intruso se llamaba "Anthoux" y había estado saboteando algunas pruebas iniciales dentro de los dormitorios de los greenders.
—Ya había escuchado algo acerca del intruso en la noche del día anterior, antes de que todo mi grupo fuese encerrado en nuestra habitación —respondí mientras ambos aún seguíamos al Greender.
—Bueno, si dices que lo sabes, no hay problema entonces. ¡Ah! Algo más —agregó ella mientras recordaba—, dentro de dos días, nos harán probar una máquina que nos hará recordar cosas en ese momento, trata de buscarme; quiero verla con mis propios ojos.
Tratando de ser amigable. Le respondí entre risas que, si ella estaba cerca en ese momento, la llevaría a ver esa máquina de la que tanto hablaba, a lo que me respondió con algo interesante.
Ella me dijo que ese artefacto podría ayudarnos, aunque no me dijo para qué realmente. Así que mientras hablábamos, también me preguntaba a mí mismo como ella sabía todas esas cosas, pero no se lo pregunté; ya estábamos a punto de llegar a donde el greender iniciaría la prueba.
Las últimas palabras que ella mencionó en el camino fueron, que me preparara para lo que viniera y que tuviera cuidado de los que estaban a mi alrededor y después de decirme eso, parecía desconcertada.
Como una especie de no haber hablado conmigo en todo el camino, y permaneció callada desde entonces.
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«En ese entonces creía que hablaba de la prueba de salto, pero luego me daría cuenta de la verdad».
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Llegamos al edificio después de unos minutos que N.° AL-11 se quedara en silencio absoluto, una vez allí, fuimos testigos de que dentro de él se encontraba una máquina mucho más grande que el "O-gram" que estaba en la sala central.
Esta máquina era inmensa, tenía una hélice debajo de la plataforma que parecía un bloque, la cual giraba demasiado rápido y sonaba muy fuerte. A los costados tenía dos brazos elípticos gigantes que formaban una luz en medio de ellos al direccionarse entre sí. De esta manera, salía un brillo que iluminaba toda la sala de la instalación.
Al acercarme junto con N.° AL-11 a la máquina, pudimos ver un holograma gigante que parpadeaba de manera constante dentro de él. Y luego de verlo por un rato, detrás de nosotros, llegó un greender con otro grupo de dos niños que también realizarían la prueba del NT-Salto.
—Bien, ya que ambos grupos llegaron al mismo tiempo, ¿quién de todos ustedes irá primero? ¿Algún voluntario? No soy tan meticuloso para elegir uno de ustedes, así que puede venir cualquiera de los cuatro —preguntó el greender.
En ese momento, vi a N.° AL-11 un poco nerviosa. Y aparte de ella, los otros niños que habían llegado junto con nosotros, nos veían fijamente, como si trataran de impulsarnos a decir que uno de nosotros fuera el primero. Y bueno, como todo un caballero, me vi forzado a decir que quería intentarlo primero.