66 - Un corazón triste.

Gran imperio de Fiore.

Ciudad de Magnolia.

8:40 de la mañana. 

Un ligero silencio para nada incómodo se había formado en cierto punto en específico de aquélla desolada ciudad de Magnolia debido a todos los presentes qué se encontraban observando a los dos flamantes monarcas del reino de Romalia, mismos jóvenes reales portadores de la increíble magia elemental que al parecer todavía no podían creer en lo más mínimo que a tan solo unos cuántos metros de distancia de ellos se ubicaba su pequeña y hermosa bebé de lindo cabello rosa pastel, tratándose de una bebé de inigualables ojos azules que en ese preciso momento aún se apreciaba completamente resguardada entre los cálidos brazos pertenecientes a la antigua monarca de aquél reino de Arendelle llamada Iduna.

Misma jovencita de intenso cabello castaño que a los pocos segundos transcurridos había decidido comenzar a caminar tranquilamente rumbo a los dos flamantes monarcas del reino de Romalia, tratándose a su vez de un hecho que además se podía visualizar siendo totalmente apreciado de una forma sumamente feliz por parte de los presentes en aquélla gran zona urbana.

Iduna: Les dije que yo encontraría y cuidaría de su pequeña bebé, esa fue la promesa que yo les hice la última vez que nos vimos, una promesa que he cumplido completamente.

Dijo la pequeña pelicastaña con una inmensa alegría reflejada en sus suaves palabras al lograr posicionarse justo en frente de aquéllos dos flamantes jóvenes procedentes del lejano reino de Romalia, aunque siendo a su vez más respectivamente la hermosa fémina de intenso cabello rosa llamada Sakura la qué a los pocos segundos transcurridos no había podido evitar arrodillarse a la altura de la antigua reina de Arendelle.

Sakura: Gracias...en verdad gracias.

Agradeció la hermosa reina de Romalia con una enorme sinceridad reflejada en su angelical tono de voz antes de proceder a abrazar con demasiado cariño a la pequeña niña qué se ubicaba justo en frente de ella, misma infante de ojos azules como el gélido mar del norte que simplemente aceptó con muchísimo gusto aquél agradecimiento por parte de aquélla poderosa mujer de corto cabello rosa. 

Iduna: No tienes que agradecer absolutamente nada majestad, cuidar a los niños reales era mi único trabajo.

Habló la pequeña pelicastaña con una radiante sonrisa adornando su hermosa mirada una vez que aquél cariñoso abrazo con la gran reina perteneciente a la lejana región de Romalia término en su totalidad, misma fémina de bellísimos ojos color esmeralda qué al parecer no podía dejar de observar con demasiado agradecimiento a la infante qué le había regresado a su única hija de cabello rosa.

Naruto: Gracias...Iduna.

Decía el flamante pelirubio con un sumo agradecimiento reflejado en sus palabras al estar observando de una forma amigable a la antigua reina del gran reino de Arendelle, tratándose de cierta palabra por parte del joven ojiazul la que a su vez había logrado dejar totalmente impresionada a la quinta espíritu guardián de la lejana región de Althohalla, ya que aquélla pequeña infante de intenso cabello castaño y bellísimos ojos azules parecía tener el mismo nombre qué su difunta madre portó durante toda su vida. 

Al terminar esta pequeña conversación, la hermosa pelicastaña simplemente procedió a depositar con demasiada suavidad y cuidado a la encantadora bebé de cabello rosa sobre los brazos de su madre, misma flamante monarca del impresionante e inigualable reino de Romalia que a continuación decidió acurrucar con muchísimo amor maternal a su única hija sobre su cálido pecho.

Sakura: Mi amor, no sabes cuánto esperé este momento, te extrañe tanto.

Exclamó la joven pelirosa con un inmenso cariño maternal reflejado en su angelical tono de voz al continuar acurrucando a su pequeña bebé sobre su cálido pecho, misma princesa del gran reino de Romalia que simplemente decidió levantar su hermoso rostro para poder observar a su feliz progenitora de orbes esmeralda.

Naruto: Finalmente estamos juntos los tres y nadie nos volverá a separar.

Comentó el espíritu guardián portador del devastador elemento viento con una enorme felicidad reflejada en su mirada antes de proceder a abrazar con demasiado cariño a su amada esposa, de esta simple manera la encantadora bebé de intenso cabello rosa pastel quedando totalmente fundida entre el cariñoso y reconfortante abrazo por parte de sus dos queridos progenitores elementales.

Sasuke: Todo vuelve a la normalidad.

Susurró el sexto espíritu guardián de Althohalla con un gran alivió en sus palabras al permanecer de pié justo a un costado de su amada esposa ojiazul, misma fémina de intenso cabello rubio platinado que todavía se podía visualizar cargando entre sus brazos al pequeño príncipe del nevado reino de Arendelle.

Elsa: Después de la tormenta...viene la paz...ojalá así permanezca para siempre.

Pronunció la reina de las nieves con una suma suavidad reflejada en su voz al momento de estar observando felizmente a los dos flamantes monarcas pertenecientes al lejano reino de Romalia, mismos jóvenes reales que todavía continuaban abrazándose cariñosamente debido a la inmensa y reconfortante felicidad que inundaba en ese preciso instante sus respectivos corazones. 

Shinobu: Esto es maravilloso, los tres niños están reunidos nuevamente con sus respectivos y amados padres.

Erza: Si...ojalá nunca vuelvan a ser separados.

Dijeron ambas hermosas mujeres con una pequeña sonrisa adornando sus respectivas miradas mientras que las dos se encontraban apreciando aquélla escena entre los actuales reyes de Romalia, aunque tratándose más respectivamente de la joven de cabello rojo llamada Erza la qué no parecía estarse dando cuenta de las miradas qué en ese momento se podían visualizar dirigiéndose hacia ella, siendo una de esas mismas miradas completamente perteneciente a la bellísima espíritu guardián portadora de la luz elemental quién aún no podía creer que su antigua amiga de la infancia estuviera con vida.