Fruto del destino

Capítulo 3: La fiesta de bienvenida I

Olivia

—¿A qué venías entonces? —preguntó confusa.

Escondí rápidamente la chaqueta detrás de mí para que no la viera.

—Yo vine... por si me podías dejar los deberes de mates.

Improvisé rápido.

—¿Y por qué no me los has pedido por teléfono? Te los hubiera mandado.

La idea era estúpida, lo sé, pero fue lo primero que pasó por mi cabeza en aquel momento y solté lo primero que pensé.

—Bueno quería verte, ¿Sabías que somos vecinas? —cambié de tema rápidamente.

—No lo sabía—quedó sorprendida— vaya que guay, además de mejores amigas también somos vecinas.

¿Mejores amigas? Me quedé en shock cuando dijo eso, nunca antes había tenido una amiga y mucho menos una mejor amiga.

—¿Qué te ocurre? ¿He dicho algo malo?

—No, no—sonreí—solo que yo nunca había tenido amigos antes.

Lily sonrió—Voy a por los deberes ahora vuelvo.

Asentí y desapareció subiendo aquellas escaleras enormes. Rápidamente agarré un papel y un bolígrafo que había en la mesa del salón para detenerme a escribir una nota.

<<Gracias por la chaqueta ojos verdes>>

La introduje dentro del bolsillo de la chaqueta y la dejé en una silla que había.

Escuché los pasos de Lily y volví a la entrada corriendo.

—Toma aquí tienes.

—Muchas gracias Lily, te los devolveré mañana.

Salí de su casa lo antes que pude. No me creía lo que acababa de ver. ¿Lily y ojos verdes eran hermanos? ¿Por qué no lo sabía? ¿Cómo no me di cuenta?

Ahora que lo pienso tiene bastante lógica, el parecido entre ellos era notorio.

Estaba en shock, el único chico que me atraía era el hermano de mi nueva mejor amiga. ¿Debería dejar al chico en paz? ¿Y si le cuento a Lily todo lo que ha pasado? Definitivamente no podía contárselo, no quiero perder a una amiga por culpa de un chico, era muy difícil para mí hacerlas y no quería estropear nada. No sabía cómo reaccionaría si le dijese que me gustaba su hermano. Así que simplemente me callé.

La rabia me carcomía por dentro, era el único chico que me había hecho sentir algo con una simple mirada. Nadie antes me hizo sentir lo que este chico consiguió. Nunca antes un chico me miró de aquella manera…Y lo odiaba por el simple hecho de que me hiciese sentir tanto sin apenas hablar.

Al día siguiente volví a clases y no era un día alegre para mí. Estaba decaída y con la mirada un poco perdida mientras estábamos en el banco sentadas.

—¿Qué tal estás Olivia? Te veo un poco triste y apagada— dijo Becca.

—Bueno, he tenido días mejores— les di una leve sonrisa para que se quedaran tranquilas, aunque era totalmente falsa— Lily toma, los deberes de mates— extendí mi brazo y le di los deberes—Muchas gracias.

—De nada, para eso estamos las amigas.

—Espera un momento, ¿qué me perdí? — dijo Becca confundida.

—Lily y yo somos vecinas y ayer fui a pedirle los deberes de mates.

—Guay—asintió.

Mi mirada se fue directamente al grupo de chicos de nuevo, ¿porque siempre estaban ahí en frente? Él chico misterioso estaba allí de pie y no pude evitar mirarle. No pude evitar que mi mirada se dirigiese hacia él porque acaparaba toda mi atención, aunque él a mí no me miraba y estaba un poco triste.

Becca me vio mirándolos.

—Esta noche fiesta en casa de Trent, no acepto un no por respuesta—me agarró la mano—Olivia tienes que alegrar esa cara, te presentaré a algún chico buenorro.

—¿Quiénes irán?

—No lo sé…—dudó—Trent me invitó y le dije que no pero ahora que te veo triste aceptaré. Necesito que alegres esa cara y que te lo pases bien.

Asentí con la cabeza.

Antes de que tocara el timbre lo volví a mirar, él estaba hablando con sus amigos, parecía ilusionado hasta que su mirada quedó fija en la mía. Me puse tan nerviosa que me levanté de un salto del banco y me fui corriendo a clases.

Durante la clase de literatura con el profesor Morrison Becca, Lily y yo discutimos para ver qué ponernos para la fiesta.

—No me pondré eso—reprochó— ¿Estás loca? Quiero llamar la atención de los chicos. No ir a misa.

Reconozco que los comentarios de Becca eran muy graciosos y la risa tonta me salía sola—Estoy con Becca, aunque tampoco del todo—me paré—Creo que deberíamos ir como nos sintamos más cómodas, al fin y al cabo, cada una tiene su estilo propio.

—Tienes razón Olivia.

Acabamos durante toda la clase de literatura hablando sin prestar atención al profesor Morrison. Al fin había alguien con las que podía compartir mi vida sin sentirme mal. Había encontrado unas amigas de verdad.

Cuando llegué a mi casa fui directamente al armario, mi ropa se basaba en cosas cómodas para estar en casa. No solía salir mucho. Era una chica sin amigos que se pasaba las tardes encerrada en su habitación. Así que decidí llamar a Becca para que me ayudara con alguna de sus prendas.

Era una emergencia y definitivamente debía ir de compras.

Becca se había puesto una falda negra de tubo y una camisa un poco escotada de color burdeos. Llegó a mi casa y trajo algunos modelitos para probarme.

—Vaya Becca, estás realmente despampanante—me sorprendí.

—Tranquila tú también lo estarás, me encanta que me hayas pedido ayuda con esto, me encanta la moda. Uno de mis sueños desde pequeña es ser diseñadora de moda, pero es un poco complicado.

—Estoy segurísima de que lo conseguirás—le sonreí— tus looks son muy innovadores y atrevidos.

Empezó a sacar las prendas y comencé a ponerme un poco nerviosa, eran todo vestidos llamativos. A mí no me gustaba nada llamar la atención. No eran muy de mi estilo.

—Pruébate este— agarró uno de color rojo chillón.

Agarré el vestido y me lo probé. No era muy cómodo. Se sentía raro. No era nada yo.

Me miré al espejo y le devolví la mirada a Becca—Definitivamente ese no es para ti, pruébate este— Me dio uno blanco con dibujos de margaritas por todo el vestido.




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