Fruto del destino

Capítulo 19: Detrás de la verdad I

Connor

5 meses atrás...

Estaba limpiando mi moto. Estaba decidido a irme al lugar que me relajaba. Al bosque en el que tantas penas había sufrido. Mi vida en aquel momento era totalmente un caos y yo estaba frustrado con ella. Mis padres tenían todo mi futuro prácticamente planeado y me daba rabia porque ni siquiera les importaba lo que yo pensase. Solamente pensaban en el estatus social que debía tener nuestra familia. Nuestro apellido. Sin tener en cuenta la felicidad de su propio hijo.

Desde muy pequeño siempre elegían todo por mí. Lo que para ellos creían que era lo mejor para mí cuando era totalmente lo contrario.

Ellos decidían incluso mi vida amorosa si iba más allá de algo de una noche, por eso nunca había estado con chicas por más tiempo. Siempre solía ser algo pasajero porque a la larga traía problemas.

Mis padres solo miraban por ellos y que con la persona que estuviese tuviera una buena posición social o que al menos tuviese el suficiente dinero como para estar en mi familia.

Dana venía de una familia francesa rica que se mudó a la ciudad hace bastantes años porque querían cambiar de aires. Cuando se conocieron mi familia y la suya, automáticamente mis padres ya querían que en un futuro me casase con ella. Era irónico porque ni siquiera la conocía y menos sentía nada por ella.

Mis padres veían eso como la mejor opción y por varios años estuvimos saliendo juntos. Durante esos años intenté sentir algo por ella, pero era todo nulo, Dana era preciosa pero nunca había sentido nada hacia su persona, nada más que para una bonita amistad. Me sentía reprimido y como si mi palabra no valiese nada.

El día en el que les dije a mis padres que no podía más. Que no sentía nada por Dana fue el día en el que mi vida cambió por completo. Mi padre me pegó un fuerte golpe que dejó mi cara totalmente dolorida y roja. Después de aquella golpiza, fueron una detrás de otras. Era la primera vez que mi padre me ponía la mano encima y sentí como mi mundo se vino abajo.

Vivía bajo el techo de un monstruo. Un monstruo que vi y descubrí por primera vez con tan solo siete años y que ya nada ha sido igual desde entonces.

Por mi culpa mis padres dejaron de hablarse. Se distanciaron y solo discutían. Mi madre era la que pensaba que si no sentía nada por Dana debía estar con alguien con la que verdaderamente sentía algo. Pero todo eso cambió de un día para otro, cuando ese guantazo que mi padre me dio a mí, fue directo hasta mi madre. Y aquella no fue la primera vez que lo hizo…

Mi padre era un maltratador física y psicológicamente.

Desde aquel día, mi madre no ha vuelto a ser la misma y su opinión que era exactamente igual que la mía había cambiado completamente, se había convertido en la decisión total de mi padre.

Solo por mantener vivo el apellido Green.

Yo no sabía lo que era el amor hasta que la encontré a ella, Olivia Shields.

En el momento en el que estaba limpiando la moto para poder escapar de allí lo más rápido posible, ese rostro angelical apareció delante de mí.

—¿Te has comprado una moto? —dijo asombrada mientras se acercaba.

—¿No la ves? —dije un poco borde, no estaba en mis mejores momentos.

—¿Por qué estás tan borde? Solo he venido a hablar contigo.

—Lo siento, hoy no he tenido un buen día.

Me digné en ponerme mi casco, quería irme de allí y escapar de alguna manera. Aunque sabía que evitando los problemas no llegarían a nada, era la única vía de escape posible que lograba conseguir.

–¿Vas hacia algún lado?

Olivia, tan preguntona como siempre…Siempre que venía con tantas preguntas absurdas me daban ganas de callarla de alguna manera simplemente con un beso. Me moría de ganas de besarla.

—¿Te apetece venir? —respondí con otra pregunta.

Ella se sentó en la moto detrás de mí y era una sensación única, la manera en la que me agarraba para no caerse me hacía sentir mariposas en el estómago.

—¿Hacia dónde vamos? —preguntó.

—Es una sorpresa— dije esbozando una sonrisa.

La llevé hasta uno de mis sitios favoritos de la ciudad, con ella sentía todo lo que no había sentido en años y aun así me sentía culpable de hacer lo que sentía por una vez en mi vida. Mis padres habían decidido tanto por mí que me daba miedo enamorarme de ella y tener que alejarme de todos esos sentimientos por culpa de mi familia.

Sin duda ese baile bajo la lluvia hizo que mis sentimientos se despertaran, era inevitable no besarla cuando mi corazón decía todo lo contrario, tenerla en frente de mí me descolocaba. Con ella siempre había sentido que debía protegerla porque estaba igual de rota que yo y no quería arruinar su vida tanto como lo estaba la mía. Solo quería que fuese feliz.

Al principio intenté alejarme de ella todo lo que pude, no quería arrastrarla a la oscuridad de mi corazón, pero se me hacía imposible, ella necesitaba el mismo cariño que yo y desde aquella noche en la que casi la secuestran mi vida cambió de perspectiva. Debía asegurarme de que su vida fuese a mejor.

<<Me enamoré de ella aquella noche en la que terminó de romperse por completo>>

Su sonrisa era lo único que me daba fuerzas para seguir adelante.

Intenté cambiar por ella, pero mi vida estaba tan destrozada que a veces lo pagaba con las personas equivocadas. Ella era el claro ejemplo de que la persistencia hacía cambiar a una persona por muy rota que estuviera, ella me hacía sentir vivo de alguna manera.

Desde aquella noche me prometí a mí mismo que haría lo que fuese por verla feliz a ella, sin depender de lo que yo sintiese.

Al volver del mejor momento de mi vida, estaba mojado por la lluvia, el agua calaba por mi ropa e iba directo a darme una ducha.

Mi madre estaba en la puerta de la casa, parecía que me estuviese esperando de alguna manera, ella parecía enfadada y tenía sus brazos cruzados por debajo de su pecho.




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