Fruto del destino

Capítulo 31: Vivir al máximo los últimos días

Olivia

La definición de paraíso estaba ante mis ojos y no podía creérmelo.

—¡Esto es mucho mejor en persona! —exclamé—Tengo delante de mis pies literalmente al rey del pop, no puedo creer que esto esté pasando de verdad—le di una mirada a Nick.

—Pues créetelo, esta es la magia de caminar sobre el paseo de la fama—miró hasta una estrella en blanco —Puede que algún día tu nombre esté grabado en una de estas.

Comencé a reírme —Me encanta tu sarcasmo Nick, no seré tan importante como para que pongan una estrella con mi nombre, es una chorrada.

—Simplemente digo que tu talento debe ser reconocido, debes brillar ante las personas porque literalmente tu brillas por ti misma y no puedes dejar que tu alrededor te apague poco a poco.

—A lo mejor no quiero brillar—dije cabizbaja con la mirada perdida.

—¿Por qué una chica como tú no querría brillar?

—Porque yo solo brillaba ante los ojos de mi abuela y me siento egoísta si lo hago porque ella ya no está para verme brillar de nuevo.

—Ella seguro que te ve desde donde quiera que esté—levantó mi mandíbula para mirarle fijamente a sus ojos—Seguro que está muy orgullosa de ti, por eso debes brillar, por ella.

—Es difícil hacerlo si cada vez que la recuerdas sientes como tú pecho se hunde, notas como dejas instintivamente de respirar, comienzas un río de lágrimas constantes que eres incapaz de parar y sientes como cada vez caes más profundo en esos sentimientos de dolor y agonía, sientes como te mueres en vida.

—Recuérdala como la mejor persona del mundo, una que te hizo feliz hasta el último día de tu vida, sólo piensa en esos momentos en los que erais felices, en los que no había dolor de por medio.

—Me da rabia que te portes tan bien conmigo—reproché mientras sonreía.

—¿Por qué?

—Porque me entiendes tan bien...

—Es lo que tiene llevar una vida en la que tienes que lidiar con muchas personas al día, al fin y al cabo, aprendes a escuchar y a entender lo mejor posible a todo el mundo.

—Este mundillo... me da miedo.

—Sólo al principio, he de reconocer que es duro, pero si realmente es lo que te gusta hacer tienes que luchar por esto, por ser realmente la persona que mereces ser, la persona que quieres ser, ¿sabes? Mi padre decía que nunca había que quedarse con las ganas porque cualquier día te arrepentirías de no haberlo hecho...

—Y el arrepentimiento es el peor sentimiento —terminé por él—Mi abuela también solía decirme eso—sonreí.

—Tú simplemente piensa que ella te da fuerzas para que triunfes en lo que te gusta hacer.

Becca y Lily aparecieron con los batidos que habían ido a comprar.

—Aquí tenéis—dijo Lily sacándolos de la bolsa en las que lo traían–¿De qué hablabais?

—De qué viviré en Los Ángeles durante un año—me atreví a decir por fin.

—¡Lo sabía! —exclamó—Becca, me debes veinte dólares—extendió la mano. Becca hizo una mueca y sacó el dinero del bolsillo mientras Lily lo agarraba confiada.

—¿Ya lo sabíais? —pregunté confusa.

—Contactos...

Yo miré hacia Nick desafiante y él alzó las manos en son de paz—Yo no he sido lo juro.

Volví a mirarlas a ellas—Y.… ¿qué os parece?

—Nos parece genial, todo lo que tú hagas siempre nos parecerá lo mejor—dijo Becca—Siempre confiamos en ti y estaba claro que esta no era una excepción, te apoyamos en todo esto, no te preocupes por Hayron, nos encargaremos de que todo vaya bien, a tu familia no le faltará de nada, seguiremos yendo a visitarlos, aunque tú ya no estés—me agarró las manos—Tu solo disfruta de esta experiencia, te hace falta pensar en ti misma y no en los demás.

—Te queremos mucho Oli, pasaremos los dos días que nos quedan juntas y lo disfrutamos al máximo antes de marcharnos—dijo Lily.

—¿Ves? —dijo Nick—Hay personas que merecen la pena, solo hay que saber encontrarlas. Ellas te apoyan y eso es suficiente.

—Claro—dije—Nunca se debe rechazar algo tan importante que la vida me ha regalado por alguna razón.

Connor

—¡Connor! ¿Estás listo para la cena con los Blanc? —preguntó mi madre desde las escaleras.

—¡Ahora bajo Mamá! —exclamé.

¿Cómo podía estar preparado para esto? Era imposible. Mi subconsciente me decía que debía escapar, salir del país, cambiar mi identidad, hacer todo lo posible para que de alguna forma fuese feliz.

Bajé las escaleras y me detuve en la mitad cuando alguien llamó al timbre.

—¿Qué tal señora Blanc? —saludó mi madre con entusiasmo—Estábamos ansiosos por su llegada.

<<Más bien ella estaba ansiosa >>

—Connor, ven a saludar a Dana.

No quería bajar, estaba petrificado en aquellas escaleras esperando algún milagro para que esa noche pasara lo más rápido posible. Esto solo era el comienzo de mis desgracias.

—Hola Dana—la saludé majestuosamente con dos besos.

—Hacéis una parejaza—soltó mi madre.

En aquel momento realmente quería escapar con mi moto a algún lugar remoto del país simplemente para no tener que aguantar toda esta farsa.

—Pasad, pasad—mi madre invitó a la familia Blanc a pasar al comedor.

Noté como Dana agarró suavemente mi brazo, en aquel momento mi mirada quedó puesta en mi brazo y lo aparté lo más amable que pude. No podía dejar que me tocase siquiera, era una sensación extraña que nunca antes había sentido.

—Qué te pasa—susurró entre dientes.

—Nada.

Nos sentamos a comer y mi padre bajó con su traje de chaqueta, tan arrogante como siempre lo ha sido. Él cogió una copa y con un cuchillo hizo sonar el cristal de la copa de champán.

—Esta noche quería brindar por el casamiento de estos dos jóvenes tan prometedores.

Todos brindaron y yo simplemente me quedé en blanco <<casamiento>>, volví a repetir la palabra en mi cabeza. Esto se estaba convirtiendo en un verdadero infierno para mí.

Tenía ganas de gritar, de llorar, tantos sentimientos de dolor acumulados que me estaban matando.




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