–Ve a jugar y no me estés molestando aquí, ¿Entendido?
–s-sí...
–¡Oh!, Que bueno que dicen eso de jugar. Tengo una hija, creo que es de la edad de él —señala al pequeño— de seguro se llevarán bien —sonríe.
¿Una niña para que sea amiga de su hijo?, Obviamente que debe llevarse bien con ella, porque si no...
–de acuerdo, Jimin, compórtate. —el menor asintió tímido, siendo después llevado por una de las ama de casa que estaban ahí.
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–señorita —llamó la señora, dando pequeños toquecitos a la puerta que según ve es de la niña con la que jugará.
–pasa Nana —una voz aguda, no muy irritante se hizo escuchar dentro de la habitación.
La señora giró la perilla con gracia, dejando ver la hermosa y enorme habitación para tan sólo una niña.
Jimin estaba un poco acostumbrado, pues su hermana tenía una habitación similar a la de aquella niña, sólo que tal vez sea un poco más pequeña que ésta.
Unas colitas adornadas con dos hermosos moños color rosa, moviéndose de un lado a otro, tarareando una canción que de seguro escucho en la radio. Un vestidito igualmente rosado, medias blancas y zapatillas negras. Fue todo lo que pudo verificar el pequeño al entrar, además del montón de peluches y muñecas que adornaban la gran habitación.
–señorita Yoojung alguien vino a jugar con usted —habló la Nana que aún se encontraba ahí, dándole unos pequeños empujoncitos al pequeño para que se acercase con la pequeña de colitas.— bien, yo me tengo que ir, más tarde les traeré algo de frutilla para que se sientan más cómodos... ¿Se les ofrece algo más? —entonces la niña de nombre "Yoojung" volteó, dejando ver su hermosa belleza infantil, esas mejillas ligeramente rojizas un poco llenitas, esos ojos marrones brillosos, esa pequeña boquita rosada. Ella, tal vez, sea una de las niñas más bonitas que pudiera haber visto.
–quiero un jugo de naranja, por favor —dijo la pequeña, sonriendo después, la Nana suspiró y sonrió, acariciando las colitas de la niña que le había hecho hace poco, con un aura maternal.
–muy bien... —después miró al pequeño a su lado, que más bien se estaba escondiendo detrás de ella, apretando un poco de su vestido.— oh, pequeño, no pasa nada, la señorita Yoojung es muy buena niña... ¿Tú también quieres algo?
–m-mmhgg... Ch-chocolate... —susurró, sonrojándose enseguida.
La señora acarició sus cabellos que en aquel momento eran negros, le dedicó una sonrisa, como si le estuviera diciendo "todo está bien", haciéndolo calmar un poco.
–en un momento se los traigo, permiso —dicho aquello, hizo una pequeña reverencia y entonces salió de la habitación, dejando solos a los dos menores.
–¡Hola! —saludó animada la pequeña.
–ho-ola... —correspondió, mirando al suelo, balanceándose de sus puntas hasta sus talones. Sus manos detrás de su espalda. Un gesto totalmente tierno.
–¿Quieres jugar?
–m-mmm... S-sí...
–¡Ven! —tomó la mano del pequeño, sobresaltándolo y poniéndolo nervioso, lo llevó dentro a una pequeña carpa tipo "dosel" que tenía ahí, iluminado con varias luces, almohadones de aquí y allá, peluches igualmente decorando aquella hermosa carpa.
Empezaron a jugar a "la princesa y el príncipe", corrían de un lugar a otro, huyendo del "dragón" que en éste caso era la Nana. Pues al llegar con el jugo de naranja y una barra de chocolate que le habían pedido los niños, la convencieron para que jugara un rato con ellos.
(Se veía algo así, pero con más peluches y juguetes)
Una espléndida tarde de juegos.
Eso era lo que necesitaba el pequeño Jimin para olvidarse del horrible rumbo que estaba tomando su vida... Y apenas está comenzando.
—•⨳•—
—Jimin...shi...~~ m-mhhg... —murmuraba el mayor, aún perdido en sus sueños.
Ya era de mañana y los balbuceos del mayor hicieron que despertara, abriendo lentamente sus ojos. Le llegó un fuerte sonrojo al ver la posición en la que se encontraban. El mayor reposaba sobre su pecho, con una de sus manos al rededor de su cintura, sus piernas entrelazadas con las de él, como si fuera un koala. Jimin igualmente lo estaba abrazando, uno de sus brazos acunando la cabeza del peligris, su nariz daba justamente a la cabellera del contrario. Espléndido.
¿Cómo alguien puede ser tan malditamente lindo cuando duerme?, Sin duda Yoongi es alguien único. Además de que cuando está con él siente un extraño sentimiento, su estómago se revuelve, quiere vomitar, pero no se quiere alejar, es... Extraño, pero lindo.
Mejor decide volver a cerrar los ojos, con una sonrisa dibujada en sus labios, aprieta más el agarre hacia el mayor y vuelve a dormir...
—¡Chicos!, ¡Ya es tarde, hay que ir a la escuela!
Cierto, la escuela...
El mayor parece que no hubiera escuchado nada, seguía plenamente dormido sobre su pecho, tan lindo.
Jimin, con temor y delicadeza, acarició su mejilla izquierda para que así lograse despertar. Eran pequeños toquecitos los que le daba, pues tampoco quería molestar a su hyung.
Un golpe en la puerta hizo que se abriera, dejando ver a tres chicos, cambiados, peinados, bañados y ya listos para ir a la escuela.
Editado: 07.03.2021