Fuego en mis venas (radwulf #2)

Capítulo XXII

Sus apresuradas palabras y el que cubriera su boca mientras me observaba asustada, no fueron impedimento alguno para que comprendiera, en pocos segundos, todo cuanto significaba...

—¿Perdió la cabeza? —Inquirí con fingida calma.

Por dentro bullía una rabia, una urgencia ir tras los pasos del Rey y... ¡sacudir su cabeza hasta que semejantes ideas dejen de tener cabida!

Ella sacudió la cabeza con una mueca, bajando sus manos hasta su regazo.

—Sé que parece una locura, Clim. Pero es lo mejor.

Aparte la mirada, tragándome los gruñidos, las malas palabras que una dama como ella no merecía. Y me puse de pie tan rápido como fui capaz.

—Debemos confiar en que mantenerla a la vista de la gente, disuada a cualquiera de hacerle daño —continuó—. Las responsabilidades y confianza puestas en ella, son tanto para darle un objetivo como para demostrar a los nobles que posee nuestra confianza...

—Hazel —Le interrumpí, dirigiéndome al escritorio—, déjame solo.

—Pero, Clim... —gimoteo.

Pese a que hace mucho no sentía reparos con ella, habiendo mostrado lo peor de mi en mas de una oportunidad, en ese momento no sentía ganas de permitir que viera cuan mierda me sentía. Cuanto me ahogaba en la culpa.

—Por favor, Hazel. Solo ve.

Me deje caer en la incomoda silla, fregando mis cansados ojos en espera de que se marchará. Pidiendo a los Dioses un poco de paz en medio de la tormenta que eran mis emociones.

—Esta bien —dijo, acercándose—, pero trata de descansar.

Tras dejar un beso en mi mejilla, finalmente me dejo solo con mis pensamientos.

¿Con qué propósito ese hombre engañó a Macy?

¿Cómo fue capaz de soportar aquello... durante más de diez años?

Sostuve mi cabeza inclinándome sobre el escritorio, mientras me estremecía desde lo más profundo. Necesitaba apartarme de esos recuerdos, distraer mi mente con algo que no fuera la fría sensación de miedo y dolor.

Con algo de esfuerzo llegue a las puertas, me asomé para llamar la atención de un soldado y le ordené que fuera por Lesson. El mundo continuaba avanzando, el reino continuaba su día ignorante del peligro que todavía asechaba... necesito dejar de pensar en ello. Volví a mi asiento y espere, durante largos minutos, a que Lesson se dignará en aparecer.

¿Por que mierda tarda tanto?

Cuando se tomo la molestia de asomar la cabeza entre las puertas, ignoré el hecho de que parecía fastidiado mas que aliviado de verme. Teniendo en cuenta que se había quedado por estar al pendiente de Lyssa, debía tener una buena cantidad de cosas de las que ponerme al tanto.

—¿Qué? —Ladró, cruzándose de brazos frente a mi escritorio.

Contuve mi enfado como mejor pude, algo básicamente "milagroso", y le hable lento. Como a un niño pequeño.

—¿Tienes alguna cosa que contarme, Lesson?

Entrecerró los ojos, pero se limito a asentir suavemente para luego comenzar a contarme cosas a las que apenas preste atención. Aquel gesto, removió algo en mi cabeza que poco a poco fue aclarándose...

La visión de un niño rubio, sujetando una espada de madera con sus pequeñas manos, entrecerrando los ojos mientras el maestro le señalaba un punto del delgado tronco frente a él, fue un golpe que no supe esquivar. Porque... ese niño, que tan ansioso había estado por aprender, sonrió al dar en el blanco al primer intento... era Lexuss. El hermano de Amace.

¡Lo hishe! —Había gritado contento, remarcando el hecho de que tenía un pequeño problema de habla.

Macy saltó contenta, envolviéndole en un abrazo que él devolvió por unos segundos, hasta que se aparto con una mueca. Lexuss había estado diciendo que ya era demasiado grande como para que Macy le tratara cual bebe.

Y entonces, el tangible recuerdo de un pequeño y taciturno niño rubio, escuchando las instrucciones del maestro Frün mientras sostenía una espada de madera, me golpeo. Tanto como si hubiera estado cubriendo mis ojos con una venda, lo vi terriblemente claro...

Maldición...

—¡¿Me estas escuchando?! —Su gruñido me sobresalto.

No obstante, su molestia no logró que el revuelo de emociones y pensamientos de ese día me permitiera soltar una sola palabra.

—¡Maldición, Clim! ¡No has escuchado una sola palabra! ¡Volveré cuando tu cabeza toque tierra! —Me gruñó, para luego dar media vuelta y dirigirse a las puertas con pesados pasos.

Con gran esfuerzo, y pidiendo inútilmente a los Dioses haberme equivocado, abrí la boca y le llame;

—¡Lexuss! —Se detuvo, girando bruscamente.

—¡¿Qué?! ¡¿Tu cabeza ya...?! —Su gritó murió, en cuanto el muy tonto se dio cuenta de lo que acababa de confirmarme.

Boqueo por un largo minuto, seguro que queriendo negarlo, pero estaba ahí. Estuvo ante mis ojos durante años.

Lesson es Lexuss. Lesson es el hermano menor de Macy.




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