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Jimin.

De todas las veces que le había visto sonreír era la primera vez en la que emitía un sonido tan alegre al hacerlo, el rubio se había ruborizado un poco, pero no le dio mucha importancia, quizás pensó que era a causa de aquella pequeña brisa que entro abruptamente por la ventana a su lado. —¡Park!- Jin había llamado la atención de los dos. —¿Recuerdas a mi prima, Misoo? Ella me ha preguntado por ti, dice que quiere verte— nunca lo habría imaginado, ella era muy hermosa.

—Oh, ¿En serio?— Jin tenía una sonrisa mientras asentía a igual que él, observo de reojo a Jeon quién seguía revisando las notas. —Está bien, ahora lárgate y déjame comer— para ser sincero consigo mismo no se sentía tan emocionado como lo esperaba, recordaba cuando aún cursaba la preparatoria y emocionaba por recibir un saludo de una chica linda, ahora ya no le llamaba tanto la atención.

Había decidido ir directamente al Bibliocafé (una Biblioteca en la cual podías comprar una taza de café, chocolate, leche, cocoa, etc. mientras leías algún libro) un fino y muy delgado brazo se agitaba a su llamado. —Oh Hola, soy Jimin, Park Jimin, tu primo ha dicho que me esperarías— ella era realmente hermosa como un idol del internet.

—Hola, si necesito preguntarte algo— el rubio había tomado una silla frente a ella y apoyando sus codos sobre la mesa asintió dos veces.

—¿Tú sabes el número de Jungkook?— disgusto. No sabía por qué ni cuando y menos como, pero sus cejas solo tenían de distancia un pequeño espacio del ancho de una aguja, luego se habían arqueado, regresándolas a su antigua posición gruño negando. —Pensé que lo podrías tener, he visto que eres un buen amigo de él, estáis todo el tiempo juntos. Sabes es una lástima que no pueda oír, su historia es como mi libro favorito "El Sonido de tu Voz" el personaje principales el príncipe de WERAND no puede oír y es un asocial, pero la protagonista es tan hermosa y humilde que comienza a ayudarle y termina amándolo con el tiempo él también siente lo mismo, es toda una hermosa historia de amor. ¿No lo crees?— ¿Es esta chica acaso estúpida? ¿Cómo se atrevía a burlarse de esa forma? ¿Cómo podía comparar a la realidad con la fantasía?

-No, ¡no puedes compararlo con tu estúpido libro, no debes decir que sientes lástima cuando te vas a burlar así de lo que está viviendo, ¿Acaso eres estúpida?!- se había puesto de pie y había estrellado sus palmas contra la mesa. —Para ti podrá ser fantasía, pero para él es la ¡Estúpida realidad!— no quería llegar al extremo de gritar unas cuantas personas les observaban con sorpresa. —Lo lamento, pero... debo irme— debía marcharse o haría algo de lo que se arrepentiría.

¿Por qué debía sensibilizarse por algo que no le incumbía ni le afectaba? No era su problema... pero sin duda no podía evitarlo, no podía evitar enojarse cuando oía hablar a alguien de mala manera respecto a él, no podía evitar sentirse aliviado o feliz al verle sonreír, no podía evitar dejarle cargar con todo.