Otra vez me volvió a pasar...
Recuerdo que era una mañana fría donde el sol apenas se asomaba entre las nubes. Decidí ir al parque para sentarme y dejar que los pocos rayos del sol que se lograban escapar entre las nubes me calentaran y expulsaran el frío de mi cuerpo.
En ese momento, allí sentado, reflexioné sobre mi vida y cómo había tenido tantos sentimientos e historias fugaces. Mi vida era solo una ilusión; nunca había conocido el verdadero amor.
Conocí a alguien y sentí una atracción sentimental por ella, pero por miedo a las experiencias pasadas no quería decirle nada. Más alguien me animó, diciendo:
—Si no hablas hoy, después puede ser demasiado tarde...
Escuché la voz de la experiencia y avancé sin temor, sin miedo; por primera vez estaba seguro de mí mismo. Con la certeza de que la respuesta sería positiva, y así lo fue... ¿o era lo que yo pensaba?
Al transcurrir los días, me di cuenta de que la respuesta había sido tergiversada por mí mismo. Vi esperanza en donde ni siquiera había una oportunidad.
Ella fue clara, pero la falsa seguridad me hizo escuchar lo que quería oír y no me dio lugar a pensar...
Al pasar de los días, me di cuenta de que ella estaba interesada en otro...
Me volvió a pasar otra vez...
Me enamoré de quien no me miró, me enamoré de quien no me escuchó, me enamoré por error, me enamoré sin saber que me enamoré de alguien que se enamoró de alguien más...
Fugaz como la estrella, real como la certeza de que en un segundo puede haber belleza...