Hoy lo vi corriendo por el campo y entendí lo que era la felicidad. No hablo ya de sentimientos fugaces que se desvanecen con el tiempo, sino de la verdadera felicidad, esa que nada puede apagar.
Conocí a Dios y, gracias a Él, encontré a esa persona que tenía preparada para mí. Con ella formé una familia con base cristiana, y cuando nació mi hijo, desde pequeño le enseñé los valores cristianos.
Instruirlo en los caminos de Dios desde pequeño es lo mejor que me ha pasado. Junto a mi esposa he encontrado el estilo de una vida feliz en un mundo lleno de caos.
Como casi todos los meses, un sábado a la semana nos vamos de picnic. Mientras organizamos la manta sobre la hierba, lo vemos correr feliz detrás de las mariposas.
Encontré el amor cuando conocí a Dios.
Encontré el amor cuando conocí a mi esposa.
Encontré el amor cuando nació mi hijo.
Todo lo bueno, todo lo hermoso viene de Dios.
Ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí.
Ya no tengo nada que ver con sentimientos vanos y pasajeros porque tengo en mi interior la fuente inagotable de vida eterna.
Te invito a conocerle. Con Dios, todo es posible...