Fugaz

Lo que pudo ser y no fue. Se quedó en el olvido.
Todo lo que soñamos tener nunca sucedió.
En realidad, todo lo que soñé tener contigo y nunca pasó.
Pues sí, era un enamorado más, ilusionado e imaginando una vida al lado de alguien que ni siquiera me conocía.

Mi historia es algo singular; todo sucedió en un día, en apenas un lapso de tiempo. Imaginé una vida en un segundo, soñé con sus ojos sin verlos.

Para que me entiendan, les contaré al respecto. Salí temprano en la mañana, como de costumbre, para mi caminata matutina. Di la vuelta a la manzana tres veces, como siempre.

Volví luego a casa, me estiré un poco antes de bañarme. Me vestí de traje y corbata para una entrevista de trabajo que tenía en una gran empresa.

Cuando iba a unos 100 metros de mi casa, recordé que había olvidado algo. Era la primera vez que me retrasaba y no entendía cómo estaba pasando esto porque siempre era muy estricto con mis horarios.

Regresé a casa corriendo, abrí la puerta, entré y sobre mi sofá estaba lo que había dejado. Cerré de nuevo rápidamente e intenté recuperar el tiempo perdido corriendo nuevamente.

Al cabo de 4 minutos corriendo, llegué a la parada de autobús y resultó que no había corrido lo suficientemente rápido; había perdido mi autobús por unos 30 segundos y era la única forma de llegar a la entrevista a tiempo.

Intenté varias formas de llegar, pero ninguna resultó. A las ocho y un minuto de la mañana me llamaron de la empresa:

—No contratamos a los que se retrasan.

Era la oportunidad de mi vida y por un simple descuido la había perdido.

Me sentía muy mal anímicamente. Decidí seguir los consejos de mi psicóloga y buscar lugares donde pudiera apreciar la felicidad para que así se subieran mis ánimos en caso de otra crisis de falta de ánimo.

Fui a un parque donde muchos niños jugaban y corrían detrás de pelotas y perros. Sonreí varias veces y hasta casi llegué a olvidar lo que había sucedido. Sin embargo, esas bellas postales de felicidad no me harían olvidar.

Cuando estuve a punto de darme por vencido y considerarme triste, alguien me tocó el corazón sin mirarme.

Una mujer que cuidaba a los niños. De mi altura exactamente. Cabello negro bien largo, ojos café, un dulce aroma a rosas venía de su ser; la melodía de su voz inspiraba confianza y esperanza.

Un niño cayó y su rodilla se lastimó. Ella corrió y lo ayudó, lo sanó y un beso en su rodilla le dio. Mi corazón, al ver esto, se emocionó y hasta siento que exclamó:

—Ella es la mujer que quiero yo...

Imaginé su nombre, su edad, su sueño...
La imaginé bailando conmigo en una terraza mientras el sol se ponía. Imaginé un amor de novela y un final feliz.

La imaginé a ella y a mí...

Dejé de imaginar cuando del suelo un hombre la ayudó a levantarse y, para terminar, un beso le comenzó a dar...

Entonces dejé de mirar y el sueño tuvo que acabar...

"Nuestra historia fue como una estrella fugaz, la cual es hermosa y digna de admirar solo por unos segundos..."