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CAPITULO 26

Elena.

—Señores, acompáñenme. Continuaremos la reunión en otro lado. Mi futuro yerno y mi hija tienen mucho de lo cual hablar.

Ni siquiera me inmuté ante la voz de mi padre, tenía las mejillas coloradas seguramente por mi arrebato y solo quería meterme bajo la mesa a medida que los veía salir de la habitación, con sonrisas rápidas en dirección a Edward y a mí.

—Mente abierta, Elena. Escucha lo que tiene por decir —dijo rápidamente papá, dando un beso en mi cabeza al salir.

—Elena...

—¿Cómo está él? —pregunté con la preocupación en la garganta. Miles estaba viejo ya, un infarto a su edad era esperado, pero no deseado—. ¿Qué le dijeron los médicos?

—Está bien, planeaba traerlo, pero él se negó.

Asentí, sin saber que más decir. Odiaba al hombre por hacer sufrir a Emma, pero Edward lo apreciaba a su manera a pesar de molestarse con él, sabía que era lo único que tenía porque Elijah no quería saber nada de su padre y Emma solo mantenía escasas noticias sobre el hombre debido a Ed.

—Elena...

—¿Por qué no me dijiste? Pude haber ido contigo. Soy médico, Edward, pude estar ahí para lo que necesitaran.

—¿Crees que no lo sé? —Suspiró, frustrado—. Cuando llamaron del hospital, intenté llamarte, pero tú teléfono saltaba al buzón, tuve que salir porque me preocupaba mi padre. —Eso lo comprendía. No hablé, lo dejé seguir—. Los primeros días, tuve que quedarme con él en el hospital, perdí mi celular en el aeropuerto y dejé mis cosas en su departamento así que no pude comunicarme con nadie mas que con Elijah del computador de la doctora de papá.

—¿La doctora?

—La mujer de las fotos, Elena. —Me tensé, pero el alivio me inundó—. Él no quiso recuperarse en el hospital y ella tuvo que ir casi todos los días a comprobarlo luego de la intervención que le hicieron.

—¿Por qué no llamaste entonces?

—Porque no tenía manera de hacerlo, Elena. Papá se alteraba cada que me veía levantando el teléfono creyendo que llamaría a Emma o a Elijah, tuvo una recaída que nos llevó al hospital hace una semana y por eso las fotos, el hospital lo alteraba, la casa también, lloraba porque decía que si llamaba a Elijah no vendría, que Emma no se lo merecía y...

Se llevó las manos a la cabeza.

—Sé que tal vez no es justificante para ti, que te merecías mas que me marchara, pero Elena, no sabía que hacer. Tuve que desconectar el teléfono para que él pudiera dormir, pedir servicios a domicilio a través del intercomunicador con recepción porque estaba paranoico con la idea de que llamara a mis hermanos. —Sacudió la cabeza y me sentí mal por reaccionar así—. Lo lamento, Elena, pero no podía hacer nada. Si papá recaía, podría morir y puede que Elijah lo odie, que Emma no lo vea como un padre, pero yo soy lo único que tiene.

De verdad lucía cansado.

—Si salía en la noche, corría el riesgo de que se despertara y al no verme, se alterara. Se despertaba cada dos horas solo para comprobar que estaba en la casa, le exigía a la doctora que no lo sedara y...

—¿Quién se quedó con él?

—Contraté una enfermera una vez su médico le dijo que si debía ceder. No puedo decirles a mis hermanos por lo menos hasta que él este mejor. —Se encogió de hombros—. Tiene una cirugía programada en una semana semana, entonces volveré y tal vez me quede unas semanas.

Me miró, asustado.

—No sé que decirte, de verdad lo siento. Siento haberte preocupado, no haber llamado, siento todo, pero es mi padre, Elena.

—¿Ya tienes celular? —Frunció el ceño—. ¿Lo tienes?

—No, planeaba decirle a Marie que...

—La llamas del mío.

—Sé que pediste vacaciones hace poco, pero realmente me gustaría que vinieras conmigo —prácticamente suplicó—. Tal vez estés molesta, tienes razones para estarlo, pero espero de verdad que me comprendas.

Lo hacía.

Todo el tiempo que pasé luchando de la mano con mi madre pasó por mi cabeza justo ahora. Recordaba que no le respondía las llamadas a Emma, que apenas si recordaba que tenía un teléfono conmigo para llamar al hospital cuando ella se ponía mal. Entendía a Edward y conocía a Miles, seguramente la culpa no lo dejaba vivir y Ed quería estar ahí para su padre aun si no lo merecía.

—¿Cuándo llegaste?

—Hace poco. Tal vez una hora. Jacob se enteró anoche porque habló con la novia de papá, ella me comunicó que él necesitaba hablar conmigo y que me esperaba hoy aquí, a esta hora, que tú estarías. Ya planeaba mi viaje, entonces solo vine directamente. Necesitaba verte.

—Lamento lo que le pasó a Miles.

—Elena, dime algo. —Torció la boca—. Grítame si estás molesta, o lo que sea, pero hazlo.

—¿Qué tan cansado estás? —pregunté, sintiendo las lagrimas agolparse en mis ojos. Él lucía realmente preocupado por nosotros y no debía estarlo.

Tenía una razón justa para no llamar y yo lo entendía porque sabía lo que era tener una madre terca y enferma. Él jamás haría nada que pusiera en peligro a su padre, ese era Ed.

—No he dormido bien en tres semanas, no he pegado el ojo en dos días y... —Carraspeo—. Creo que me enfermaré en cualquier momento por el cambio de clima. Tuve que hacer escala antes de llegar y...

—Vamos a casa —pedí—. Cuando te despiertes, hablamos.

—Elena, no me hagas...

—No te estoy haciendo nada, cariño. —Ahuequé su rostro entre mis manos—. Es tú papá, y conozco al hombre, sé perfectamente que seguro querías llamar, pero no pudiste. Me alteré, no te lo voy a negar, pero sé lo que es pensar que en cualquier momento vas a despertar y ya no estará respirando.

Las lagrimas empañaron mis ojos, cayendo al recordar a mamá. Era como si estuviera viviendo todo otra vez de tan solo imaginar a Edward en esa situación. La garganta me duele y lo dejo sostenerme.

—¿Es grave?

—Puede morir en la cirugía. —Respiró con dificultad—. No sé si decirle a Emma y a Elijah. Sé que Emma me odiará si algo pasa en ese quirófano, pero sé que debo respetar los deseos de papá.




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