Elena
Cinco meses después.
—¿Por qué estás tan nervioso, cariño?
Avancé hasta llegar a mi esposo caminando de un lado a otro, su perfecto traje luciendo en él igual de perfecto. Me miró enojado cuando me acerqué. No pude aguantar la risa y simplemente la solté ganándome una mirada de odio en mi dirección.
—Oh vamos, no es para tanto.
Lo apreté con fuerza abrazándolo tratando de que mi maquillaje no tocara su ropa. No me perdonaría tener que cambiarse de nuevo.
— Estoy ansioso. Este hombre es tan jodido como mi padre y ya te vas haciendo una idea. —puse mi mano en su pecho, mi anillo de compromiso reluciendo al igual que lo hacía mi anillo de bodas. Su mano se posó sobre la mía dándome una excelente y muy apreciativa vista de su anillo junto a los míos. Edward Brown era mi jodido esposo. Qué bien sonaba eso. Dos meses y aún no me había hecho a la idea.
Nuestra boda express alarmó a todos, tanto que Jeremiah y mi padre me obligaron a hacerme una prueba de embarazo en su oficina para corroborar que no les estaba ocultando un bebé. Sus miradas decaidas cuando solo apareció una línea en la prueba solo me hizo reír. Edward no quiso esperar más que un par de meses para que nos casaramos y yo estuve de acuerdo con ello, pero los niños tardarían un poco más en venir. Ambos éramos conscientes de que teníamos trabajos que requerían nuestro tiempo completo por ahora y que los bebés vendrían en uno o dos años. Mi padre no estuvo feliz con eso, el abuelo interno en su cuerpo sacando a relucir de que su pierna debía cargar un nieto pronto, y teniendo en cuenta que apenas estaba intentando solucionar las cosas con mi hermano, tardaría un poco en qué ese nieto fuese Aiden.
—¿Quieres algo? —Sacudió la cabeza viéndome alejar, sus ojos se pasearon por mi cuerpo brillando con interés—. Edward.
— No he dicho nada. —habló con inocencia. Volvió su atención a su teléfono. —¿Dónde demonios está Elijah?
— ¿Necesitas que vaya a su habitación? —asintió caminando hacia mí. Sus labios rozaron los míos con suavidad.
—Te amo, los espero abajo. Intentaré arreglar un par de cosas con tu padre antes de la reunión.
Puse un beso en sus labios y me alejé. Mis pies caminaron a la cama de nuestra habitación y tomando mi bolso, me dirigí a la salida.
Corrí al elevador sabiendo que Edward no aguantaría la espera y vendría por su hermano si no llegaba rápido. Elijah debia aprender el significado de la palabra puntualidad, mucho más si Edward estaba en la ecuación. Su hermano le sacaría canas antes de que lo hicieran sus hijos.
Presioné el botón del piso de abajo dando gracias porque estaba cerca. Suspiré aliviada al abrirse de nuevo las puertas, mis pies caminando hasta el fondo del pasillo a la puerta blanca.
Un par de gemidos llamaron mi atención alarmada una vez llegué a la puerta entreabierta. Miré a todos lados como si alguien más estuviese conmigo nerviosa.
¿Qué demonios estaba haciendo este idiota? Carajo. Tenía una reunión importante en menos de diez minutos.
Entré abriendo la puerta con suavidad, mi boca abriéndose sorprendida ante la escena que tenía delante de mí. Vanessa estaba en la pared con su vestido rojo alrededor de su cintura mientras Elijah yacía arrodillado frente a ella dándose gusto entre sus piernas. Me giré sin poder contener el chillido que salió de mi garganta por lo que acababa de ver. El grito de Vanessa igualó el mío mientras llevaba mi mano a mí boca. Tardaría mucho en eliminar esa imagen de mi cabeza. Eso de la curiosidad mató al gato era cierto.
Elijah rió al escucharnos. Sin vergüenza. Pobre Vanessa.
Mi lamento quedó en pausa cuando la escuché reir junto a él.
— ¿Es seguro que me dé la vuelta? —pronuncié sin ocultar mi sorpresa.
— Estamos presentables, Elena. —masculló gracioso.
Me giré lentamente. El cabello de Vanessa caía más abajo de sus hombros suelto, no había rastro de sus lentes y se parecía más a su hermana ahora que en cualquier otro momento. De no ser por la mirada inocente en sus ojos las habría confundido.
— Lamento que hayas visto...esto —habló nerviosa.
— Es lo que sucede cuando entras a un lugar sin tocar. —bufó Elijah caminando a la cama y colocándose su saco sobre su camisa. Se giró dándonos un buen vistazo del bulto entre sus piernas. Demonios. ¿Estos dos estaban juntos?
— ¿Quiero saber? —dije señalandolos a ambos con mi dedo índice, la parte sensata en mi diciéndome que permaneciera en la ignorancia.
— No lo creo. —hablò Elijah con una sonrisa ganándose un suave manotazo de mi amiga en el brazo. El hombre se giró hacia ella y sonrió como tonto. ¿Este era Elijah Brown? Cuando hace meses me dijo que tenía sentimientos por Vanessa no me imaginé nada de esto, y teniendo en cuenta que no había dado reportes de algún avance, supuse que lo había dejado atrás.
Carajo. Necesitaría buen alcohol para pasar esto.
— ¿Querías algo, Elena? —asentí recordando a que había venido.
—Edward nos está esperando en el lobby —hablé caminando hacia ellos. Vanessa sonrió y caminó al baño perdiéndose en el lugar—. ¿Qué demonios estás haciendo, Elijah? —pregunté tal mamá osa—. Si le rompes el corazón a Vanessa te corto las pelotas.
Sonrió colocando su brazo alrededor de mis hombros.
— Te daría el cuchillo si lo hago. —me relajé bajo su agarre al escuchar la sinceridad en sus palabras.
— ¿Están juntos? —asintió.—¿Tengo que mantenerlo en secreto? —de nuevo asintió. Me giré molesta y nerviosa. Odiaba ocultarle cosas a Edward. —¿Cuando planeas decirle a Edward?
— No sé cómo lo va a tomar, dudo que confíe en mi con Vanessa, pero tendrá que aceptarlo. Después de todo es mi...—los tacones de Vanessa resonaron en el lugar dejando a Elijah a mitad de la oración. Me giré a verla. En los últimos meses había cambiado mucho, pero su sonrisa se había hecho mucho más grande. No nos habíamos visto mucho pero la conocía lo suficiente como para saber qué me sentía feliz con esta nueva faceta de ella, por lo visto el promiscuo a mí lado la hacia feliz.
#1115 en Novela romántica
#435 en Chick lit
amor odio celos y rechazo, drama celos amor verdadero, boda dolor embarazo salir adelante
Editado: 19.04.2024