Gaelania

Capítulo 14

Ha parado.

El goteo de la sangre por fin se ha paralizado.

El vestido está totalmente manchado de rojo. Pero al menos ya no escurre líquido por mi pecho. Celina está cabeceando, la pobre apenas a pegado un ojo después que se despertó y me vio en ese pésimo estado.

Omer nos aviso que Sabas fue atacado por el hijo de Bereneth. El fue el que lo apuñalo mientras dormía.

Veo por la cortina del carruaje. Aún no amanece.

Reviso la herida otra vez y se me hace inaudito como no se ha cerrado. Ya han pasado varias horas y aún está nítida. ¿Qué no se supone que las heridas de los gaelanos se curan de inmediato ? ¿O es que Sabas por ser peculiar no es así ?

Omer sale del otro carruaje y tanto sus manos como ropa están percudidas de sangre. Y carga varias hileras de trapos también ensuciadas.

Parece que tenía razón. Sabas es distinto aún gaelano normal o esconde algún secreto. ¿Porqué entonces Omer necesitaría curarlo?

Intento dormir pero el miedo me hace incapaz de cerrar los ojos. Escruto el exterior de la construcción viendo todos los guardias de Sabas en posición de ataque, sus espadas las sostiene deseibanadas. Tienen rodeado el castillo.

Exhalo.

Será un milagro si el hijo de Bereneth, vive, aún.

—Aisha —Me llama Celina. Cierro la cortina. —¿Ya se siente bien? ¿Le duele? —Sus ojos se abren de par en par —¿Voy por Omer?

Bloqueo la puerta.

—Me encuentro bien, Cel. No es indispensable. Mira...—Le enseño que la lesión ya se ha atascado.

—Me asustó, pensé que moriría. — confiesa aún con su rostro preocupado. Alza sus iris y me ve —Yo...Aisha, ¿porque se hirió así?

Pienso en lo que Omer me dijo. Pero Celina me ha brindado tanto apoyo sin pedir nada a cambio desde que llegue a la fortaleza, que me siento culpable si le oculto mi secreto.

—Sabas y yo tenemos el vínculo, Celina.

Los orificios de Celina se abren con confusión.

—¿Usted y él...pero como ? —Murmura—El Rey Sabas jamás ha hecho el vínculo con alguien, más bien el ha evitado eso. Porque sabe que es una debilidad que le puede traer muchos problemas.

—Bueno, yo...él bebió de mi sangre.

Ella arruga su entrecejo.

—¿Qué? —Celina se pone a mi lado, arreglando su pelo detrás de la oreja —Pero eso no es hacer el vínculo, Aisha. El vínculo se forma cuando dos gaelanos beben de su sangre y a parte de ello toman la bebida gaélica. —Explica viéndome

—¿Bebida gaélica? —Es la primera vez que escucho sobre ese término.

—Es la bebida que nos hace inmortales.

Claro, supongo que aún desconozco mucho de Gaelania.

—¿Pero entonces si aún no he hecho el vínculo, porque tanto a él como a mi se no hacen las mismas heridas? —Inquiero.

No puedo encontrar otra explicación, además que Sabas me aseguro que tenemos el vínculo. El...no creo que mienta ¿cierto?

—No lo sé —Enfatiza ella. —Solo sé que lo que sea que han formado no es el vínculo de un galeano común.

Celina ya no sigue preguntando. Así que lo que resta de horas para ver el amanecer, conversamos de su hermano Mauro y ella.

Celina y él se separaron desde muy pequeños, aproximadamente ellos solo tenían diez años de edad. Sus padres los abandonaron ya que no deseaban hijos. Y fue así como uno lo dejaron en el centro de Gaelania y a la otra en Babelania, donde Omer la encontró y la entregó a la Fortaleza secreta.

Casi es mi historia, solo que a mi no me abandonaron.

Ella creció y durante diez años estuvo presente en el reinado de Sabas. Hasta que él desapareció y que hasta el día de hoy no se sabe cuál fue su causa.

Es un total misterio.

Dejamos de hablar al oír ruidos que vienen del castillo. Aparto la cortina y miro el entorno. Sabas arrastra al hijo de Bereneth, este está amarrado de una cuerda en la cintura. El lucha por ponerse de pie, pero Sabas no se lo permite. Despacio, lo ata al paredón, lo cual hará imposible su huida.

Bereneth, con mucha dificultad llega hasta Sabas y sin importarle su parálisis, se tira al suelo. Pidiendo misericordia.

—¡No fue nuestra intención, alteza! —chilla—Disculpe nuestro error. Le juro que no volveremos a equivocarnos. Fue culpa del Rey Ezar. —Traga —Él dijo que debíamos herirlo y retenerlo, y si lográbamos nuestro objetivo nos daría un lugar en el reino. —Sabas permanece inexpresivo, solo observando. —¡Por favor, disculpe nuestro error, no lo volveremos a cometer! ¡Se lo juro!

—Lárgate —Sabas manda a un soldado que se lleven a Bereneth.

—¡Por favor! ¡Por favor se lo rue....

La puerta del castillo es cerrada y los gritos de Bereneth se pierden.

Todo esto es culpa de Ezar y ahora las consecuencias las recibirá este par.

Sabas sonríe de lado y lentamente levanta sus pulgares, instantáneamente de ellos brota fuego ardiente. Mirando a la multitud y sobre todo al hijo de Bereneth esparce llamas en el ambiente.

El chico gime, asustado.

Las murallas y paredones rápidamente se empiezan a quemar. El humo negro sube hasta arriba, empañando el cielo de un tono oscuro.

—No..no...¡su alteza!... por favor... no queme nuestro hogar — El jovencito titubea, jalando la cuerda con intención de soltarse.

Sabas hace que las llamas se enfurezcan y estas se alzan rabiosas, carbonizando todo a su paso. El fuego rojizo rápidamente calienta, haciendo que el exterior se sienta cálido.

Me tapo la nariz, sin desear respirar el olor a quemado.

El incendio se sigue propagando y la gran construcción poco a poco se va desmoronando por partes. Un guardia se sube al carruaje cuando el caballo resopla de forma entrecortada, tirando su cabeza hacia arriba y atrás, con miedo. Cada uno de los guardias se monta en su respectivo caballo, pero Sabas aún está riendo y admirando su función.

Ingenuamente pensé que Sabas solo le haría algo a el hijo de Bereneth, tal vez apuñalarlo o cortarle un brazo, fue lo más malo que me imaginé. Pero no paso por mi cabeza, que no le importaría aniquilar todo un castillo y aún con galeanos adentro.




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